66 REPERTORIO AMERICANO vacilar con la de aquel retrato de Machado perdido en mi memoria. Bajaba, lenta, como digo, con pasos de sonámbula, de alma enfundada en sí, ausente, fuera del mundo de la calle en la mañana primaveral sonante a ár boles con pájaros. Es él. Si no me atrevo ahora, no me atreveré nunca. me dije. mientras cruzaba, sofocado, de acera a acera, me fui repitiendo varias veces los primeros versos del retrato que Rubén Darío le dibujara tan magistralmente: Misterioso y silencioso iba una y otra vez.
Su mirada era tan profunda que apenas se podia ver.
Cuando hablaba tenia un dejo de timidez y de altivez. la luz de sus pensamientos casi siempre se veía arder Aquél era, aquella era: sombra misteriosa, silenciosa sombra de poeta que yo iba a osar detener un instante. Don Antonio Machado?
No olvidaré nunca los silencios que tardo en responder me con dos Sí, sí espaciados, como si hubiera tenido que hacer un llama miento a la memoria para acordarse de su nombre.
Quería sólo conocerle y darle las gracias. Ah! jah! repitió, todavía mal despierto, tomándome la mano. No tiene usted que agradecerme nada. ausentándose nuevamente, perdida som bra entre las laberínticas galerías de sí mismo. mal vestido y triste. lo vi alejarse en la mañana de sol de nuestro primer encuentro, calle del Cisne abajo.
de cierta poesía, contemporánea suya, a la que recto, para ir a dar en ese río de Machado y nunca cuadró mejor el título de decadente. hallar en él, como digo. iy con qué plenitud!
Era tristeza fuerte de varón, de hombre sufri esta misma sencillez de tono, parecida voz de do, socavado en lo hondo de las raíces. Tris alma, parecido temblor, austeridad y grandeza.
teza de árbol alto y escueto, con voz de aire pasado por la sombra. con la naturalidad, Daba el reloj las doce. y eran doce con la llaneza propia de lo verdadero, de lo golpes de azada en tierra.
que no ha brotado en la tierra para el engaño. Mi hora. grité. El silencio hizo sonar sus hojas melancólicas en su poesía. me respondió: No temas; Hay que remontarse como ya se viene repi tú no verás caer la última gota tiendo casi a Jorge Manrique para encontrar que en la clepsidra en castellano manantial más auténtico, más natural en su fluir. Hubo muchos poetas que Dormirás muchas horas todavía consiguieron lo más fácil: hablar en verso: sobre la orilla vieja, pero él, en cambio, logró lo más difícil: hablar y encontrarás una mañana pura en poesía. Por eso decimos que este venero amarrada tu barca a otra ribera.
suyo va a confluir con el más limpido de Jorge Manrique, hermanándose, ramificándose este otro, tan becqueriano, a pesar de su ambas aguas bajo la arena tornadiza de cinco lenta cadencia interminable: siglos. Con qué sereno acento familiar, con qué segura voz de hablada poesía va encade Llamó a mi corazón un claro día, nando el viejo poeta guerrero del siglo xv con un perfume de jazmín el viento.
sus desesperanzadas preguntas en las inmorta les coplas dedicadas a la muerte de su padre, el cambio de este aroma, Maestre de Santiago: todo el aroma de tus rosas quiero. No tengo rosas; flores ¿Qué se hicieron las damas, en mi jardin no hay ya: todas han muerto.
sus tocados, sus vestidos, sus olores?
Me llevaré los llantos de las fuentes, las hojas amarillas y los mustios pétalos. Qué se hicieron las llamas el viento huyó. Mi corazón sangraba.
de los fuogos encendidos Alma. qué has hecho de tu pobre huerto?
de amadores?
Antonio Machado no amaba lo barroco. Qué se hizo aquel trovar, contra el cual arremete por boca de su Juan las músicas acordadas de Mairena. Era el anti Góngora, aunque el reconociera la genialidad del poeta cordobés.
Era, podríamos decir, el anti Renacimiento, en Qué se hizo aquel danzar lo que este tuvo para España de corteza very aquellas ropas chapadas bal, de suntuosidad y grandilocuencia. El misque traían?
mo nos de jó dicho en un poema que su poeta favorito, el primero de todos, era el viejo GonHay que bañarse un solo instante en el la zalo de Berceo: go de Bécquer, poeta, a veces, del vocablo diEl primero es Gonzalo de Beraeo llamado, Gonzalo de Berceo, poeta y peregrino, que yendo en romería acaeció en un prado, y a quien los sabios pintan copiando un per. gamino. como andaluz, niño de infancia por jarPuede obtener una Póliza de dines y patios del Palacio de las Dueñas de Sevilla, había bebido en el cántaro fresco de la Seguro de Vida copla popular, de la pasión directa, sin adorno, de la sentencia sabia, sin disfraces, subida escuetamente de la garganta honda de su pueblo. De ahí su preferencia, su escape continuo hacia los metros cortos, o hacia la rima pobre. como dice en una canción; su tendencia Ud. mismo podrá recibir a las asonancias, a la cadencia de romance, int los beneficios en la edad cluso cuando emplea los metros mayores, como el alejandrino, o el endecasílabo, jugado con el heptasílabo, como silva asonantada: que tanian?
Imagen de su poesía La casa tan querida donde habitaba ella, sobre un montón de escombros arruinada o derruida, enseña el negro y carcomido maltrabado esqueleto de madera.
La luna está vertiendo su clara luz en sueños que platea en las ventanas. Mal vestido y triste voy caminando por la calle vieja.
Si usted está joven Con muy poco costo Sí, mal vestido y triste. iba siempre el poeta de las Soledades. con aire siempre de venir de provincia, de la Soria fría castellana, donde conoció a su esposa y adonde la perdió. Es esta muerte sola la que va a impelerle a caminar, como el fantasma irrisorio de sus versos, por esos largos corredores misterio sos, de oscuras bóvedas resonantes, sintiendo voces conocidas, como Bécquer, y la tibieza de una mano de nieve guiadora.
MAS CONVENIENTE Erase de un marinero que hizo un jardin junto al mar, y se metió a jardinero.
Era la buena voz, la voz querida. Dime: įvendrás conmigo a ver el alma?
Llegó a mi corazón una caricia. Contigo siempre. avancé en mi sueño por una larga, escueta galería, sintiendo el roce de la vesta pura y el palpitar suave de la mano amiga.
Pídanos informes de su caso particular SIN COMPROMISO Estaba el jardin en flor, y el marinero se fue por esos mares de Dios. la vera del camino hay una fuente de piedra, y un cantarillo de barro glú glú que nadie se lleva.
Adivina adivinanza qué quieren decir la fuente, el cantarillo y el agua, Sí, era dejado y triste este noble poeta. Pero su dejadez, su abandono exterior, le venían del alma: alma desnuda, espíritu olvidado de su cuerpo, a quien lo conformaba con el atuendo más humilde. Su tristeza no era la literaria Banco Nacional de Seguros. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica