REPERTORIO AMERICANO 105 Clementina Suárez (En el Rep. Amer. De Honduras, Olancho. De Olancho, Ju. Hace algún tiempo ticalpa. de Juticalpa, el guayape.
aigo mio se va.
Me nutro de otras sangres El guavape es un río de Las Mil y una Noche centroamericanas, lleno de leyendas amay la vida se prolonga.
bles, sonoro en su discurrir entre huiscoyolares. Huellas que se van borrando.
a cuya vera, en las noches de luna, los duendes tanto que las quería!
la Segua tejen sus embustes eróticos para en Pero siempre hay fuentes que llegan gañar a los ilusos enamorados. El guayape a llenar la vena vacía.
arrastra, también, oro. De dónde extrae la rubia arcoilla que juega al sol canicular, o en la noche ¿Veis? Ahí está ya la subconsciente rememcerrada finge un cielo volcado con sus diminutas branza del río. El río huidizo, que se renueva estrellas? Quién sabe, ni nadie ha osado saberlo.
a cada instante. El río proteico, que se nutre El oro viene arrastrándose en sus aguas, desde de muchas aguas. El río sonoro; el río áureo.
el fondo de la entraña misma de la tierra.
Yo podría hablaros de los versos de Clementina, que tienen también alternativas de río Clementina Suárez que yo llamaria Cle Porque a veces tienen mansedumbre de pozas mentina la Suave, es de Olancho y tiene mu. azules y profundas, música de cascadas florecidas cho del guayape. Ya en Honduras es una de espuma y exornadas de iris, estrépito de re.
frase he ha, desde los lejanos tiempos en que punta. expansiones de agua que no cabe ya en un poeta la lanzó a la circulación, aquello de su cauce y se desborda. Así va ella desde el que Olancho es la tierra del oro y del talento arrullo, hasta la música bárbara, arritmica, con Clementina Suárez.
cuna. parecida a aquella otra antioqueña de que la que expresa su canto nuevo. No es la poetisa en Colombia el talento es una peste. Tiene de una sola actitud ante la vida. No es el ojo tancia que media entre el nacimiento del gua.
Clementina mucho del guayape. hemos dicho. fijo en un solo paisaje. Ni es la tañedora de yape hasta el instante en que se abraza con el De agua diáfana en eterno movimiento, renovada Guijongo que pulsa una sola cuerda. Ella es la mar. Ella, en esta última etapa de su vida lia cada instante, con algo de brujería mucho mujer completa, para quien no quedan secre rica, es la mujer cue ya gustó de todas las aguas de oro vivo, que no ha menester de la pica del tos. Es el ojo que capta, en su, absoluta integri de la Vida y que, por haberlas gustado, les minero ni de la alquimia o artificio del orfebre dad, todo el panorama del mundo. es la pudo extraer su callado secreto.
para dar su reflejo. Acaso sin ella saberlo, de orquesta, apta para traducir toda la sinfonía.
El símil del río, y Clementina, me parece manera subconsciente (en ese estado mediúmnico Desde Los Templos de Fuego y Corazón San. ahora perfecto tan frecuente en los poetas. Clementina ha re grante primeros atisbos de su alma, hasta QUINO CASO flejado su vida interior en estas estrofas: sus últimos poemas, aún inéditos, hay la dis Costa Rica, marzo del 43.
BRIKENES y poemas de Clementina Suárez (En el Rep. Amer. Se levanta el mar Que nunca, nunca, aparte la mirada, de donde están. De ahí donde están, ardiendo con la espada y la flecha en la mano.
Sin apartar el corazón, ni el hueso, ni la espalda, de donde la muerte grita, de donde la muerte llama, para entre jinete y hombre levantar el mar.
Poema del paso desatado Como poder desde acá, desde donde las ventanas están cerradas para callar los gritos, que se oyen en el silencio como buscándonos no estirar la mano al agua y acercar los fantasmas que desde los andenes nos están reclamando con sus ojos donde hay tantas palomas heridas, y clama gritando la sangre.
Como poder detener el pecho, ante el crujir de los caminos y el trizar de las espigas, como no saltar ola por ola, escribiendo en el aire con dedos de fuego en letras separadas un alfabeto nuevo.
No vamos solos al asalto, caimanes, espumas y fieras están con nosotros.
en remolinos baja el viento que nos ayuda frente a frente.
entran Desde mi sangre dos niñas me miran con ojos que se clavan en mi cuerpo vacío, están de pie como mundos completos; colgados de su luna, de st sol y su sueño.
Tapándote la cara quisiera defenderte huella leve que andas y desandas mi camino, miedo de madre tengo sin embargo quiero que saltes que saltes sobre mi sangre sin yolver a verme.
Quién hay ahora que no se revele y no tenga en el alma una voz incendiada?
Luchando estamos por el sitio del cuerpo y hasta per la inicial del nombre.
Ahora vamos de pie con uñas, dientes y relámpagos, si alguno cae otro se levanta con raíces que crecen debajo del azufre.
Desde mi boca sin fecha yo te digo adiós nada tengo que ver con tu tallo, tu flor, tu árbol, estás de mi desprendida, enorme en tu distancia, con las manos al viento, de mi vena te fuiste, sin pañuelo ni pena, ya libre en el paisaje.
Sobre mis hombros andas para ver y oir, tu paso no es indeciso porque ya está marcado; ningún lobo te espera para aprovechar tu llanto.
Oh vida entre la muerte! Oh muerte entre la vida!
Salvada te queremos. Salvada para siempre.
Tienes que entrar a fuerza en los ojos abiertos, sin nieblas en que enterrados estén los calcañarzs.
Declarada está la guerra del aire contra el aire, los hombres de las bodegas ya contestan la pregunta y tirándola de cuerpo a cuerpo, la noticia va volando.
No cabe ya en mis manos tu florecido dia, mientras tu cuerpo asciende ya estoy yo de regreso.
Pedazos de tu pan me darás en la boca dándole asi a mi muerte un poco de tu vida.
De mi dolor arriba es que nació tu dicha yo retoñé un hijo, un hijo, y otro hijo, para que tú vinieras sobre mi espalda andando y entre el agua y la yerba revivieras palomas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica