Yolanda Oreamuno

Repertorio Americano DE Tomo XLI CENTR COSTA CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1944 Sábado 25 de Marzo Año XXIV. No. 971 No. RICA Biblioteca SUMARIO: Un recuerdo para Antonio Machado. Por Rafael Alberti.
Educación de post guerra no: educación para la paz. Por El arte de vejecer. Por Azorín.
Isaac Felipe Azofeifa.
Una obra representativa de las épocas. Por Alfonso Contrarió su politica externa el Gobierno de los EE. UU.
Orantes.
Es un cuento. Por Benildo Leal.
La América Latina en la post guerra. For Alfredo Trejo Castillo.
La lección del Dr. Palacios.
Simbad.
Antología y panorama de la Poesía Norteamericana Blanco Fombona en México. Por Humberto Tejera. Versiones de José Coronel Urtecho.
He aquí a Blanco Fombona. Por Rafael Heliodoro Valle Puñado de rosas blancas. Por Jorge Fonseca Tortós.
El primer aeroplano que vimos volar en San José. Por Juan Carazo.
Apologia de limón dulce y el paisaje. Por Yolanda Oreamuno.
Noticia de libros.
Un recuerdo para Antonio Machado Por Rafael Alberti. De Biblos, órgano oficial de la Cámara Argentina del Libro. Año II, Nos. 8. Buenos Aires. Señoras, señores, pueblo amigo de Buenos. del tiempo. como él por boca de su Juan Aires: de Mairena diría debe ser.
Cuando se ha conocido a un poeta en carne Hablar de uno de los poetas más hombres, y hueso mejor diríamos al tratarse de éste, en más humanos que ha habido, siempre me atrae.
cuerpo y alma; cuando hemos seguido pará, me confortará más, dejándome un ancho so a paso, unas veces de lejos y otras de cermargen para el campo del corazón, que dedi ca, su vida, queriéndole, además, como algo car aunque sólo sea media hora, a ese otro tit familiar, casi paterno, nos es más que imposipo de artistas que levantan murallas, fuertes de ble recordarle sin sentirle sentado a noestro la contención entre la vida real de la sangre y la de do, oyendo su buena voz, voz siempre buena la obra. Por eso, sin señalar ejemplos de estos y entrañable, sea ya la acompasada de su verJOSE MACHADO últimos, que los ha habido y grandes un so: o la llana y suave conversación.
Góngora, por citar uno solo, supremo, del paQuiero, pues, en este breve espacio, y bajo sado prefiero hoy día, época de hombres, el ancho cielo protector de Buenos Aires. Antonio Machado traer aquí, con nosotros, y en forma de re nunca mejor sentido así por un poeta alejado (1933. cuerdos, a un Antonio Machado, prototipo, de España quiero mover la imagen viva de canon de lo que un poeta de este tiempo Machado en medio de la viva luz de esta PriPor José Machado.
mera Feria, entre cuyos libros, para honra suya y de todos, refulgen los de él, sombra ya Pasó algún tiempo, en el que poco a poco en paz por otros campos.
aquel ya vuelto en mí apremiante deseo por conocerle, se fué calmando, descendiendo a ese fondo donde esperan, dormidas, las cosas que Imagen primera y real Antonio Machado no lograron su final, satisfacer su luz, cumplirla. Pero todo, de pronto, vuelve a emerger, Confieso que, cuando muy joven, en esa a irrumpir, llamado desde fuera, desde la su.
primera feliz edad poética de la búsqueda y el perficie menos sospechada.
asombro, nunca sufrí desasosiego por conocer Yo sólo conocía de la imagen real del poea esos que oíamos diariamente llamar los ta castellano andaluz lo dicho por él mismo en grandes hombres. los maestros y que con unos versos ya famosos: tanta frecuencia, además, veíamos en las calles, el Café, los teatros. Pero hubo un año de mi Ni un seductor Manara ni un Bradomin he sido vida en que se produjeron circunstancias que ya conocéis mi torpe aliño indumentario me obligaron, ya gustoso e inquieto, a bus car a uno de ellos: a Antonio Machado. No lo había visto ni de lejos. Me sabía, eso esas circunstancias eran de agradecimiento, pues sí, de memoria una sola fotografia suya, apaél, con otros grandes escritores, acababa de vo recida al frente de sus poesías, en edición de tar 1924 el Premio Nacional de Literatura la Residencia de Estudiantes: un Machado, para mi libro de poesías Marinero en tierra. aun bastante joven, grave y triste, con cara Así que una mañana, me presenté, sin aviso, de caído de la luna, saliendo de un alto cuello en casa del poeta. Pero gran desilusión, ma duro chimenea, corbata de plastrón, anticuala suerte el poeta no estaba. No vivía en do, anacrónico.
Madrid. Su madre, una anciana pequeñita y Subía yo una mañana por la Calle del Cis.
fina, apareció de un cuarto para decirmelo: ne, de Madrid, cuando por la acera contraria Mi hijo anda por Segovia. Viene muy vi que bajaba. lenta, una sombra de hombre, Rafael Alberti poco por acá. Es difícil yerle, que, aunque muy envejecida, identifiqué sin Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica