184 REPERTORIO AMERICANO Manuel Cano de Castro y sus litografías (En el Rep. Amer. es En las guerras los que más sufrimos somos los artistas porque nuestro oficio construir y no destruir. En las líneas de batalla se puede encontrar la muerte. Nosotros estamos encotrando la del espíritu, que es mucho más grave.
El invierno litografías originales de Manuel Cano de Castro (Atención del autor. Pues, actualmente, en esta hora de desprecio por la vida don que no nos pertenecequiero ocuparme del artista mi amigo Manuel Cano de Castro.
Cano es blando de espíritu, llega hasta la humildad; no creo que ello se deba a sus sue frimientos, que todos llevamos por igual, sino más bien porque C200 se pone al hilo del destino. Manuel no contraria el destino, lo recibe y lo soporta como llegue.
El arte de mi amigo, data de la revolución que guió Picasso Cano es su amigo; creo que Picasso no le corresponde, pues no es amigo de nadie. Picasso cumple con lo que necesita, con imicadores y no con amigos.
Me va siendo casi doloroso tener que recurrir siempre al nombre Picasso para hablar de un artista, particularmente en el caso de Manuel que nada le debe de su estética.
Picasso nos va resultando como Darío, cuando no se podía escribir un solo verso, sin que apareciera el maestro casi como su autor Ahora esperamos el renacimiento del Gran Darío, sin princesas que cantar, y por el otro lado, el fin, si Dios quiere, de Pablo Ruiz Picasso.
Hay costarrioenses sumamente particulares. De Manuel nada sabíamos; un buen día me contaron en el Dome de Montparnasse que había un pintor costarricense: era Manuel Cano, de ojos azules, con los cuales ve como los videntes, al través de las paredes; a través de los cuerpos, él ve las almas.
Cano como todos los artistas, de ser artistas, y no de figurarlo, tiene su grado de locura.
Reynal dice que los artistas son sus propios médicos, se curan pintando o escribiendo. En una ocasión Manuel desapareció 10 meses, se llegó hasta pensar que se lo había llevado la corriente del Sena: hasta su admirable compañera Teresa no sabía una palabra de él; Manuel se había venido aquí, a San José. y es curioso, en esos días venirse a nuestra amable patria era como desaparecer.
Las litografías de Cano de Castro tienen su origen en un campo de concentración en Francia en donde lo metieron por tico. Dece de luego, las litografías se refieren a los concentrados. No causan miedo, porque para ver el terror se necesita estas hecho para eso; entonces se puede ver en cualquier parte, y en cualquier medio que se considere feliz.
Yo no se nada de litografía, afortunada.
mende, porque es una gran desgracia conocer el proceso exacto de las cosas, lo cual nos libra de la emoción, que es más necesaria. Dicen que nada se puede hacer grande en el mundo sin pasión.
Cuentan que el Greco lo querían quemar la inquisición (la cual aun existe. Felipe II lo salvó diciendo: yo de esto del Greco no se nįda, pero debe de ser un gran pintor.
Me gustan las litografías de mi amigo, aunque no creo que sea necesario ningún recure so para ser un gran dibujante. Basta el humilde BRIXEND Los deportados Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica