REPERTORIO AMERICANO 279 Son tres Del muelle que peina las olas que vienen y van. En el Rep. Amer. un viejo marino que mira sus sueños hundirse en el agua y pasar, Un hombre solícito lanza sus redes al fondo del mar.
Se llamaba Enrique, era un revolucionario inte prarla. Mas reflexionó un momento, para decir La abierta pupila del faro, ligente, honrado, de esos que conciben la herida al empleado: Mejor deme una muestra, luege vigilante barco que tarda en llegar, ajena como saeta en carne propia, que forman vuelvo. Una hora después regresó la señora a la va grabando con hebras de luz una unidad con el prójimo al sentir su dolor tienda, un poco más seria que de costumbre, y un tatuaje de sangre en el mar.
Leia mucho, estudiaba, pero sobre todas las codijo: Permítame llevar algunas otras muestras, sas amaba y glorificaba la libertad.
pero los ojos no se apartaban de la pieza de seda Su mujer era joven, agradable, con un sentido estético de la vida, diferente del marido. Vestia que ella admirara anteriormente. El dependiente ESPERA con elegancia, y llamaba la atención porque al que era observador insistió: Lleve Ud. de la que salir de compras siempre pedía una muestra del le mostre primero, es lindísima. Si, respondió, Rojo el cojín donde tu cabecita género que había sido de su gusto, para regresar es preciosa, pero el color no le gustó a mi marido.
trémula y palpitante, al poco rato por el corte de vestido. Un dia, Mientras tanto, don Enrique el revolucionario formó un regazo tibio vió en una tienda unas sedas bellísimas, eligió la leia y su espíritu vibraba al unísono con el autor y adorable de su agrado y su primer impulso fué el de com de un maravilloso libro sobre la libertad humana. para esperar la vuelta de su ilusión Otro El parque, Este era un estudiante, componía versos, se le El estudiante poeta habló de su familia: adoigual que un pozo de silencio, juzgaba como un futuro literato. Sociable, muy raba a su abuela, su madre vivía aún, y tenía vay la ciudad dormida en ana calle conversador, charlaba un dia con un grupo de bajo la luz incierta rias hermanas. a estas últimas, le pregunté, de una enorme pupila vigilante, compañeros. Yo soy poeta, decía, comprendo y las quieres mucho?
dcarició tu pensamiento estimo bien a las mujeres, porque como ellas Sí, muchísimo, dijo él, son muy buenas con dormido en el suave poseo el don marayilloso de la intuición.
migo. Me lavan la ropa, la aplanchan, me re cojín de la sala ¡Benditos sean los poetas. me dije a mí misgocijan con su conversación, y me acompañan ma, y continué. Oh Apolo, intercede por nosotras las mujeres, acogiendo bajo tu protección cuando no tengo con quién salir.
Cierra los cristales de tu celosía. Apaga la luz, a un número mayor de jóvenes.
Oh Apolo, pensé, olvida mi ruego, mejor pey allí, sobre el tibio regazo ondulante, La conversación siguió su curso tomando un diré a Talia me preste sus ojos, para ver como espera, espera giro más personal.
ella, a través de todo esto sólo una comedia.
la dulce ilusión que soñaste.
Afuera la brisa nocturna patina en la calle, y se oye el rumor de unos pasos que llegan quebrando el silencio del parque. DONDE FUE?
Tradición dunas muertas Dalila ama todavía al héroe Antar. En aque sentir que lo eterno es el mudar, el continuo moHos atardeceres de hace 400 años, ella lo siente vimiento. Tiene la angustia del tiempo acentuada cada vez más lejano. La juventud de Dalila ape por su raza y por su sexo. Dalila, incauta, hace nas si comienza a perder su frescura, y ella, la estatua de su vida.
soñadora, a tan temprana edad comienza a pen Antar, recorriendo la comarca de Yemen, va sar en el pasado. Sus días de gloria y amor han en busca de bravias aventuras, siguiendo su vipasado ya. Así es la tradición, ley inexorable vir. Antar, el valiente, el que imparte la jusdel desierto. su memoria vienen con frecuen ticia, el que defiende causa justa y castiga con cia, aquellos días cuando la voluntad de ella era mano implacable a todos los culpables. La Araorden que todos obedecían, por ser la que go bia toda habla por boca del valiente.
bernaba en el corazón del juez del desierto. Pero Allá a lo lejos, el viento del desierto, sobre todo, la hace sentir nostalgia, el pensar en corriente evolutiva, va arrastrando la arena y foraquella tarde, en que Antar dijole públicamen mando muy lentamente una última duna. Los te que manifestará un deseo, cualquiera que pensamientos de Dalila, girando en espiral se fuera, que él cumpliría bajo palabra de hombre. han estacionado a los muchos siglos de obedienIrradación de su espíritu angustiado fué su cia tradicional, transmitidos de beduina en bequerer: pidió a Antar que le besara los pies de duina. Paralela a Dalila, se levanta una barrera lante de toda la multitud. El héroe temblando que han solidificado las condiciones y el tiempo, cumplió su promesa, pues su palabra estaba em de incambiables horribles dunas muertas!
peñada.
La beduina continúa soñando recuerdos, sin Costa Rica, setiembre de 1943. Adónde te encontré. Por cuál camino te siguió mi planta?
Fuiste la alondta que rompió el hechizo del oscuro cristal de mi mañana, y el dia fué una orquesta multiforme y más brilló la luz en la montaña.
con ¿Adónde te encontré, mujer que me diste la esperanza en la eterna aventura de mi existencia inútil y lejana?
y Yo soy. Fue en la ciudad cosmopolita donde el río detiene su marcha bajo el embeleso de la luna blanca?
Nuevos versos de Gonzalo Dobles (En el Rep. Amer. SENSU ALISMO DEL MAR ¿Fue en medio del puente que mira correr a distancia, en un torbellino de siglos los espejos azules del agua?
Las manos viajeras del agua de lejos nos dicen adiós.
Las manos viajeros del agua nos dicen adiós al pasar, y van prodigando caricias al cuerpo desnudo del mar. fué acaso en un bosque lejano donde el árbol y el pájaro cantan; allí donde tienen los hombres un remanso feliz de esperanza?
Las escamas azules del agua destilan amor Yo he visto los peces de plata lamiendo los muslos del mar, y he visto las olas que besan la playa igual que unos labios sedientos ansiosos de amar EL FARO La noche profunda y sosegada manchó de sombras la planicie lirica del mar, y las olas salieron a la playa con un incontenible deseo de bailar. Adónde te encontré mujer con alma. Por cuál camino te siguió mi planta?
Costa Rica, mayo de 1943. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica