Yolanda Oreamuno

REPERTORIO AMERICANO 183 SOS salta y al avión alterado; entramos en una zona de a veces de copos densos que pasan vertigino lido que el vacío. Mi corazón late y late cosol y el mar se divisa abajo contra una costa tocardo la ventana. El avión mo un loco y no puedo aflojar la tensión que no puedo identificar.
salta. Yo me aferro crispada a los brazos del de los músculos ni la pose náufraga con que Bajamos algunas veces, en un contacto efí sillón. de pronto nos hundimos. Estoy se me aferré al sillón. Tampoco puedo, seguro, mero con la tierra que no nos deja del lugar gura que nos hundimos definitiva y to despegar mis ojos de los del americano, porvisitado más que una impresión extraña, sin talmente porque es tan largo el instante que que éste, todavia presente en cuerpo y alma realidad. Managua, muchachas uniformadas, ca yo tengo tiempo de buscar una mirada, una mientras me mira, todavía con la mano en la lor y nada más. Tegucigalpa, un lugar feo, mirada humana tal vez la última a la cual her página 83, me habla por vez primera en en un paisaje que es feo desde arriba, feo aba manar mi angustia. encuentro húmedos tantas horas de proximidad, y, pena que vuela, jo y más feo cuando se entra al aeropuerto. los ojos del americano que ha dejado su libro, dice: Yo no tiene madre desde antier. Yo En la modernidad del edificio tres mujeres, me ve como desde un mundo del que le voy enterrar madre en California.
con el más medioeval de los lutos, aguantan ha sacado el espantoso vacío en que caemos. Se va de nuevo a su mundo distante y cla calor enfundadas en negro desde los zapatos Es un hombre que vuelve, es un hombre que va los ojos en la página 83 que no ha variado hasta el tocado que les envuelve la cabeza. estaba ahí en cuerpo, y cuyo alma, por un dra ni variará durante el viaje.
Trágico panorama y trágicos personajes. Si mático instanta ha caído en su propia huma lencio, sordos comentarios y luego: Avión nidad sólo por accidente. Luego llegamos a para el norte, viaje 503 con rumbo a. algo que nos sostiene, algo un poco más só México, Setiembre de 1944.
La noche en Guatemala no es más que una angustia dentro de otra angustia. En la mañana, Sala de Retratos las siete, los pasajeros nos miramos casi como viejos conocidos. El viaje hoy, con todo Yolanda Oreamuno y ser una esperanza a más corto plazo, es duro y accidentado. Picos de volcanes, cinturones, luz de alarma, angustia, temor. El americano a (De El Nacional. México, octubre 1944. mi lado lee el mismo libro y está hoy en la pá Ya sabíamos de Yolanda Oreamuno por las disponer el espíritu humano. En la conversación gina 83. En el primer instante casi no me doy páginas que había publicado en el Repertorio se mantiene un estado de gracia, un tono de encuenta, se sienta tan tranquilo, comienza a leer, Americano de nuestro viejo amigo García Mon cantamiento que no es posible definir ni exfijo y pálido, y tan absotto que ni siquiera me ge. Alguna vez nos dimos cuenta de la fina plicar. La conversación, imagino, debe ser la ha saludado al entrar como han hecho todos sensibilidad de su pluma. Alguna vez también úgica diversión divina. El dulce coloquio que los demás pasajeros, amigos de un día que se percibimos que sus escritos daban la sensación, inciaron en la tierra San Jerónimo y Santa Pauromperá hoy. Ayer estaba y (llego difícil y extrañísima en tierras centroamericanas, de una la, San Francisco y Santa Ciara, San Juan de lentamente a realizarlo) en la paágina 204, profunda, auténtica calidad lograda precisamen la Cruz y Santa Teresa, debe prolongarse con hoy está en la 83. Muy pronto, atada a mi te por falta de melindres literarios. La prosa recursos todavía más puros, más intangibles, asiento, olvido el incidente.
que conocimos de Yolanda era casi ruda; sa más plenos de sagrada emoción, en las gradas Los bajonazos son más intensos, más selida, así como así, de sus manos y de su imagi celestes. esta es una de las gracias de Yoguidos y el paisaje desolador en lontananza, nación. Le daba esto un carácter que la apar landa Oreamuno: el dominio que tiene para llesin ninguna ciudad ni pueblo, hace tremenda la taba, desde el primer instante, de ese panora var una conversación por el camino en que perspectiva. Según parece llegaremos a las ma, casi siempre cursi. que nos tienen acos las rosas y las brisas inundan de emoción nuesdoce, los minutos son tan largos, tan vividos; tumbrados los escritores de muchos lugares tros sentidos amarrada al asiento me hundo y me levanto del sur americano.
La personalidad de Yolanda estriba en no quecon los saltos del avión, con el zumbido del Ahora Yolanda está aquí en México, la ter, tener ninguna. En efecto, Yolanda no a.
viento, con el tenso rugido de los motores que hemos visto en compañía de escritores de la fecta intención deliberada para parecer ser esto quiero que no se altere, que deseo que siga mejor orientación política y literaria: Efraín o aquello. Yolanda es como es. Se muestra con imperterrito contra la iluvia, el huracán, las Huerta, Ali Chumacero, Andrés Henestrosa, tanta naturalidad, con tanta sencillez; se da nubes que cortamos y la distancia que venceCelestino Gorostiza. De esta compañía ha de con tan auténtica plenitud, que no es posible, que siga, sin cambiar de nota, derivarse, sin la menor duda, una más honda ni dable resistir el influjo de su personalidad.
siempre en un bemol agitado y magnífico, que realización de la obra de nuestra amiga. Cuan La personalidad es un estado de alma que se no se rompa, que venza a todo y que nos do converso con ella, en mi casa, veo que mi impone a pesar del sujeto y de los circundantes.
lleve en su canto monótono, atronador y horrimujer no exageraba al contarme y ponderar Entonces se crea una especie como de tácito pilante.
me las gracias y excelencias de esta su condis entendimiento entre todos para pensar que se Ha pasado mucho rato, pero mucho rato, cípula en San José. En efecto, Yolanda Orea está frente a un ser que posee una realidad o sólo unos instantes de arrobadora angustia.
muno es una de las mujeres más bellas, más superior y fecunda.
Busco un reloj en la inuñeca del americano, En México Yolanda Oreamuno reanuda su que sin una contracción pálido e indiferente, gentiles y de más auténtica personalidad, La belleza de Yolanda es de aquellas que tarea como escritora. Se dispone a publicar sigue leyendo, sigue leyendo la página 83.
es preciso meditar, como dijo de no sé quién una novela en la que se adivinan no sólo cuaTodo el que se embarca en avión es una José Enrique Rodó. No es una belleza bulli lidades hondas de expresión en cada uno de pena que vuela. Llamo de un timbrazo al ciosa, que se da en forma atropellada, inun sus capítulos sino que se conocen ya, páginas steward que me contesta del asiento de adando ojos y sentidos. No. La belleza de logradas con simplicidad de recursos, con pretrás, amarrado como yo: Cuando hay peligro Yolanda es tranquila, serena, fijada por li sencia auténtica de lo que es el arte literario.
tengo orden de no pararme. Siento mucho meas que parecen trazadas en el aire, de tan La novela de Yolanda de sentido personal, no poderla atender. Se ha ido el sol, y el caleves y tan tenues que son. En Yolanda, casi intimo se desenvuelve con ritmo que no mino, y alguno había, se ha perdido en un además, existen dos bellezas: una occidental se detiene ni sacelera a capricho u obedeciendo sólido de nubes sin ningún claro, en que avancuando logramos pertibir el valo perfectio normas y exigencias de escuela. Camina con el zamos (avanzamos. perdido todo contacto de su cara; y otra oriental cuando se nos ofrece arder de la vida que va dentro de ella. Por escon nuestro mundo habitual; gris arriba, abajo, el perfil un perfil que hubiera gustado al y a los lados. Un gris algodonado, cremoso, to me parece que su novela es, acaso, una de las Inca Garcilaso de la Vega.
que revelan mayor sentido plástico y vital enSu espíritu gentil tampoco radica en la cor tre las novelas modernas de América. Su putesia que también los centroamericanos exa blicación dará ocasión para revisarla; para aquigeren con tono meloso y a veces impertinente, latar sus valores: para propalar sus méritos.
Para todos sus trabajos en ingenie Su espíritu gentil estriba en su manera de ser: En Yolanda Oreamuno tiene Costa Ricaría y copia de planos, llame a los en ese no sé qué, que se desprende de su voz. hoy México un valor auténtico. Su presenTeléfonos 5319 (Oficina) o 3201 de sus palabras, de sus actitudes, de toda su cia es una de las alegrías más hondas que puepersona. Una de las armas más diestras que ma den gozarse. Nadie que la haya tratado olvida(Habitación. neja es la conversación Arte difícil este! La rá jamás la gracia de su personalidad. Yo de conversación; creo que esto ya lo explico Mon mi sé decir que Yoland, es una de las pocas, Ingeniero RAFAEL ROIG raigne, no es disputa, ni diálogo, ni cambio de poquísimas mujeres con quienes he podido baAptdo. Correos Nº 523 Pareceres o de emociones; la conversación es blar sin mirar el reloj.
uno de los encantos más finos, de que puede Ermilo Abreu Gómez.
mos. Pero Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica