46 REPERTORIO AMERICANO Noches de la claras como el dia.
noches de luna de la tierra mia.
Casas blanqueadas, naranjos en flor, callejas calladas, saudades de amor.
Liberia, urbe blanca, tan clara y serena, Liberia, urbe casta cual la luna llena.
jean las chichillotas y travesean las urracas. Siguen en pie todavía los faroles que iluminaron el patio para la boda de mi madre.
Sobre la luna vertical del espejo veneciano que está en la sala. cuya tersura opacó el tiempo esperé anhelante ver de nuevo la silueta de mi madre, pues se daba frente a él los últimos toques, antes de ir al baile.
Mamá no era bella; pero tenía algo que es más raro y vale más que la belleza. personalidad. En su rostro pálido lucian dentro de orbitas profundas. un par de ojos negros, saturados de melancolia. Manos como las suyas, blancas, regordetas, expresivas, de palmas ro.
sadas, sólo las tuvo Eleonora Duse.
Tocaba el piano con sentimiento. Beethoven era su consentido. Leia a Lamartine, y cuando miraba el cielo azul se llenabar de lágrimas sus ojos. Escribía cartas que eran poemas. Don Enrique Guzmán le enseñó a expresarse castizamente; todo lo demás de su estilo lo llevaba dentro de su llagado corazón.
Cuando hacia luna convidaba amigas a comer melcochas. alfandoques) en el jardín de la casona. No atendia a nadie, porque se pasaba alelada horas y horas contemplando fijamente el astro nocturno. Le gustaba vivir en la capital del Guanacaste, pudiendo permanecer en San José, para gozar de las noches de luna tibias de Liberia, que no tienen rival en el mundo. Pensando en ellas escribí unos versos a los que el compositor griego, Jorge Dada, puso música. Dicen así: finita variedad de formas. El bien que todos podemos hacer sin salir de nuestra esfera co.
tidiana. El bien que podemos aún prodigar a través de nuestra vida sencilla. El bien con el cual podemos llenar a cada paso los reci.
pientes que vacíos y anhelantes se nos ofrecen a lo largo de nuestro camino. El bien que podemos hacer no sólo a aquellos a quienes hemos de considerar en estado de inferioridad con respecto a nosotros sino también a los que miramos desde abajo, situados en un plano de más alta espiritualidad, pues para ello basta con que los comprendamos y los admiremos, identificándonos con su bondad. El bien por acción y por omisión. El bien que significa amar. El bien que representa no envidiar. El bien que consiste en ayudar. El bien que envuelve no dañar. El bien que está siempre tan al alcance de nuestra mano como el mal. El bien que podemos hacer tan fácilmente con nuestra mirada, con nuestra palabra, con nuestra sonrisa, con sólo poner en ellas algo de lo que El sembro en nuestros corazones.
De todos mis hermanos soy el más parecido a mamá. En lo espiritual le debo mucho más que a papá, porque éste era un buen médico, nada más que un buen médico. Le dediqué mi primer libro con estas palabras: la memoria de mi madre, de quien heredé la divina hiperestesia que me hace apto para expresar todas las complejas sensaciones de arte.
Se lc debo todo hasta la tristeza que ha ennoblecido ni vida, porque fui engendrado cuando ella había sufrido la quiebra total de sus ilusiones. De ahí que mire con arrobo la luna y sienta que su luz calma mi angustia. Noches de luna de Liberia, llenas de sugestiones y nostalgias, sois el único recuerdo que me queda de mi madre. Os amo y no podré olvidaros jamás!
Mario Santa Cruz Volver a vivir Son meditaciones Las escribe Román Jugo En el Rep. Amer. El teléfono y somos menos, porque la realidad, fría y desnuda, de la separación física respeto de nuestro ¿Alguna vez ha estado usted solo al lado de interlocutor, imita nuestra acción efectiva. Por un teléfono? Si ha sido así, habrá usted expeeso, un aparato telefónico ha de ser siempre rimentado la influencia emotiva que eso enciepara mí la llave que abre la puerta de otro mundo en el cual todos somos un poco más y un porra. En esos momentos, la idea de que basta descolgar el auricular para ponerse en contacto con co menos de lo que somos en éste.
cualquier persona, nos ofrece toda una gama de 29 VII 42.
posibilidades fantásticas. Hay una sensación misteriosa en la voz que trasmite el hilo telefoEl sentido de la vida nico, que no tiene nada de común con la que experimentamos en nuestras conversaciones de la Vivir, en toda la amplitud del concepto, es vida corrionte. Hablar con otra persona que no hallar el verdadero sentido de la vida. Es darestá en nuestra presencia, oírla sin verla, tiene le una razón a nuestra existencia, que explique todo el esoterismo de lo incompleto y de lo y justifique nuestro paso por el mundo. No irreal: es como hablar en la oscuridad, donde podemos admitir que nuestra presencia en la no hay más que voces. donde los seres no son tierra sea el producto accidental de la casualimás que vibraciones que repercuten en nuestros dad. Debe existir un motivo más poderoso tímpanos. Es en los teléfonos donde se aprende más alto. Encontrarlo y vivir de acuerdo con a conocer la humana, en toda la maravilla él es nuestra misión. Cuando hemos vivido mude sus proyecciones espirituales: es ahí donde cho tiempo sia ocupar nuestra atención podemos comprender cuán grande es su poder este problema, comprendemos que hemos dejado de expresión al hacernos sentir. por medio de el vacío tras de nosotros y estamos en deuda con inflexiones, una sonrisa o un gesto adusto de nuestro destino. La vida constituye un caudal quien está al otro lado del hilo. cómo, al cuya administración se nos ha confiado. Tarconcentrarnos en la captación a través de uno de o temprano hemos de rendir cuentas de solo de ruestros sentidos, experimentamos la pa nuestro mandato. Cada instante vivido en varadoja de usarlos todos a la vez, como esos co no representa un derroche de la fortuna puesta hetes que suben al espacio siendo una sola raya bajo nuestra custodia. pensar que a menudo luminosa para, al estallar, convertirse ea lluvia pasa por nuestro lado la oportunidad de efecde estrellas. Oyerdo por el teléfono, yo he tuar una buena inversión espiritual, empleando visto a una mujer, la he sentido estremecerse para ello esos bienes que administramos, entre mis brazos y, envuelto en la fragancia de que sepamos comprender el verdadero motivo su belleza, han gustado mis labios el sabor de por el cual se nos confiaron! Nuestro deber los suyos. Al otro lado de un hilo telefónico seria convertirnos en avaros de vida, con ressomos más y menos nosotros mismos. Somos pecto a todo lo que no fuera gastarla en forma más, porque al concentramos para vivir oyen acorde con su verdadero sentido. cuál do nos encontramos nos conocemos mejor; ha de ser éste, sino el bien? El bien en su inDevolvernos por el camino de la vida. Cami.
nar hacia atrás, buscando recuerdos. Arrancar el dolor que sembramos. Destruir todo lo que construimos sobre la mentira. Recoger todas Las palabras que dejamos escapar y que hoy resuenan en nuestros oídos como una música siniestra. Borrar todo ese panorama sombro que dejamos a nuestras espaldas. llegar al punto en que el sendero se convirtió en pendiente.
Volver a ser lo que fuimos antes de dar el primer paso contra nuestros sentimientos y nuestros principios. olvidar. Olvidar que he.
mos trocado la ingenuidad por la malicia. Que hemos hallado tantas veces la envidia a nuestro paso que ya no podríamos reconocer a la amistad. Que hemos sido traicionados tantas veces que ya no creemos en el amor. Olvidar, que es sacudirse el polvo del camino. encontrar aquel recodo en que, agazapada y medrosa, se quedó nuestra fe cuando tropezamos por primera vez. Ser de nuevo valerosos y sinceros. Volver a confiar, a creer, a esperar.
Vi.
vir como quien ignora la existencia del mal. Volver a empezar. Ahora no nos engañaria el espejismo de la vanidad, ni nos detendría el temor al ridiculo de ser buenos. Ahora no pasaríamos de largo ante una mano tendida, ni dejaríamos de orar por tener la boca llena. Ahora miraríamos a lo alto, aunque nuestros pies se enredaran en las zarzas. Ahora amariamos las horas lentas suaves de meditación profunda, y sabriamos despreciar un vértigo que nunca fue lo bastante rápido para hacernos huir de nosotros mismos. Ahora. Ahora seríamos distintos si pudiéramos volver a vivir. con Costa Rica, 23 1 42.
sin CUTEM. ASPECTO Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica