216 REPBRTORIO AMERICANO P. BRIXENCH a Ca non siempre es bueno hablar ni bien ni mal de los amigos.
Solo en el presente, ayer, mañana.
Arturo Torres Rioseco Alfonso el Sabio. En el Rep. Amer. Qué tal, Carlos? Yo soy Arturo.
Así me saludó Torres Rioseco, el día en que uvas y trigo candeal. Sus prados, cruzados por primera vez nos encontramos cara a cara, por invisibles senderos y caminos polvorienaquí en esta ciudad de Seattle, tan lejana, brutos, huelen a toronjil, a yerbabuena y alba mosa y escondida.
haca. Aquí y acullá vense en ellos pequeños yo me pregunté. Es éste el crítico de bosques donde crecen el sauce llorón, el guin. Precursores del modernismo, el panegirista de dal de follaje sombrío y perfumado, el euca Walt Whitman, el poeta de En el encantamienlipto agarero, el vigilante espino, y el álamo.
to? No lo parecía. Hallábame en presencia de que habla de soledad y anida en su copa dul un hombre de unos treinta años, de regular res querellas y sobrios murmullos melancoelatura, recio y jovial, de ancha cara Coronada licos. Este valle se extiende de sur a norte, ende cabellos negros, lacios, peinados con esmero tre los Andes y el mar.
y hacia atrás, abierta sonrisa y de ojillos Por el occidente y a lo largo de costas tran oscuros, vivarachos, que chispeaban detrás de quilas y escarpadas, el mar es como la imaSos sus anteofos, impresionantes en verdad y gen perfecta de lo efímero: inmeno, hondo y algo quevedescns ererno, es manso a veces y a menudo colérico Nos dimos un apretón de manos, fuerte y y quejumbroso y sus olas que vienen de lecordial, y entramos en materia, Libros, viajos con movimientos de hembra que se desies, versos, mujeres, aventuras. No, no, nuda entre sábanas de seda se rompen al acer.
no! Estos temas de por si nítidos, avasalla carse a las rocas, y se mueren echando al aire dores e inusitados carecían entonces de alisus cabelleras destrenzadas.
ciente para nosotros, pues el año 28 Arturo y Al oriente se eleva la sagrada Cordillera de yo estábamos en trance de doctorado. Serios, lo: Andes, con sus moles enorme y brutas Dincentrados, puntuales, eficientes e indefenque se retuercen entre riscos y precipicios, y en sos. vivíamos en busca de datos, Cotejando mesetas y vertientes por donde rueda el llan nombres y fechas y ordenando, cualitativa y to de las neveras. Del Aconcagua, enhiesto y cuantitativamente, todo un tesoro de sólidos avasallador, la cordillera desciende poco a poconocimientos adquiridos en largos años y c) hacia el sur, y como aumentan las lluvias, pocas noches, gracias Dios de estudios se va cubriendo de bosques de robles y raulies, impersonales, metódicos, y orgánicamente maArturo Torres Rioseco de cipreses y helechos gigantescos, de hayas, jestuosos y prometedores. 1939)
alerces y canelos, y de copihues y araucarias Tenemos que doctorarnos, y después had: hojas dura, y puntiagudas.
remos algo digno de nosotros sentenciaba mo irónico Es una poesía de ideas y de pa El paisaje andino de Talca lo presiden tres Arturo con cierta arrogancia araucana, y yo sión, con timbre personal.
volcanes. Es variado y sorprendente. Domina comentaba con colombianísima mansedum No nos extrañemos de ello. Tores Rioseco y estimula al hombre, y lo convida siempre bre. Sí, hombre, hay que salir del atolla nació en la villa chilena de Talca, donde pa al ensueño que se torna ora sumiso, ora rebeldaro, que después se hará lo que convenga, só la niñez y la temprana juventud, y donde, de, ascensional. mediodía la Cordillera tiene como la misma desventura nos tenía co de tanto mirar el cielo se le volvieron cla contornos puros, firmas, cercanos y agresivos, gidos en sus saves e invisibles redes de ace ras las pupilas y de tanto gozar sus gitanas y sus neveras adquieren un color blanco ver To, Torres Rioseco y yo nos echamos a an fealdades. se hizo poeta naturalista. según doso, pálido y sutil Cuando Cae la tarde, se dar, sosegadamente y a saltitos, por los gra su propia confesión. los diez y ocho años, encienden en vivos celajes de oro, rosa y amatos senderos de una buena amistad que dura Arturo salió de Talca y se fué a estudiar en ranto, que luego se destiñen lentamente. De todavía y que no deja de regalarnos, de cuan Santiago. Después viajó por Francia, España noche la cordillera se viste de gris y de plado en cuando, algunas rosas sin espinas. Los e Italia, por México y algunos países de Cen t, y envuelve al valle en su suave resplandor, años han pasado, y ahora y con mucho gus. tro y Sud América, y por los Estados Unidos, acariciándolo, a cambio de las nieblas nacato, voy a bablar un poco de Arturo, es decir, país donde reside y enseña, sin poderse sacar adas, iridiscentes, que éste le ofrenda ca de un crítico desprevenido y penetrante que del alma la espina de sus recuerdos talque riñoso.
es también poeta, y que va por las rutas del ños, que ama con ternura concentrada y Casi siempre sueña el Ande, en su silencio ensueño, solo en el presente, ayer, maña esquiva.
de cumbres, que es frío y transparente. Mas na. sin curarse ni pizca de las opiniones Como la poesía de Torres Rioseco, tam. no así cuando lo azota el puelche con sus láaj nas, duro y sonriente, tenaz, sincero y dadi bién la tierra talqueña tiene un timbrè per tigos cortantes, pues entonces es sublime y oso. que me perdonen por hablar de un Sonal.
clamorosa su cólera salvaje. Es el viento del compañero quienes recuerden lo que decía, Talca es una villa antigua. llena de me. sur: viene y azota al Taciturno, y después se en tono legislativo, el Sabio enamorado de nudas pasiones y miserias, situada en una echa a cabalgar por el valle de Talca y sus la Virgen y sus angelitos.
comarca interesante por la variedad de reali plazas y Callejas y huertos y jardines, canI dades que la forman y caracterizan. Es una cando siempre su canción, variada y desigual II villa colonial, de casonas destartaladas y ca como ninguna: furiosa en los riscos, susu.
llejas angostas, de huertos y jardines cultiva rrante en las copas de los álamos, desnuda en voy diciendo hacia dentro; dos a pleno sol que ni en invierno se marchi tre las gasas de la niebla, medrosa y ululante Voz de Talca, tú me guías. tan, aunque entonces parecen esponjarse en en las callejas, acariciadora en las ondas del suspiros de alivio y de esperanza. Es una villa Río Claro. Es la voz del sur, que canta, soledosa, que arrulla el Río Claro. Des baladas transidas de indiana pesadumbre, y El paisaje es en mi alma ciende éste hecho encajes del Ande altanero y que tiembla de cólera y rencor, y que en las Como pera de agua.
taciturno, y deslízase luego, azul y manso, casonas talqueñas se carga de lamentos y sar por el valle talqueño, para ir a morir pronto casmos, como en los bosques andinos se car en el mar, no sin llevarle su tributo de aro. ga de pavor, y de aromas y de embrujos.
Dice Federic, de Onís que Torres Rioseco mas y de flores. Claro río, en cuyas ondas ha Talca, villa soledosa y hospitalaria, de no ha perdido su carácter nativo, que ha de cen sonar sus élitros de plata los inquietos ma gentes hispanas mezcladas con los fieros arau.
purado e intensificado hasta lograr amplitud y tapiojos y zumban los moscardones, y en canos primitivos. Tierra de huasos recios, ge universalidad hispánicas y que su poesía es mo cuyas riberas cubiertas de margaritas y viole nerosos, sencillos y huraños. Tierra escondiderna y conservadora: hay en ella una con tas se aman pecaminosas las sencillas parejas da. bajo el cielo azul donde brillan juntas las tradicción interna. Oscila entre la sencillez y campesinas y las aldeanas.
Tres Cheças y las Tres Marías, y las Siete el retorcimiento, el clasicismo y el romanti Rodea a Talca un vallecito fértil y risue Cabrillas le hacen guiños a la Cruz del Sur, cismo, la exaltación vital y un crudo pesimis io donde pastar los ganados y se cosechan Tierra de Zorzales y jilgüeros. Tierra donde. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica