106 REPERTORIO AMERICANO vez 28 son como ce.
un emdidez de los corderos pascuales, recibía Como aquellas santas princesas de los feos los zapatones de mi padre! Qué de su palabra el agua lustral de la hu florilegios místicos, Mere Benoni, pasa torcidas y rotas mis zapatillas!
mana sabiduría.
por la vida y a lo largo de todos los senDe sus labios empalidecidos por la abs¿Cómo podríamos pisar alguna deros iluminando los corazones tinencia y la oración día con día fluía con la el linoleun verde de aquella magnífica encantada lamparilla de su sabiduría, y escala de la Norina. el consejo acertado, el ejemplo persua lo mismo deja una gota del óleo de su sivo, el acicate de la clara comprensión, enseñanza en el alma de la que nació Mi madre nos esperaba impaciente era de ve en nuestros tiernos con fortuna como en las de aquellas que cerebros se para empezar la gran tarea de hacer dosplasmaban las luces de su golpeó la malandanza.
doctrina, con la simplísima certeza con cientos tamales de encargo. Los viernes Al evocarla con fervor en sus Bodas y los sábados apuraba el trabajo. Naque llega al alma el calorcillo perdura de Oro y memorar las encantadas horas die tenía derecho a perder ni un minuble de un afecto.
de clase, en que de su verbo manaba to de tiempo. Para todos había mucho Bodas de Oro de Mere Benoni, cin el hilo claro de su fuerza convincente, o oficio que hacer; puesto que todos cocuenta años que hoy festeja el Colegio surgía la artística labor de sus manos míamos, todos debíamos doblarnos sode Sión, cincuenta años consagrados al egregias, no puedo menos de sentir una bre el trabajo, si queríamos tener segubien y al magisterio, entre vicisitudes y suave nostalgia de ausencia, como cuan ros el arroz, los frijoles y el agua dulestrecheces, cincuenta pie do perdemos el bien que más amamos dras blancas tendidas en el camino de en la vida. los más guilas, les to aba limpiar la República, por donde han pasado muLuis de Gonzaga, flor de pureza, en las hojas de plátano y partir las amachas generaciones de mujeres costarri carna un símbolo en su vida. Teresa de rras, que desde la noche anterior se de.
censes, educadas en la virtud y en los Jesús, estrella de sapiencia, es jaban en agua para que amanecieran más sanos principios de moral. No acu blema en su misión. Mere Benoni, ab suaves. los mayorcitos les tocaba pede a mi memoria frágil la palabra estric. negada hermana en la gracia perfecta lar grandes cargas de papas cocinadas.
ta, el justo vocablo, el adecuado tér del espíritu, os debo lo mejor en mi vi la gente grande, picar la carne de mino de homenaje que pueda precisar da!
chancho, lavar el maíz caliente en granesta labor ennoblecedora de medio des canastos y guisar el arroz bien cosiglo, consagrada a sembrar en los coCarlota Brenes de Rizo lorado de achiote.
razones femeninos el grano del buen coNo había en ese tiempo molinos enocimiento.
Costa Rica, 1945.
léctricos para moler el maíz. Pero los brazos fuertes de mi prima Carmen, giMemorias de una muchacha proletaria raban y giraban tres y cuatro horas quebrando el maíz en una máquina roja NO QUIERO QUE MI HIJA SEA OTRA MULA DE CARGA marca Moctezuma, montada en una burra del corredor. La masa salía blanca (Envío de Son páginas de un libro que se está escribiendo)
y caliente, con pedacitos rojos de chile Una mañana salimos del mercado mi pueda. Oigan mi consejo. Algún día picante y piedritas menudas de chichapadre y yo cargados de sacos y de ca me lo agradecerán.
rrón molido.
nastos llenos de papas, maíz, carne de Bueno, niña Cristina. Muchas gra La frente, las mejillas y los brazos de chancho y rollos de hojas de plátano, cias. Adiós.
mi prima Carmen, quedaban bañados para que mis tías y mi madre hicieran Alzamos de nuevo la carga y apuraen sudor; cuando se detenía a descancientos de tamales que les habían encar mos el paso.
sar le temblaban solos los músculos de gado en varias cafeterías y pulperías de Oíste lo que dijo la Niña Cristina? los brazos y las piernas, golpeados por la ciudad.
Te gustaría entrar a la Normal?
el brutal ejercicio.
Bajábamos, la cuesta pedregosa del Ay, no! Qué vergüenza! la po Un terrón de dulce y unos granitos mercado, buscando el barrio del hospi bre mamá. cómo la vamos a dejar sola, de maíz, a la boca, para apagar la sed, tal. Caminábamos a prisa, baj un sol con toda la obligación. de dónde y adelante con la tarea. No se podía tan picante, que la carga sobre nuestras cogemos dinero para pagar la matrícu perder tiempo, ni descansar un minuto, espaldas, parecía echar llamas.
la?
cuando ya mis dos tías y mi madre, es Adiós, Olga! Qué se ha hecho que Qué es ese cuento de vergüenzas? taban listas, rodeadas de ollas y no la he vuelto a ver?
Acaso no sos igual que los demás? Te zuelas repletas de carne y arroz para Busqué entre aquel barullo del mer nés que entrar! Ya veremos, de algún dar principio a la gran tamaleada.
cado, la voz cariñosa que me saludaba. modo salimos de enredos.
Ese fué el ambiente y el trajín de Era mi maestra del año pasado, la ni Seguimos caminando en silencio, ja nuestra casa durante muchos años de ña Cristina.
deando bajo aquel sol ingrato. Yo infancia y de juventud. Mi madre era Salude, a maestra Vayal, guía las hüellas que sobre el barro iban la empresaria que repartía el trabajo y contéstele, dijo mi padre empujándome dejando aquellos zapatones viejos y feos hacía cumplir todas las órdenes mientras hacia ella, de mi padre, revolvía en una gran palangana todos Buenos días, niña Cristina Co Idiay muchacha. en qué vas pen los ingredientes de esa industria del maíz.
mo está? le dije tímidamente, mientras sando. por qué te has quedado tan a Muy lejos había quedado el barullo escondía bajo los canastos mis zapatos trás?
del mercado; pero nuestra casa era igual viejos y tristes.
Hacía mucho sol y mucho calor, pe o peor que el mercado de la ciudad. Idiay, señor? Qué piensa hacer con ro las palabras de la maestra refrescaron Mi padre y yo tiramos toda la carga Los Olga? La van a dejar sin entrar a la Nor y sorprendieron mi corazón, arrancán sobre unos cajones de la cocina.
pamal?
dolo de aquel barullo del mercado. güilas corrieron a registrar los sacos Es muy difícil para nosotros, Niña Allá lejos quedó el barullo. Yo sólo ra buscar las famosas melcochas negras Cristina.
oía ahora la voz amable de la niña Cris. del mercado. Dios guarde! Tienen Uds. que ha tina! Tienen que poner a Olga en la Nos encontramos a la niña Cristina, allí por la cer todo lo posible para que esa mucha Normal! Es una lástima que se pierda botica, dijo mi padre chita no se pierda. Es lástima. Tarde o esa muchachita.
mientras se secaba el sudor y buscaba temprano les pesaría ese descuido.
Qué linda la Escuela Normal, con un banco para descansar y para poder mí me gustaría muchísimo que quella gran escala que se levanta desde contar el cuento con lujo de detalles. Dice la niña Cristina, que tenemos pudiera estudiar para que no fuera tan la puerta hasta los corredores de arribruta como nosotros. Pero ya Ud. sabe, ba, donde se oyen las risas alegres de que poner a Olga en la Normal. Que es una barbaridad que la dejemos en la eso de estudiar para nosotros los pobres los muchachos y de las muchachas! Que es un lujo. Con trabajos podemos apren importantes los señores profesores! Tan casa siendo tan inteligente y tan estuder a leer y a escribir!
tas ventanas llenas de luz! Qué grandes diosa. Nos prometió ayudarnos en to No. No, sea como sea, tienen que pizarras! Qué alegres se oyen las cancio do lo que pudiera.
Esta recomendación de la buena maesponerla en la Normal. Ya sabe, cuenten nes que cantan los estudiantes en el saconmigo. Yo les ayudaré en todo lo que lón de la Normal. Qué sucios y qué tra, cayó como una bomba en la familia casesu Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica