REPERTORIO AMERICANO 141 puente del en la alzando la voz para dominar el ruido que gruesa voz de los hombres cantando.
había, el negro José dijo. Alisten el Cayó más la lluvia mezclando el atarangelito, que ya la caja está.
decer con la noche. El rancho se fué ESTA ES PANAMA En el rancho estas palabras fueron quedando vacío y las voces se perdieron suficientes para que todos los negros y con el golpetear del agua. El negro (Envío del autor)
negras detuvieran sus cantos y conver José regresó solo len su bote. Su traje saciones, y se dirigieran a una esquina, empapado de agua se pegaba a su cuerChiquita pero hermosa, joven pero fuerte adonde en una tabla estaba muerto uno y libre, nueva pero rozagante y llena de mipo y por la gruesa cara de duras facciode los hijos de José. El rostro negro y nes, resbalaban las gotas de agua dejantas al porvenir, esa es la tierruca mía. Se la ve dibujada en el mapa, diminuta y alargada tranquilo del muerto había bastado para do una estela brillante.
sobre el tramo de un itsmo, y se la señala en el diagnóstico de todo el vecindario. Cuando entró al rancho se quedó en las escuelas extranjeras como el Murió porque Dios necesita angelitos. la puerta mirando la esquina y mundo y como el sitio donde se levanta un ¡Como agora hay tantos hombres malos! esquina, la tabla. La luz del candil reflejó canal ingente, obra de manos creadoras y Entre dos hombres transportaron la su rostro que fué snavizándose, dulcifi amigas. Yo la señalo como el centro nervioso caja con el negrito muerto a un bote, cándose hasta la resignación.
pues tenían que pasar a la otra orilla, Diay José dijo la mujer, jetá llo la vida, como el amado suelo mío, como la hamaca blanca y dulce donde se meció mi adonde quedaba el cementerio. Las mu rando!
primera existencia y donde se alarga feliz la jeres lloraban, gesticulando entre gri. No mujé, la liavia ca caido to el otra época de mi vivir. Así es Panamá. Vitos, y cuando el bote Se alejó, río aden día.
bradora, despierta, pródiga valerosa. Seria tro y bajo la lluvia, en la orilla se escuFernando Figuls Quirós. ante los peligros, brava ante la amenaza de charon los lamentos de las mujeres y la Costa Rica. 1945 sus enemigos, acogedora al inmigrante infeliz y al turista ávido de novedades y de inquietudes. para todos tiene el colorido de sus DOS POEMAS DE PABLO ROJAS GUARDIA calles, el encanto de sus bosques, el ritmo de sus altas palmeras, la delicia inefable de sus (Sacados del libro Trópico lacerado. Caracas. 1945)
aguas saladas y tibias, la seguridad de sus moradas atractivas, lo pintoresco de sus pueENIGIA DE LA LUZ TROPICAL blos interioranos, que sirven para vivir, para reposar y para amar. Dichosa tierra que Dios No es la luz bailarina en piedra, noche, mueble, mina, bendijo, caro suelo istmeño, adorado rincón, de la mañana, y en el fondo del mar.
deja que ensalce tus grandezas, deja que te que juega a despertarme: No es la luz del hilo alabe cas; tanto como tú lo mereces. Tú eres ni es la puerta del cielo sola y única en mi mundo. Quiero admirar de la ventana. itan delgada!
siempre tu Avenida Central capitalina, tus que ilumina el ojo de la aguja; torres fuertes que erigieron los bravos espaNo es el ruiseñor frutal ni la de la llave, ñoles de tiempos idos, tus parques llenos de de la manzana; que enceguece el de la cerradura sol y de árboles viejos, tus chicas endominni la luz dominical e ilumina la puerta.
gadas, tus montunos galanos, tus paseos, tus de los duraznos, cielos, tus ríos frescos y profundos. así con esa piel de amada en vacaciones.
No es la luz emoción evoco a Miró, que te supo cantar como yo de su mirada, no lo puedo hacer. recuerdo a tus fundaNo es la luz campesina donde un pájaro canta dores, que se han ido ya casi todos, y tus. de campesina alcobapara mi corazón; relatos históricos, donde palpitan al unísono que brilla, ruborosa, ni la abrasada luz magia de sus manos el patriotismo y el arrojo. Crece, crece, Panaen el pezón del mango; que en la obscuridad má, siempre airosa como una niña mimada ni, tampoco, la extranjera, decora el lecho donde caeremos.
de tu interior, y vístete de pollera con temfría seda de la pera.
bleques y collares en los días de fiesta. Es la luz agonia déjame ver siempre tus valles y tus montaNo es la adolescente de la fresa en donde muero y renazco, ñas y celebrar tus glorias y tus ambiciones.
que se entrega encendida, cada dia.
En ti quiero vivir y en ti anhelo morir. y a escondida; ansío, cuando ya la vida se haya esfumado n; la luz hospital de la guanábanu. la que bate los flancos en mi pobre ser, que mis restos duerman por siempre en suelo panameño, en esa tierra pleNo es luz anhelo de la palma iy no aprisiono!
tórica de gratos efluvios y de vivas promesas; en cuya cima en esa Patria de brisas y de sol, que amo por otra raiz de luz inicia el vuelo; ni es la luz mariposa SOLO EL VIENTO TE BESO LA ROSA lo chica y por lo mía y porque lleva atado a sí, de un modo perfecto e inalienable, un del bucare acacia cundeamor, jirón inmenso de mi alma.
donde juega a sangre de paloma Con los dedos apenas comenzando el rubi de la flor.
el redescubrimiento de tu cuerpo; Eduardo Maduro.
con las rotas palabras secas alas aleteando sobre tus senos y la tarde; Panamá, octubre de 1942 luz paloma de la espuma, con ardores tan sólo, con temores, que se tiende en la playa me acercaba hasta la rosa como una sábana; que yo soñaba en ti, mi amada.
ni es la ola, no, de la paloma, que hace una isla nieve de la loma, Tú estabas bajo el árbol del crepúsculo y espuma del palomar.
deshojando los fuegos de la tarde En San Juan de Puerto Rico y los contactos míos deshojando: consigue Ud. la suscripción a No es la luz de la nieve, apartabas colores, y suspiros, que madura, olvidada del mar, y mis premuras, este semanario con: despoja a los valles de sus rios; con los ojos ya turbios, como llaves ni la del rio, VICENTE Co.
que te abriesen las puertas de la dicha.
que no puede llevarse las estrellas. Box 241 Una escarcha de amor vistió tus poros.
No es la luz el fuego sangre que incendió mi cara reposo y prisaEn Caracas, la consigue con: en fauno afán de brisa crepitaba del agua estancada, en la tarde de estampa virgiliana.
Doña CELIA DE MADURO que es un viento que detuvo el vuelo. Qué túnel de catecismos y dolores m; la de espantapájaros de la rama abatida; abrió de pronto en ti su negro velo Apartado 481.
ni la que vive, dormida, que sólo el viento te besó la rosa?
del poema, No es Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica