Carmen Lyra

106 REPERTORIO AMERICANO Diez muertes en mi vida para que tú nacieras sin raíz de tiniebla, y sin huesos heridos, lo que dentro de ti pueda sobrevivirse, ya no es mío ni tuyo sino del porvenir.
De eso hace mucho tiempo, por eso vas volando.
elevándote y creciendo como espiga de fuego que desde el umbral de sí misma moviera el universo.
Desde mi sangre triste dos niñas han volado como arcángeles bélicos con la espada en la mano, con sus manos de seda van derribando muros y no hay mar que detenga su paso desatado.
Ellas nada sabian mas nunca preguntaron, andando en el silencio todo lo comprendieron, en el aire se han ido, en el aire, en el aire, valvadas para siempre de lo triste de la sangre.
Costa Rica, marzo de 1943. hojas verdes que arrancaron los vientos al amate dormidoque bai. an los certos de gritos y risus. Qué me cuenta la tarde del indio bronceado, del paisaje enredado en el rancho, del volcán adornado con plumas verdeantes y del huérfano rio que quiebra en las piedras su voz te lewesnas. Qué me cuenta el celaje de mi Cuscatlán, del llopango artista que ha olvidado los años por desearse preñado de estrellas y sentir en su vientre luminosas aletas en caricias de vidrio. Qué me cuenta la tarde del suburbio con hambre.
cel cipce palidico, de la obrera enfermiza, de la abuela del barrio con cabeza de luna, que hoy ya es margarita con sus rizos de canas?
Cada tarde espero una carta escrita en colores.
Espero noticias que no sean tristes, que no de prisiones, que no de hospitales.
Cada tarde espero leer la palabra.
Una sola palabra que de el indio su tierra; que a obrero le pague la sangre exprimida en sudores; que haga dueña del grano maduro a la mano morena que con sangre bendijo el arado. Qué me cuenta la tarde de esa palabra Gue tiene lectores en cada mirada en cada silencio, plegaria y espera? poemas nuevos (En el Rep. Amer. Poema de una voz con alas (A Carmen Lyra, autora de los Cuentos de mi tía Panchita. Tia Panchita: tu voz, cuando se acerca a mi oído, tiene pájaros que gritan ¡Libertad. por los espacios.
Afina su gama de iris la dulzaina de los vientos en el hábito haraposo de los cipreses poetas; y tu voz música llantoes orquesta de colores afinando en mis oídos la ronda de tus deseos.
Tu voz, surtidor de notas que está vertiendo en la raza presagios de nueva aurora!
Tia Panchita: tu voz ¡cómo clama por los hombres!
Arbol cansado de luces que floreció en primavera.
Tu tronco quebró sus ramas y estalló en flores con alas.
Toma mi mano de cobre, rómpela con tu mirada, llave de la nueva aurora.
Abre el cobre de mi mano y encontrarás la semilla, esa semilla con alas que ayer dijiste a los hombres, Tia Panchita: tus dedos tienen vuelos agitados, resumen de agrestes cumbres y de nubes mensajeras; parecen como cuajados en la entraña de la tierra.
Tus dedos de flecha virgen guardianes de nuestra causa.
Mi sangre, donde rebeldes se vaciaron los volcanes, hade erupción de cadencias por los rios de las venas cuando desatas tu voz, rosa de fuego en combate; tepunahuaste sagrado donde sender sus iras manos morenas de indio.
Tu voz cuando a mi se acerca tiene pájaros en fuga, créano de aguas rojas con peces de libertades.
21 II 1943.
Nostalgia de lo que no llega ¿Qué me cuenta la tarde extranjera de distancias azules, de recuerdos descalzos, de pericos Cantos al hombre nuevo III Viento hecho música azul en arco de pinares.
Música del pino verde sobre un órgano de sol de cristales.
La vida de los hombres hecha flor.
La vida de los hombres hecha fruto en el aire.
Agita un rayo de luz nueva bandera y un credo joven renace en labios niños.
Un credo nuevo para un minuto nuevo.
Caminos de rosas grises adelgazan sus venas de barro a tus pies.
Ve por ellas, hermano, cántales tu credo nuevo para el minuto nuevo.
tu credo de libertad, de la raza sin colores, sin nombre, la raza sola del universo enlazada.
La esclavitud se prolonga por arterias invisibles; descúbralas tu mirada y quiébralas en tu pecho joven.
Palabras de vida florecen sobre tus labios.
Hermano, suelta esa ronda.
Cántales tu credo nuevo para el minuto nuevo y verás nacer alas, flores con alas, vidas con alas en vuelo por los astros.
Corazones de triángulos y luces que conjugan su milagro en una estrella.
Verás como la tierra se levanta y a tu gesto germina en primaveras.
Verás los hijos todos de la tierra en oración perfecta Tezando el credo del minuto nuevo. a tu voz, resonancia de milenios, hará eco la verde de los pinos sobre un órgano de sol y de cristales.
PILAR BOLAÑOS Costa Rica, febrero 28 del 43. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica