1Repertorio Americano Tomo XLII CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1945 Sábado de Noviembre Año XXV. No. 996 No. AKHNATON, EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES Por Brenes Mesén (En el Rep. Amer. No existe la Historia; existen los historiadores. su grandeza consiste en que saben reconocer sus yerros, sus lagunas y sus extravíos de juicio. Hay ritmo en los juicios de los historiadors como lo hay en todas las corrientes del pensamiento humano. Doble ritnio de péndulo y de marea. Verídico se consideró a Herodoto cuando ante asambleas de atenienses leía fragmentos de sus primeros seis libros.
Olvidaroplo un tanto los historiadores romanos y lo desconociedon los cronistas medioevales. En los siglos xvii y buena parte del xix se le juzgó crédulo y mendaz. Las investigaciones arqueológicas de 1870 para acá le aseguraron un prestigio excepcional, quizás no definitivo. El dogmatismo y las doctrinas predominantes en una época exaltan hacia la luz o sumergen en la obscuridad hombres y filosofías y religiones y obras de la literatura y del arte, o de las ciencias. Mas el afán de investigación de los últimos setenta y cinco años ha ensanchado sus horizontes a los historiadores: ciudades y razas y monumentos de leyenda, agobiados bajo el polvo por la dilatoda tormenta de la desolación, se yerguen sobre sus desconocidas ruinas y tumbas y alzan su voz con elocuencia desusada para decirnos que las civilizaciones construídas por el hombre sobre la tierra son tan inname ables como las generaciones de bosques desaparecidos. nuestro alcance se hallan ahora cinco mil años de la historia del Egipto y las bibliotecas de Babilonia, de las cuales tanto habían extraído los textos bíblicos, han abierto ilimitadas perspectivas al historiador y al antropólogo, al sociólogo y al pensador en general.
La vieja UR de Abrahan, la de los Caldeos, ahora al descubierto.
ciudad de adobes quemados al sol, por las hermosas ruinas de sus templos, revela una civilización avanzada, remota, de 3500 años antes de nuestra era.
Los mares y los desiertos y los bosques amortajan vestigios del pensamiento y de las creaciones del hombre. Su descubrimiento ha venido trastornando los puntos de vista de los historiadores en relación con la amplitud de las civilizaciones, con la religión y con el BAIXEND arte.
Cabeza de Akhenaton (Amenofis IV. Se conserva en Berlín)
Las excavaciones, los hallazgos y descubrimientos de 1903 para acá han renovado nuestros conocimientos acerca de la cultura de las islas y costas del Mediterráneo. La Creta legendaria se corvirtió en la historia de una maravilla real y la región de la Mesopotamia se ha revelado como asiento de antiquísimas y variadas civilizaciones. Desentrerada la UR sumeriana descubrió una cul.
tura y una civilización avanzadísimas que existió cinco mil quinientos años hace. Levantaron excelentes edificios e hicieron uso del arco que sólo fué introducido en Europa treinta siglos más tarde.
Emplearon los vehículos de ruedas, la alfarería, el bronce, el cobre, la plata y el oro, si bien no se extendió entonces al hierro que tam.
bien conocieron. Tuvieron música, supieron escobr y se valieron de tablillas para dejar archivos de un valor inestimable para la historia de su cunun y de su organización social. La lengua de Babilonia fué la de la diplomacia por siglos, como aparece de las cartas descubiertas en Tell e) Amarna.
La Historia del Egipto, sobre todo, se nos ha profundizado, así en el tiempo y en las diarias actividades del pueblo, como en la intensidad de su ate y en sus movimientos religiosos y su pocsía.
Por el año 1500 antes de nuestra era Tutamos ll ocupó el trono en la poderosa ciudad de Tebas. En efecto, los vastos dominios que habían sido objeto de las conquistas de sus antecesores tenían sus miradas puestas en Tebas. Mas este Principe miró esas conquistas con más abiertos ojos. Sus predecesores habían ahogado las revueltas de vasallos o de pueblos que se rebelaban contra el Faraón. Tutmo sis III desplegó poderío y visión diferentes. Dió organización y per.
manencia a sus conquistas. Nada de cuanto ocurría en sus ámbitos le pasaba inadvertido. Su comprensión se universalizó. Fué el primer Prín.
cipe de entendimiento universalista de que se tenga noticia. En diecisiete campañas contra la Siria concluyó con el espíritu de rebelión de esa conquistada rica provincia del Imperio Faraónico. En los intervalos reprimía el robo, fomentaba las artes, dirigía la ornamentación de los templos y él mismo labraba los sagrados vasos para las ceremonias en el templo de Amón.
Fué esa una época de conquistas, de brillo y de adelantos y cultura en el Egipto, culminando durante el reinado de Amenhotep III, de quien mucho sabemos ahora por el descubrimiento de los archivos de Tell el Amara.
Thutmosis III fué la personalidad torreón de la época. Las relaciones comerciales y, por tanto, culturales del Egipto habían sido muy extensas, y por espacio de siglos antes; pero sólo en tiempo de este Faraón apareció la idea de que los hombres pertenecían a un mundo de uniformidades físicas y morales, de que existía el universo humano y de que podía un Principe extender su poder o su influencia sobre ese universo humano. Fué una revelación embriagadora que determinó influencias profundas en el dominio del pensamiento religioso. Muchos de los dioses egipcios eran númenes locales, deidades provincianas, protectoras de grupos aislados, privilegiados con los favores exclusivos de su generosidad o de su justicia. La concepción de un Príncipe con un poder mundial preparaba la inteligencia para la concepción de un dios universal.
De suerte que cuandc Amenhotep III, biznieto de Thutmosis III, asumió el poder, unos 1400 años antes de nuestra era, un grupo selecto en torno del gobernante era capaz de comprender la aparición de un nurdc ruevo en la Política, el Arte y la Religión. Ya Thutmosis III, Rey Sol, había asociado a la deidad tutelar de Tebas, Amón, la imagen del sol, RA; pero habría podido pensarse, por la asociación de Amón y de Ra que se trataba de uno de tantos dioses de la Naturaleza, adorados por tantos otros pueblos de los conquistados por los Faraones.
Veremos que se trató de una concepción elevadísima.
II En sitio casi equidiscante entre II Menfis y Tebas, en las cercanias del Nilo, en campo de roinas, escarbaba una mujer en busca de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica