62 REPERTORIO AMERICANO Plegarias rumorosas subían a sus labios. Amor. que tengo que decirte a que no rompa mi alma. porque entonces seria como un Dios que quedase sin crearle a su mundo.
sin dar vida a la Vida!
Señor de los sencillos, bendice las simientes, protege los sembrados.
Que el vol y que la lluvia fecunden estas tierras donde los surcos labran c!
pan de los hogares.
Pasaron campesinos montados a caballo y al verlo, silencioso, después de saludarlo, se fueron alejando. luego repitieron. Ese hombre es algo raro. Salas Pérez.
Costa Rica. Febr. de 1944, Amor ya no te diré nunca, ya no te diré más porque duele y me azota la vergüenza de ser no más que uno que ofrenda, pero que no necibe y el Sol, para que alumbre, debe estar en el cielo.
Versos de amor Caminos. Esperanzas. torcida boca en suspiro Ya para siempre muertos mis poros y mis nervios. La el Rep. Amer. Del libro Capulinga: capulí en lis, Romancero histórico en prensa. Arrastraré en mi médula cadáveres de amor.
Retiraré los ojos para no verte más.
Les ataré a mis manos que tras de ti me salen, y al cielo que me suena encima de la voz le haré que se arrodille para que tú le pises.
Interludio de Seniergues Mi voz quema la sangre para cercar tu nombre en cabeceante hoguera que me consume todo. qué te digo nadal.
Por qué es a pesar mio que te estoy no más diciendo lo que quiero callar!
Mis pulsos se encabritan conduciendo las venas on ascensión frenética a tu imagen volcada de bruces en mi vida que ya es tuya. tan tuya, porque de ti dependo en mi ansia que te ruega.
Angustia de la luz que te riega de tiempo en mi mitad más honda de todo el pensamiento!
Congoja. Despecho. Ya no más, nunca, vuelvo a decirte nada.
Ya para siempre tumbas mis ojos sin tus ojos.
Ya para siempre sólo mi anhelo y mi deleite Tú me haces los minutos como si fueran siglos ya que te sufro ardiendo en la mitad del cuerpo y helándome mi fiebre que me hace insistemible esta sangre, esta carne, esta boca, estas manos que te modelan integra en sazón de deleite, que te oprimen y ciñen, te invaden y te anegan!
Seré no más que nada espectro, sombra. nada Ya no te diré nada.
si no te importo nada.
Culpables?
Cada noche te llamo y te vivo triturándome sueños, edificando planes para un futuro próximo quererte mayormente si fuera posible eso!
y hacer que se disuelva tu boca, tu garganta, tus brazos y tu vientre, tus piernas. toda tú, carnal grano de incienso, dentro las brazas bravas de mis músculos y células, arterias, coyunturas.
a que estés más en mí, más adentro que ahora!
Culpable?
Qué culpa tiene el viento si forma tu palabra y al ritmo de tu vida le ciñe apasionado?
Culpable?
Qué culpa tiene el día si con vivir se goza recorriendo tu sangre, latiéndote en los pulsos?
Te beso!
Te beso y yo te incrusto mis cráteres voraces en cada hoyo de tu cuerpo qde ya es mío, en ficción!
Venl. Si tú también deseas fundirte entre mis labios.
ja qué tardar die gana un cenital de goce?
Si ambos sentimos juntos que habamos de ser nuestros, si fué la Vida misma que nos puso de frente ¿a qué volverle, ciegos, espaldas y demoras?
Culpables?
Qué culpa es del aroma si por ti vino al mundo?
Qué culpa es de la música si nace de tu carne?
Qué culpa tiene el fuego, qué culpa tiene el trigo, qué culpa tiene el agua, la tinta y el papel si a ti claman sus manos y en himnos se holocaustan. Culpables?
Qué culpa tieen el labio de nombrarte.
Qué culpa tiene el beso de besarte.
Qué culpa es de la mano, del pecho, del abrazo si de ti mana todo, si a ti confluye todo?
Aquí te espero siempre: ofrendadas mis sienes, manando por mi boca sangre del suplicio de verte. y no tenerte!
de vivirte y de morirte!
Entonces, yo, culpable?
Qué culpa tiene el Sol por alumbrarte!
Interludio de León Humberto Mata.
Cuenca, Ecuador, 1943.
Dolor de los caminos quedados aguardando.
Angustia de la luz clavada en mis pupilas.
Desconsuelo del viento sin motivo en mis labios.
Congoja de los dias, para mi amor, estériles. Amor a qué he de pronunciar esta palabra a ti que llevas hielo y sal en tu sangre y tus ojos!
Amor. vacio de sentido este vocablo que arde en mis venas: constante, inflexible, maldito.
porque es sólo castigo que la Vida me ha puesto aqui tras de la mente y al fondo de mi nombre. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica