316 REPERTORIO AMERICANO Versos nuevos de Claribel Alegría Son 10 poemas sin título (Envío de la autora. Ahora en Sautheastern Lousiana College Hammond, La En medio de la noche palpitante de gozo, llora mi corazón el más hondo sollozo, llora suave, en silencio por el dolor del mundo, quiere romperse a veces en un grito profundo.
Al fondo del estanque veo brillar mi anhelo.
pez de plata agitado en fantástico vuelo, brilla tanto la llama de su mágica vida.
que parece que incendia hasta el agua dormida.
Llora mi corazón el más amargo llanto y se sabe impotente para lanzar su canto, está presa en el alma la canción dolorida y con dedos de fuego le destroza la vida.
Quiero pescarlo a veces con mi atrevido anzuelo, mas es hondo el estanque, tan hondo como el cielo, no baja hasta su fondo mi red atormentada, pero siempre que baja regresa iluminada.
Quiere salir del alma por una herida abierta, quiere salir volando por la sangrienta puerta, y en medio de la noche palpitante de gozo llora mi corazón el más hondo sollozo.
Espero que mi anhelo tenga alas algún día y suba hasta mis manos radiante de alegría, yo no puedo pescarlo con mi atrevido anzuelo, porque el estanque es hondo, tan hondo como el cielo.
Setiembre 22. 42.
Santa Ana. El Salvador. febrero de 1943. De ti, tierra sangrienta, tieyra sonora y muda, de ti se ha levantado un viento enar decido, un viento de alas anthas que lleva entre sus dedos, la dolorosa flecha de tu infinito llanto.
Oye mi voz, Señor, mi voz estremecida.
que se eleva hasta Ti por la escala del viento, recógela en tus manos y escucha su acanto, que es triste como el canto de una tórtola herida.
Escúchame, Señor, mi alma está vacía, yo siento que la duda ya me tiene vencida, tengo miedo de mí, de perder mi alegría, quiero un poco de fé que me encienda la vida.
Este día se siente volar sobre nosotros y a cada ser del mundo le lleula tu mensaje, tu mensaje sangriento, indefinido y húmedo, se lo lleva a los hombres, y a las bestias con hambre, y a la nube que pasa, y a las plantas del bosque que en su retiro largo también se despedazan.
Una gota, Señor, de tu fé milagrosa, derrama sobre mi alma que ahora está vacía y verás cómo se abre como cálida rosa y eleva hasta Ti sus notas de alegría Se lo lleva a los ríos que corren hacia el mar, a la dicha inocente del pájaro que vuela y a los lagos ocultos en su silencio gris.
Oye mi voz, Señor, mi voz estremecida, que es triste como el canto de una tórtola herida.
Setiembre 42. todos nos reclama, oh tierra grande y rota, algo que nunca has visto a través de los siglos, un minuto de paz para tu seno abierto.
Un minuto de paz pide la voz del viento que es hijo de tu pena, del fondo de ti misma se levantó cantando, L tátne las alas anchas y trae entre sus dedos, la dolorosa flecha de tu infinito llanto.
Tu dejarás mi cuerpo, espíritu inmortal, celeste mensajero de cálida poesía, mi cuerpo que amas tanto lo dejarás un día en las lóbregas manos de la muerte ancestral.
Santa Ana, marzo de 1943.
Las puertas del misterio se abrirán a tu asombro, dulcemente han de abrirse al toque de tu canto, mientras mi pobre cuerpo, triste y pálido escombro, se pudra lentamente en la tierra del llanto.
Hermanos de Europa, yo soy un alma amiga que sufre con vosotros, No volverá a encenderse mi pecho de fanal ante el mensaje azul de tu clara poesía, mi cuerpo que amas tanto lo dejarás un dia en las lóbregas manos de la muerte ancestral.
y he sentido en el viento vuestras voces profundas, en el viento que viene de jugar con los cuerpos sangrientos tostados, he sentido el lamento, y el golpe de hierro y el grito de angustia que a todos os desgarra y os une en abrazo.
Octubre 42 Mi corazón arquero embriagado de fuerza, disparó al infinito su flecha milagrosa, has de llegar, le dijo, en delirante salto, hasta tocar los astros de música radiosa.
Me desangro por dentro, y a veces le confío con manos temblorosas mi fraternal mensaje a la proa infinita del viento de la noche, otras veces lo digo llorando a las estrellas, a las altas estrellas que nos miran a todos, y me quedo vibrando al calor infinito de una vaga esperanza, talvez hay un oído que recoja mi canto. la flecha subió rompiendo las distancias y aprendió de los astros la celeste lección, vió los mundos de sueño, palpitantes de gracia, se embriagó de colores y vibró de emoción.
Me desangro por dentro, no puede haber ahora un corazón sin llanto, une más a los hombres del dolor que la dicha, somos almas amigas, hermanos de Europa, nos ha traído el viento vuestras voces profundas y el golpe de hierto y el grito de angustia que nos desgarra a todos, en doloroso abrazo, Sintió cerca el misterio, lo quiso atravesar y se rompió en pedazos, la flecha enardecida.
Hoy no importa que llores, mi corazón arquero, sólo el amargo llanto refrescará tu herida.
Santa Ana, noviembre de 1942. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica