74 REPERTORIO AMBRICANO Qué sabeis, Moisés y tú, sobre el becerto?
Mirate cómo estás por falta de oro.
cerca de ti está la Palabra, dentro de tu boca y dentro de tu corazón No os alleguéis tesoros sobre la tierra donde la polilla y el orin los consumen y donde los ladrones los minar y los hurtan; sino antes allegaos tesoros en el cielo donde ni polilla ni orín consumen y donde ladrones no minan ni hurtan porque donde estuviere vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón En ese Pan te entregas indefinidamente al pecador, al justo, al miserable, al papa tu cuerpo está hecho a la medida de todas las bocas la de Juan el virgen, aquel que más amabas la de Judas a quien más le valiera no haber nacido la del Serafín Francisco, el Alter Christus y la de Lutero, el que cortó la mano izquierda de la Iglesia ca2 u2 viejo sertucho que le afiló el demonio.
IV Allá en Judea in illo tempore que cuenta el Evangelio cuanda tú reblandecías bajo tu aliento cálido las losas de los más duros corazones cuando encardias sobre el cielo del monte la Oración y el iris de los ocho colores de las ocho eternales, lúcidas Bienaventuranzas Oh Cristo, rey escondido en la quietud del Sagrario sempiterno alimento, muriente cuotidiano diariamente le entregas, holocausto pacífico viajero infatigable de una muerte que no fué trossirada por ninguno.
VI cuando regresabas de la Transfiguración aun resplandeciente y tan humano buscando a quien adonar de esa ternura que llevabas colgada de las manos entonces fué, oh Cristo, nuestro encuentro Luego fue en el Calvario. La Parasceve ordenaba la muerte del Cordero Asistimos a la culminacićoz de la Historia a la cumbre de la Ley y los Profetas sobre la cumbre del monte que es la cumbre del mundo Preparémosnos a seguir al pie de la letra los preceptos del Ritual Con la primera sangre rociaremos el dintel de nuestras puertas para que viéndolas teñidas pase de lejos el Angel exterminador.
Tú decias con tu voz como un tibio lecho bien aderezado. Venid a mi los que sufrís y estáis cargados que yo os aliviara En tus ojos inmensos había grandes huecos donde cabíaz todas las miradas por dioseras Señor, mi hermano ha muerto. Señor, haz que yo vea Tengo un sirviente enfermo. Mi hija, para ella las migajos de la mesa.
Arriba corazones De lo alto de su muerte está llamando y tiene sed y es como cualquier hombre que en soledad coído se desangra.
Del árbol de la cida cuelga el fruto noduro de la muerte antídoto eficaz de la manzana panacea y maná, vid y olivo la triaca del teneno que traemos despierto entre la carne.
Recostando en tu pecho las cabezas se evaporaban a tu calor las lágrimas de todos los seinblantes doloridos y entonces pensaste con el entendimiento de tu amor lo que harían los pobres cuando te hubieras ido en qué mano colocarían los suspiros a dónde irían a descansar su pena el ciego, el paral:tico, el leproso la viuda que pierde su único hijo la esposa abandonada el que padece la úlcera secreta y el que secrelamunte sufre el mal sin nombre Desnudo como cielo vela en el mástil, bandera soberana izada sobre el reiro, ondeante alumbrar de los rojos que deslumbra los ojos bandera de la sangre, que echa por tierra otras banderas rojas Como respira la Creacićiz por tus heridas quién recurrirían los que lloran qué pecho golpearíaz con sus frentes los eternamente tristes, los poetas, los artistas los incomprendidos, los ya desechados, los que necesitan un hombro amigo para sus cabezas demasiado pesadas los pobres de espiritu, los que han hambre y sed de justicia a dónde irían una vez que, consumado el sacrificio tuvieras de nuevo que tornar a tu Padre.
Te mueres en alto para que de todas partes sin pararnos de puntilias alcancemos a ver tu muerte y como los judíos por el antiguo simulacro seamos curados de nuestro mal.
Te subes, Cristo, al árbol para desde el reinar sobre la tierra, para sobre el dictar el Nuevo Testamento para unir la Gloria de tu Padre con este valle de lágrimas, como un punto de contacto entre dos polos como una escalera de seguridad donde son los peldaños tus golpes y tus llagas Tus brazos extendidos sobre el mundo, impiden que sobre nosotros caiga todo el peso de Dios Asomado a tu tentana de ternura columbrando el Calvario ya cercano te diste a discurrit una manera que nos fijaru eterna tu presencia y en el paroxismo de tu amor, ya locura con la sacramental alquimia realizaste ese prodigio más estupendo aun que la Creación y tu corazón se dettamó por tus manos al partit en pequeños trozos el Pan que era verdaderamente tu Cuerpo Prendido de tus liagas a flor de sangre tuya está mi anhelo, esperanza enclavada crucificadas alas de mi sueño Et Verbun: caro factum est Hoc est enim Corpus meum On Palabra de Dios hecha carne para salvarnos Oh Carne de Jesucristo hecha Paz para nutrirnos Aqui está, crita el viejo coloso del desierto en abierto zuguán el dulce pecho Jesús Crucificado, monumento de sangre, estatua de dolor para oliviar la pena, tú eres la resurrección, en ti revivo y siento, como el Apóstol, que no vivo sino, mi Cristo, cuando a mi tú vives. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica