42 REPERTORIO AMERICANO Georama de Colombia Biografía emocional de Barranquilla Por Barrameda Morán (En el Rep. Amer. es la Quizás no haya en este vasto país de ciu su exclusión del testamento que otorgara el dades graves, de pueblos tristes, de aldeas glorioso pasado a sus hermanas de ascensombrías, un conglomerado que con más fer dencia colonial, algunos achacosos supervivor se entregue a la alegría que el de Barran vientes contemporáneos de la cataplasma galla, la urbe trepidamente que demora su desconfían de los destinos de la ciudad en alba topografia a la cirilla norte de Colombia, agraz. La ciudad es, pues, temperamentalfrente al policromado Mar de las Antillas. Ni Terraza soire el Terminal Maritimo.
mente alegre, porque es juvenil, porque tiehay otra tampoco que tome tan a pechos los ne fe en su nutrido acerbo de posibilidades, duros sórdidos arversos de la vida, la cara por su optimismo deportivo y triunfal. Por presión: colosales fuerzas impulsoras con que ineludible del cuotidiano menester.
que, en suma se autovalora valitntemente, hacer la impetuosa y desabrochada travesía sin tapujos, y sabe que és y debe ser feliz.
del océano carnestoléndico, vefervescente de Historia de la alegría La nube juvenil disfruta de su jacarandosa alborozos.
alegría de colegiala descalza, sin cuidarse de Mucho se ha dicho y escrito, hasta el mo los aspavientos de la tía chapada a la anUna semana con el Diablo nótono lindero del lugar común, pero poco se tigua ni de los augustos gruñidos de la a ha penetrado en la verdadera esencia de esa buela, que no tuve en sus tiempos el placer El carnaval ya lo han dicho alegría varonil que esmalta de limpios jubi de permitirse libertades tan groseras. se fiesta típica de los pueblos del lito al atlán les el alma de la ciudad atlantiquense, dueña gún la clásica reconvención. La ciudad está tido colombiano. Pero, singularmente, la fiese ella de una insaciable capacidad para la eu en el clima volátil de los quince años: estrem ta barranquillera por antonomasia. el car foria y de una invariable aptitud de optimis nando primavera. Por eso, al forastero gaz naval de la ciudad atlántica alcanza una dimo sin desmayos.
moño, le sorprenderá hallarla festejando mensión, una sonoridad y una intensidad que Barranquilla es alegre y dichosa todo el en toda época sus tres lustros maravillo no tienen paralelos en el resto del país. En año, en todo tiempo: siempre. es así, eu sos, que no pasarán de tan lozana cifra, porninguna de las escasas ciudades de Colcambia fórica y comunicativa, porque es sencillamenque esa es y seguirá siendo la edad del esen donde celebran esa fiesta alla posee el hon te joven. Porque, además de esa razón con píritu barranquillero.
do y fraterno, el cálida abierto sentido poу secuente, su espíritu está en un perenre repular que caracteriza al carnaval de Barranvener. En sus entrañas no carga lastres vene2 meses entre los Dioses quilla. Ni otras fiestas populares de allí misrables que puedan agobiar su claro y vertigimo. pero ni siquiera las celebraciones al mis noso dervenir. Carece de atávicas pesadum Perc hay una época especial en que la ciu mísimo San Roque, con todo y ser el Patrono bres o de pesadas antiguallas ostentosas que dad acelera el entusiasmo, dos meses durante de la ciudad, pueden rivalizar ventajosamenarrastrar, o que acrecentar para futuras va los cuales la alegría toca enajenada la tré te con esa regocijada llaneza, con esa reclunaglorias. Su historia cabe holgadamente den mula latitud de las banderas: diciembre, patadora alegría que innunda el corazón del tro del marco volandero de una tarjeta pos ra liquidar el año viejo. enero, para iniciar pueblo durante el carnaval. es sin dutal. No hay ali ñoñas tradiciones que conles goces del nuevo. En el primero Barranqui das porque el de Barranquilla es un pue servar, o que repintar de vanidad para mos lla enarbola palmas mecidas de advenimien blo recia y espiritualmente costeño, integral.
trarlas al extranjerc. No contrajo deudas de to, y enciende todas las luces fluorescentes mente democrático. El pueblo no es fanática filial gratitud con la epopeya. No tiene com Piel contento. Se prepara, un tanto pagana, a de ninguna religión, ni hostiliza las creencias promisos con el pasado, sino que paga puntual hacer de la inmediata navidad una fiesta subs: de quienes las cultivan de conformidad con y generosamente sus pólizas al porvenir. Su tanciosa de familiaridad, hasta cierto punto historia imberbe se baña diariamente en asus respectivos ritos, por exóticos o extravasuntuosa, pero simpre emotiva, extravertida, gantes que éstos le parezcan. Por tal razón, el guas nuevas, sin dar lugar a que sobre su piel ruidosa como todas sus festividades. Enero, hombre costeño les ha dejado a las mujeres el se detengan las huellas empolvadas en cambio, es el desasosiego de la espera. Es campo libre en las iglesias. Porque él, adedel ayer. Su biografía crece al sol en piyama un mes tremolante de deseos, crujiente de más, es poco adicto a las ceremonias de cual de las terrazas, scrbiendo coctelies jugueto preparativos. Son treinta días en que la ciu quier género. Pero la mujer costeña también nes, porque no atesora en las bodegas ningún dad se calma de razones para acometer con es schbria en aficiones sobrenaturales, y de ahí.
vino octogenario de taimado espíritu frailu denudo la fiesta cercana, la fiesta de fiestas sólo la vemos en los cultos en rarísimas ocano. Barranquilla, como las mocitas díscolas, que se verificará, contra cualquier contingen siones, cuando muy sinceras devociones espivive en primera persona del singular. Per es. cia, en los primeros días del mes de febrero. rituales se lo exigen.
to y por la falta de abolengos barbudos, de los habitantes, a mano doble, arrojan bostradiciones de mono alto, de raigambre en el Esta aparente y despreocupada irreligiosi ques de leña a las calderas emociorales, a fin pretérito envanecido de ranciedad, así como dad en los hombres, la falta de beatifismo o de producir y acumular millones de libras de mojiga tería en las mujeres, asi como el des precio burlesco que a todo el mundo le inse pira el tipo del camandulero y el desgano que en general manifiestan por las cosas ultraterrenas, que no se ven, le han acarreado a Barranquilla los erróneos apodos de ciudad incrédula y materialista. Pero estos injustos y superficiales calificativos con que han pretendido interpretarla los papandujos so ciólogos mediierráncos, carecen de fundamerto y no alcanzan a ser ni con mucho una epidérmica interpretación de acatarrados turistas, de esos que cargan un breviario por guía. Además, desconocen el mar. esta sí que es razón primordial, condicional, sin la cual es imposible juzgar acertadamente a un pueblo marítimo. Los habitantes de Baranquilla, pues, creen en Dios, pero se divierten mucho, deliciosamente, con el Diablo. Vamos, expliquémonos para no asustar: con el Muelles de Puerto Colombia, Barranquilla, Col.
Diablo de trapo del carnaval.
morena Biels Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica