José María Zeledón

REPERTORIO AMERICANO 121 los niños Ante el retrato de Don Mauro (Paráfrasis de un artículo de Rubén Coto. Envío del autor. Puntarenas, Costa Rica. el haz de sus robustas convicciones, arte vosotros se alza; y bendiciendo entonces su recuerdo levantaréis gozosos la mirada en un voto de amor, por el avance de la cultura universal que arranca de los humildes bancos de la Escuela, de vuestra escuela laica, que habréis de defender aun con la vida, con la fuerza mayor de vuestras almas.
El noble anciano de semblante dulce, de apacible mirada, que aqui, frente a vosotros, con cariño ste figura destaca, fue un niño como todos los que llenan de frescuras el aulapor la feliz simplicidad profunda de su existencia diáfana, por la jovialidad de su carácter, por la bondad de su alma.
Reparad que su frente es espaciosa y su cabeza es blanca.
Advierto que os seducen los destellos de esa frente tan mplia.
Pues bien, alli anidó su pensamiento como en la roca solitaria el águila.
Allí, como en un gran laboratorio, sa idea firme y vasta forjó las flechas que lanzó a la vida en el dúctil carcaj de su palabra. ese será el tributo más hermoso a la memoria vivida y preclara del Pensador que desgarró la sombra con el dardo feliz de su mirada. File si ilusión un campo bañado por el sol de la mañana; fué como un firmamento florecido de estrellas, como una mar rizada, amplia, buena, sencilla, poderosa, renovadora alta.
Así son esos hombres singulares; tienen un ideal y tanto io aman, que la vida, la fuerza, el pensamiento a su culto consagran.
Niños, vitestro destino venturoso, fueron el sueño de esa frente hermosa, vuestra feliz infancia, de esa cabeza cana.
El fue quien en la noche de la Escuela Nacional encendió fúlgida llama bienechora y fecunda, para orgullo de vuestra noble Patria, para solaz del pensamiento libre que lleva nuestro honor sobre las alas.
El fue un orientador, en el sentido más egregio que tiene esa palabra; nadie como él, en nuestro oscuro medio, dió tanto impulso a la cultura humana.
Himno de la Escuela MAURO FERNANDEZ Mauro Fernández (19. XII, 1943 16, VII, 1905. Bendigamos la egregia memoria del patricio que dió a la instrucción el impulso fecundo que es gloria ganta. hoy se sentirá más madrecita que nun.
de este pueblo de paz y de honor.
ca. y oigo en el fondo de los años una vocecita dulce y me ilumina una mirada azul, que Sepultada en su triste penumbra brilla al calor de mi ternura. unos bracitos se La ignorancia quedó a nuestros pies; alzan buscando mi cuello entonces es fresca mi ya la luz nuestros pasos alumbra cara y muy rosada, jesplendorosos mis dientes!
por el amplio camino del Bien.
suave y muy sedoso mi cabello y alzando aque.
lla carita hasta mi cara hay un revuelo de risas El libró las batallas que han dado y de besos y un aletear de manitas de luz.
vida libre a la escuela y que harán Hoy mi beso no puede cuajarse cruzando que no pueda ya más el pasado los aires millas tras millas habrá de volar, bussus siniestras banderas algar.
cando una noble, una hermosa y despejada frente, que espera mi beso allá en un punto de la tierra.
El les dijo a los pueblos ;sed cultos!
por la que hoy brillan mis ojos con el brillo de y a los viejos errores ¡atrás!
las lágrimas.
ya no habrá pensamientos estultos que os abriguen, vencidos estáis.
AMALIA DE SOTELA Costa Rica, mayo 10 de 1943.
Coro: Fraternidad Gloria eterna a los méritos grandes que nos dieron el triunfo en la lid.
Centroamericana El recuerdo de Mauro Fernández con nosotros irá al porvenir. De El Nacional, Mexico marzo 16 de 1943. Envio de Carlos Jinesta. JOSÉ MARÍA ZELEDÓN No en balde registran nuestras historias el Más allá del desbordamiento precortesiano de la nación azteca hasta las regiones istmicas del Continente, y Ixtacíhuatl la tendencia aglutinante de fuerzas y posibilidades con que al declararse la independencia, mexicanos (En el Rep. Amer. y centroamericanos, unidos por un mismo impulso de liberación, llegamos a constituir una magHoy mis ojos claros brillan con el brillo de na unidad efímera. Tampoco en balde, ahora, las lágrimas, suben hasta el borde de mis per progresan obras formidables como la Carretera tañas y derramándose bajo los párpados riegan Panamericana, que va estrechando distancias y todo el óvalo sin que lleguen a cristalizarse en nexos nuevamente, entre las diversas repúblicas; una gota que rueda, parecen devolverse haciendo a tiempo que el peligro común contra nuestras rido en mi garganta.
instituciones y nuestro porvenir independiente En mis dedos tiembla una carta tiembla en asoma por ambos océanos. Por encima de todo mi boca el beso. En esa carta la más amorosa ello, un ideal común de vida libre soberana, frase que pudo ser escrita, y detrás, límpida que al través de etapas diversas se ha empeñado como un cielo despejado, aquella mirada azul que en conquistar nuestros pueblos, constituye un nexo se iluminó siempre al calor de mi ternura. superior de fraternidad, que de cuando en vez Es el día para las madres. Más allá de las deja transparentar toda su eficacia aproximadora.
cumbres inaccesibles, más allá de las nieves pe Sugiérenos lo anterior el grado de intensa rennes del Ixtacíhuatl y del Popocatepetl, allá en simpatía con que México ha acogido en su seno una ciudad muy grande y muy lejana, está un la visita del Presidente de Costa Rica, doctor corazón, que me llama la madrecita más linda Calderón Guardia, a quien ciertamente se ha de la tierra. vuelve en mis ojos a cuajarse el ofrendado entre nosotros no una solemne recepllanto y se devuelve formando sido en mi gar ción protocolar, sino una fiesta de cordialidad Su caso es especial, y nuestra Historia entre sus fastos con amor lo guarda.
En su entusiasmo juvenil, nacido de una mentalidad privilegiada, comprendió que en la escuela se elaboran las fuerzas redentords del mañana; y con la fe que salva los abismos, con fe resuelta y brava, alzó con gentileza después nunca igualada, la bandera de las renovaciones en el mustio trigal de la enseñanza. al pie del estandarte, con denuedo, armado de desdén ante la racha agresiva, vivió por largos años en incansable guardia.
hasta que vino el sueño inevitable y se durmió sobre la tierra amada.
Cuando con gratitud busquéis ansiosos el sitio en que descansa ese benefactor de albos cabellos y de sorrisa franca, podréis notar que, al viento tremolando la encarnación viril de su oriflama. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica