Imperialism

110 REPERTORIO AMERICANO Yo sé que los ojos brillan con más fulgor que las flores cuando los angustian penas)
y tus ojos, horizontales, entre silfide y cielo, entre cielo y enramada, entre enramada y rosales, vibrar de angustias, relumbrar de cristales, resbalar de canciones.
14 Tu mirar triste y morena angustia de mis rosales. melancólico sufrir; tus ojos horizontales!
Arturo Montero Vega கxis 18 Dicbre. del 44.
ET POEMA 20V En la Muerte de Franklin Delano Roosevelt ar you 0135 a la luz de la hoguera y el presagio.
Dejad que ahora evoque la fábula de un héroe que fué a la voz de ulma con botas de siete leguas y amarinó su hazaña al borde y el sabor de lo sincero.
Que no pregunte nadie por golondrinas muertas, por brazos maniatados y diamantes en fuga.
Por silencios terribles.
Que ninguno se aleje de su esencial figura, y las vivietas suelan juntarse para siempre, y el más acontecido laberinto en el rayo de sol pueda alumbrarse.
Que nuestro duelo huya del llanto, por dolerse con lágrimas de lucha, con fértil recorrido de las eras, al declivar el día se yerga nuestra voz sobre la tierra y la noche que asume un efluvio de estrellas Porque ahora de escala nuestro ruego, zoludet Franklin Delano Roosevelt, en la raiz que viene de los siglos.
Fuiste el mundo, al fulgor de los senderos. corazón del hombre, en la vida y torbellino de tu gesta.
Salve, tú, que refrenaste la orgía de los tusts, y el turbio imperialismo de los financieros que en sus escritorios estrujan ensueños latidos, deaso sin medirlo.
Le dijiste a tu pueblo que plante girasoles para arribar en claros velámenes en dónde e pera nuestra playa de cálida amistad. alzaste, oh permanente, tu llamado de lucha para romperle el rostro a todos los fascistas, y comprender la vida del minuto, su quilate, la redención de un pueblo emocionante que en su voz de rebelde cristaliza. Sti milagro.
Fuiste amigo del hombre.
Por esto te recuerda nuestro arrebato firme, la emoción florecida en estatuas y ríos. vendrán, los que vienen al calor de la espiga, a predicarte un duelo que palpite en la estela de los libros, los yunques y los prados.
La noticia llegó desde el relámpago, sobre el veloz asalto de los cables. nos habló tan hondo, tan cerca de lo amargo, que llegó a parecer rasgo distante.
Como el fugaz contraste de la sombra y el sueño, pasajero.
Pero vino a ser en nuestro yo, inmóvil la tarde silenciosa, recorrida, a cántaros su voz húmeda y rota, aproada la niebla sobre el mundo desde el minuto amargo y agresivo. en la ola del viento buscaron un naufragio los cantos de los pájaros.
brunt. 10 Eduardo Jenkins Dobles Costa Rica, 1945.
Los muchachos levantan en los libros su ansia de reliquias, de luz, de permanencia, y la palabra dulce del maestro se atavía de flores y reci recuerdos; los obreros destilan en las fábricas la llama de su sangre; los niños, por jardines y escalas del ensueño persiguen una estela de héroes y princesas; los artistas recuerdan a las formas, su amplia soledad en savia sustentada, su cantar a la rosa y el retorno tenaz; los labradores ballan manantiales y surcos; y las gentes de mar, un mar de gentes, en sus redes y proas, centinelas, están.
Una multitud de honores que se acercan como un continente de murmullos y golpes, y sujetan con clavos, con esencia, con sangre, en la piedra, en la flor, en la madera, su corazón que viene de las lágrimas.
Una plenitud de hermanos que sacuden la muerte, por llegarse hacia la vida, con árboles y astas, estrellas martillos, con hélices de angustia y manojos en flor.
Ah, estos hombres que huyen de la ausencia, al sol, para ausentarse al cáliz del encuentro, con insurgencia firme de ángeles y ríos.
Soldados que enarbolan su lluvia de explosiones, en cauces de granadas, incendios y tumultos, perdidos en la muerte, luchando con la muerte, sitiados por el llanto, por voces milenarias y amapolas que tiemblan en la gleba.
En un nimbo constelado de astros y de pólvoras.
Para arrancar del mundo la huella de los asesinos que incendiaron ciudades preciosas en el alma, con millares de hombres y mujeres ajenas, y fusilaron niños que apenas se abrían a la vida, Para que nuestros hijos, por fruto merecido, se lleguen hasta un mundo de aurora sin batallas.
Cour insurgencia firme de ángeles y ríos.
Dejadme que recuerde un cuento de la infancia, estés 16!
DOS SONETOS DE EDUARDO URIBE (En el Rep. Amer. Al tener noticia de la Muerte de Antonio Zelaya Amigo mío de la dulce infancia, Aunque sea terriblemente cierto, la loca adolescencia, y turbulenta no puedo imaginarme que bohemia juventud: en vano intenta (muerto.
mi pensamiento, en la mortuoria Si a tu ciudad natal regreso, amigo. estancia te buscaré, y saldremos como otroverte cadáver. Tú, todo arro. gancia; desde el atardecer hasta la aurora; la mustia mano al pecho que vio(lenta a vagar por sus calles: tú conmigo.
pluma esgrimió; la frente macilenta, más pronunciada protuberan Buenos Aires, 14 de agosto, 45. cia. su como Costa Rica en el 15 de Setiembre de 1945 SOFT Vives en mi recuerdo, Costa Rica, He de volver a ver tu cielo puro; tus guarias en el tronco en mi vejez yo tenga hogar seguro (añoso; si entonces busco tu cordial regazo.
oigo tu voz a diario, venturoso, en la voz amorosa de una tica Tú que acogiste maternal al niño Cada vez más en mí se intensifi y al joven modelaste con cariño. ca ¿me negarás tu paz en el ocaso. la admiración por ti, suelo dichoso, donde la vida temporal es gozo y donde al hombre se le dignifica. Buenos Aires. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica