Víctor Raúl Haya de la Torre

Repertorio Americano Tomo XL CUADERNOS DE CULTURA HISPANIC San José, Costa Rica 1943 Sábado 29 de Mayo Año XXIV. No. 961 No. CONTENIDO: Ermilo Abreu Gómez Lorenzo Vives Brenes Mesén Juan Marin León Felipe Del honor Autores y libros Li Po, principe de los poetas de China Noticia de libros norteamericanos El Ecuador Dos historias breves Hernndez Catá, hombre del espacio Las horas imposibles Una estrella de primera magnitud en la Literatura argentina Jorge Carrera Andrade Vera Yamuni Fernando Campoamor Román Jugo Poesías Maria Granata Poemas Li Tai Po Nuestra verdad Consuelo Lee Tapia Catalina León Gruszko Simbad Qué se espera de la visita de Mr. Wallace?
Haya de la Torre América ante el derecho de Puerto Rico Vicente Geigel Polanco La venganza del Sukie Julio Fabio Ugalde Palabras Antonio Castro Leal La guerra de España y la situación política europea Rafael Ruano Gris León. Felipe su su León. Felipe lo conocí hace años. En un café de la calle de Plateros. Me lo presentó Samuel Ramos. Charlamos poco; de no sé qué cosas. Después de algún tiempo lo volví a encontrar. Acababa de morir Anatole France. Yo preparaba una de mis primeras conferencias para un grupo literario. León Felipe no le agradaron más ideas y así me lo dijo. Me parece que sospechaba de mí; me creía un jovenzuelo con ribetes de señorito.
Tal vez tuvo razón. Mis lecturas oscilaban entre Gabriel Annunzio y Valle Inclán, Gabriel Miró y Azorín, Vivía dentro de una cárcel dorada. Pero fuimos amigos, muy amigos. Me regaló su primer libro. Lo leí con encanto, con gusto. Nunca olvidaré aquella poesía, tan sencilla, tan humana (no sé cómo llamarla con propiedad) en la que se hablaba de una chiquilla pobre, pobrísima, que miraba detrás de los cristales de una ventana, achatándose, curiosa, la naricilla pícara. Ya vibraba en esta poesía la conciencia que después había de ensanchar y ahondar el poeta: la conciencia del dolor propio vinculado al dolor ajeno. También me llamó la atención la calidad de la prosa que contenía su libro. Era una prosa firme, clarísima, equilibrada; una prosa que ahora no acierto a poner sino al lado de la creada por Antonio Machado.
Entonces León Felipe no usaba barba: era lampiño; y un poco menos calvo. Pero ya andaba con ese bastón que todos le conocemos, grueso, pesado, que más le sirve para apoyar las manos junto a la mesa de café, que para regular sus pasos por esas calles y plazas.
Han pasado los años. Ahora León Felipe tiene fama en la tierra, en el cielo y en el infierno. Su obra ha sido fiel a él: y él ha sido fiel a su obra. Su poesía le ganó no sólo el alma sino también la carne.
Ahora León Felipe usa barba, una barba entrecana, recortada, que aviva la luz de sus hermosísimos Sala de retratos espíritu. Los dos tienen ansias de vagabundos. Muchas veces me los he figurado, sentados al borde de un sendero, compartiendo el pan, el (De El Nacional, México, febrero 16 de 1943. vino y la canción. La vida junta a ellos habrá de detenerse no a conojos de hombre. Cuando le veo me en él son frecuentes, casi siempre templar sus cabezas extrañas, sino parece la evocación de la imagen de después de una polémica.
a oír los consejos que sólo el dolor un retrato antiguo.
Su personalidad poética no está sabe ordenar en los labios de los La conversación de León Felipe hecha sobre modelos literarios, que hombres.
es, al mismo tiempo, vehemente y conoce muchos y variados. La preSu personalidad poética, plácida. Su voz es clara, velada, sin sencia de Whitmann en su obra poesía, su estado de alma, su actiestridencias. La gravedad no la pier no es sino coincidencia de tempetud encantada, la vigilia de su suede ni en los momentos de ira, que ramento, auténtica hermandad de ño, descansa en la conciencia del hombre, en la naturaleza de su entraña. Como hombre León Felipe se apoya en la realidad de los hombres. Para transfigurarse, el poeta León Felipe.
rasga sus vestiduras, enciende voz y dice su amor, su odio, su esperanza y su blasfemia, sobre el vuelo o sobre los escombros de aquellos hombres. de este doble juego: la presencia del hombre frente a la vida y la presencia del hombre frente al hombre y la vida, surge el aire y la llama de su poesía. iQuién diga que León Felipe no es poeta es incircunciso de lengua y de corazón.
La poesía de León Felipe guarda los hilos de aquella vibración enérgica que nos viene de las grandes y tremendas crisis del mundo. La más cercana, la que enfrentó a Dios y al Hombre, en las lindes del siglo xy, está presente en él.
Pero su presencia está transformada. En León Felipe se refleja la lucha entre el individuo y la masa; entre Cuando los arzobispos bendicen el puñal y la pólvora el egoísmo y la caridad. En los poey pactan con el sapo iscariote y ladrón. para qué quieren el salmo?
tas del siglo xv la lucha se establecía entre el feudalismo y la monarA pesar de mi repugnancia por las cornucopias y los quía. Era la lucha de Enrique IV toboganes de la segunda mitad del siglo xviii. Calderón y Carlos Cómo no hemos de ha sido siempre uno de los maestros a quien no he abandonado nunca.
recordar, en la poesía de LeónFelipe, la música y la risa y las lá. el que escriba un poema que no olvide que se han grimas que aparecían en las coplas visto ya pájaros que se le escapan de la jaula al maanónimas de aquel tiempo y que los temático. Por ejemplo: dos y dos no son cuatro. ciegos decían, dónde podían o dónque no se solivianten el tenedor de libros y el rotario. todavía seguiremos sumando unos cuantos días como de eran sordas las ovejas de los antes, para que no se colapsen los bancos. esbirros. En los versos de LeónFelipe no danza también la muerte (León Felipe. junto a los papas y los príncipes Maroto NY Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica