44 REPERTORIO AMERICANO por allí.
en fin un Café muy concurrido que no cierra sus Al restaurante, a la lunchería, como dicen Colombia. Cuando se viene del extranjerc.
puertas y les sirve de tertuliadero a los pa allá españolizando el vocablo inglés, se va, una vez traspuestas o franqueadas las tumulrroquianos que no duermen de niciche. La pues, a discutir de política y de literatura; a tuosas desembocaduras del Río Grande de la acera occidental es mucho más concurrida, de cumplir citas urgentes, y especialmente, a me. Magdalena, remontando las aguas dulces y esdía y de ncche, siendo así la de mayor im rendar. la esquina del Cañón Verde se pesas, parece que el trasatlántico fuera a portancia urbana. Pero de esta acera podría acude democráticamente, con cierta informa echar anelas en el patio familiar de alguna de decirse con más exactitud que es del uso casi lidad y despreocupación. Por lo común las las casitas de madera que forman el vecinexclusivo por derecho Ide voluntaria colo gentes desocupadas y los pisaverdes fachen dario del Terminal Marítima. Sobre aquellos nización de los choferes, cuyos vehículos dosos se detienen allí a mirar y regustar sin pradcs verdinegros, lacustres, y sobre el te.
aguardan pasajeros en mitad del Paseo. Allí, reatos el paso de las chicas. Por este lugar, cho metálico de las bodegas del muele, sopla cabe la sombra cribada de los matarrato como par la Calle Real de Bogotá, se sien un viento salobre del mar cercano, que se nes. trepados más que sontados sobre los te te obligada a pasar toda mujer que esté se confunde con este otro que baja, fresco y escaños de concreto. ponen la talla cinco, gura de sus atractivos físicos. Entre 6 de dulzarrón, de allá de las campiñas ribereñas.
siete o diez choferes. así, en asamblea a la tarde, desfila por ahí el ejército tentador bierta y cxigenada, discuten los problemas y y fragante de las hembras de más vistoso peBalet vesperal el decurso del oficio. Frecuentemente suben laje. De las tres esquinas, el deseo irrefrenael tono parlamentario hasta los wagnerianos ble, el amor intrascendente y las murmuracio. La brisa sin sombrero, que pasó el día asodesacordes del punetazo. Los lustrabotas tie nes afiladas trenzan un puente colgante, da leándose en la playa de Puerto Colombia, o nen ahí mismo una de sus estaciones favori moclianc, de pasiones y aberraciones diver pescando en la ensenada helénica de Salgar, tas. Estos, cuando no tercian en los deba sas, puente que hay que cruzar con mucho trae entre los pliegues de su traje de lino va.
tes de los choferes, hacen de suplentes be cuidado, sin apoyar las miradas en los baran paroso luna arenilla azulenca, microscópica, que ligerantes se disputan la oportunidad de lus dales, porque ellos queman. golpea las dentaduras sonrientes. Se le han trar los zapatos de algún señorito que se llega enfriado las manos de tanto corretear por el Humor antichalequista ámbito vesperal, y gusta de gastarles bromas a Pasar por tal acera os exponerse al más los transeuntes acalorados, palmoteándoles las insinuante de los atropellos. El transecunte Hay en el barranquillero una permanente mejilas al pasar. Los sardineles, tibios aún de desprevenido que pase frente a uno de esos reacción contra el uso del chaleco. La ciuda soles idcis, se van lustrando bajo el loco bro grupos de choferes se verá sorprendido por danía, los habitantes todos manifiestan su hu chazo de la brisa en sus vueltas y revueltas un grotesco ambiente de inopinada recepción, merístico desdén por el chaleco y lo que para por la ciudad. Sobre los hombros aletean los algo así como lo que debe de experimentar la ellos significa esa prenda secundaria del tra pájaros amarrados de las corbatas. Los papersona a quien toman por otra muy impor je masculino. En el chaleco, ese saco balda ñuelos se agitan al borde de las palomares tante. Pasearse por allí os sufrir el más cbli do, esa tierna coraza de la indumentaria mo de los bolsilos. Los papeles inútiles ensagante de los asaltos serviciales y empalagosos: derna, ve el barranquillero, el costeño en ge yan, a flor de pavimento, sus cojos vuelos de tres, cinco o más indivíduos sonrientes y afa: neral, una trasnochada supervivencia de gra ave herida. se van arrastrando melancóli ncsos se le encimarán al peatón, al descuidado vedad antañosa, una petulante excrecencia del cos hasta las alcantarillas y desagües. Los y pedestrísimo transeunte, a ese supuesto mís arte sartorial, un apéndice ostensivo de la ele parasoles o marquesinas de telas listadas par.
ter que es cualquier mortal de cara poco co gancia académica o una gual padean sombras filtradas en las puertas de al nocida para esos pescadores del volante. En drapa de etiqueta, propia para caballos de gunos almacenes. La brisa arrecia y disloca actitud de tomarlo de las solapas, el que lo tierra fría. se explica, por razones clima su clara mazurca por todos los rincones de la gró acercarse más a la presunta víctima, el téricas, esa jocosa aversión por la americana tarde. Qué temblorosa alegría la de esta bri que avistó primero el codiciado camarón mútila, ya que a nadie se le ocurriría ceñir sa morada que sacude las rubias pelucas de le dira: se a la caja toráxica, en aquella tórrida latitud, Diciembre. Caballera. necesita uté un carrito. Mi un sudadero semejante. Tal es el chistoso re, qué fáen aquer de siete puestos. Ej nue. concepto que al costeño le merece el chaleFonogramas nocturnos vecito. Le pongo la hora a peso, pa que vea! co, que muchos, a falta de un disfraz modes otro, más audaz, que supone al falso to para lucir durante el carnaval, echan ma Cuando empieza a anochecer, las bombillas mpsiú un cacha antiguo, porque se ima no a uno de esos chalecos berdaldos que se eléctricas maduran su lumínico naranjal. Ya gina haberlo visto antes en no sabe qué lugar, guardan como una reliquia en el desván, por no se ven gentes apresuradas en las calles.
deseoso de arrebatarle la presa al competidor, que fué el que usó el abuelo cuando hizo su Las personas van ahora con esa falta de priagarra del brazo al peatón y tuteándole sin primera comunión.
sa y ese obeso regodeo de quien acaba de predmbulo le propone con gran desnrado cenar ilustradamente. Con un escarbadientes confidencial: Puerto total entre los labios la ciudad se pasea regalona a Oye, ñero: vén pa hacete la horita a la luz horizontall de las vitrinas. Sobre la sesenta chivo. Tú ya me conoce y sabe que Barranquilla es puerto integral, múltiple. acera del Banco Comercial de Barranquilla. pa la parranda soy el hombre.
Cuenta la leyenda que los primeros pobla bajo los soportales románicos del viejo Pero esta víctima de la listura de los cho dores llegaron en cancas. Eran pastores y pes lambre de Oro. los buhcneros han instalado feres no necesita ni anda en busca de ve cadores de los vecinos departamentos de Bo en el pavimento sus abigarradas baratijas na: hículo. Haciendo esfuerzos por desembarazar lívar y Magdalena, en su mayoría. La ciudad videñas. Los juguetes son enjembres quietos, se de la tenaz oferta lagra ponerse a salvo mantiene contacto con el resto del país y del alfombras articuladas de diversidad cruzando la próxima esquina.
mundo, por agua, tierra y aire. Ahcra, abier mía. Hay que andar por entre ellos como se Dos puntos: tas las Bocas de Ceniza al tránsito univer. anda por los caminitos enjutos de las horsal, Barranquilla es, sin disputas, el puerto talizas: con cuidado y observación, temiendo și Bogotá abunda an cafetines propicios marítimo, aéreo y fluvial más importante de estropear aon los pies las frágiles legumbres la tertulia y tiene su clásico Arrarcaplumas en la esquina de la Calle 14 con Id Carrera 78, Barranquilla ha creado tainbién su mentidero de nota. allí mismo pueden los contertuliciz reponer gástricamente ANTONIO URBANO las energías que malbarate la lengua en ac tividades chismográficas. Porque el sitio allá escogido, es, principalmente, un nestaurante muy afamado por su cocina de tipo norteamericano. Es, pues, un lugar en el que el bien o el mal decir se refaccionan al gusto.
Este establecimiento está situado en una do TELEFONO 2157 APARTADO 480 las esquinas de la Calle de San Blas con el Ca llejón del Progreso, a pocos pasos del más venerable y popular de los mentideros de Ba tranquilla, el Cañón Verde. sobre la Calle SAN JOSE, COSTA RICA España.
y policro EL GREMIO ALMACEN DE ABARROTES AL POR MAYOR Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica