REPERTORIO AMERICANO 103 De la Vida y de la Muerte XVII Del sentido de la Historia (En el Rep. Amer. De la ignorancia o mala interpretación de la vida global de la huma.
midad, depende este estado caótico presente. Clamamos por un cambio radical, basándonos, los unos, en el ajuste social; los otros, en la cultura; michos, en tal o cual credo religioso, y algunos, dándoselas de santo, en la moral.
Pero. es que nos conocemos? Sobre todo, de un tiempo a esta parte, parece como si cada cual viviera encerrado en un caparazón torre de marfil, lo llamaa! acechando a los transeúntes que se atreven a arrimarse para despojarles impune y descaradamente.
Ya el fuego del ideal se apagó! Sólo se estudia y se trabaja per el dinero. Muchos ven de conseguirlo sin trabajar, y, ya son demasiados.
Individual y colecivamente estamos empujados a una carrera de atro pellos de los que nos hemos de reponer a diario. es que, desorientados, sin rumbo fijo, buscamos la felicidad en el acopio de necesidades que aumentan día a día. Buena casa, mejores muebles, automóvil, amigas costosus, mesa variada, honores, gloria. constituyen la tierra prometida. Como si la vida fuera eterna y toda esta quincalla constituyera la felicidad. Los que lo han probado, que digan con sir:ceridad si es esto. La felicidad es lo otro: retorno a la sencillez, renuncia a lo superfluo, cultivo de nuestro espíritu, amor a los nuestros, respeto a todos dando a cada uno lo que suyo es, el anhelo de alcanzar a Dios. qué tiene que ver la Historia con todo esto? Claro que tiene que ver. Si su verdadero sentido nos hubiera alcanzado, tiempo ha que nos hubiéramos comportado de otra manera.
Hemos visto por Historia una serie de hechos de das, llenos de inverosimilitudes, que nada dicen, sino es a la pobre mentria y a la imaginación. Nadie se ha preocupado por hablarnos de irradiación de cultura de pueblos unidos por vínculos de espíritu y de sangre, ni de consideraciones conseguidas con honestidad. En la escuela, en los institutos, en las universidades, se obliga a estudiar pueblos aislados sin ver en ellos nexos con otros presentes o pretéritos. Los hechos no pueden existir por sí, sino considerados como una serie de causas y efectos. Los persccajes no son hijns del azar, sino del medio y las circunstancias. así, cuando hallamos analogías entre pueblos muy distantes, por ejemplo: el asirio, el drávida el maya, paramos nuestra curiosidad decimos: coincidencia.
No, en la vida no hay ci azar ni coincidencia. lo que debería ser sintesis de los conocimientos: arte, filosofía, religión, ciencia, sociología, est:ategia, geografía. se reduce a una insípida narración cuyo colorido depende del que tenga el señor que explica o escribe. Así resulta que, mientras сата unos, Gengis Kan, por ejemplo, fué un solemne salvaje, por otros es te.
tido por estratega peligroso y diplomático sagaz; que mientras muchos toman el ejército de Jerjes como inmenso, otros lo limitan a lo comprensible y natural; que mientras hay quien considera a Felipe II por un santo, para muchos es un diablo.
Ya sería hora de que empezáramos a ser un poco serios, respetuosos y comprensivos.
Estudiando a la humanidad por zonas de cultura, ganaremos en comprensión. Viendo los hechos como inevitables, comprenderemos el por qué del estado presente.
E! Imperio Romano fracasó porque se olvidó de los vínculos espirituales: en vez de asimilar, fue asimilado: lo que la lengua une, los hombres no pueden romper: así se vio que la división política iba aparejada con la religiosa de Oriente y Occidente. El latía y el griego no podían enten.
derse. El Feudalismo no se hubiera debilitado a favor de los reyes, si las Cruzadas no hubiesen exigido de los señores más de lo que podian dar. La Guerra del 14 y la actual no hubieran tenido efectividad si aquellos claros varones del Congreso de Viena del año de 1815 hubiesen tenido más celebro y mejor corazón.
Haciendo la filosofía de la Historia, podría ser que acabásemos por cambiar el actual concepto de patria que tántos trastornos ha ocasionado. haciendo ver que cada uno es una unidad del conjunto que sufre, lucha y muere, pudiéramos lograr más perfección en nuestras obras. recordando que la calidad del todo depende de la de cada elemento.
Lo que queda de los pueblos es su aportación de adquisiciones del alma, así como de los individuos, aquello que goza de consideración son los valores morales. No igual es la significación de un Aníbal, de un César, de un Napoleón, que la de Pericles, Bolívar y Lincoln. Y, en otro campo, tampoco pesan igual las intenciones de un Rothschild, un Ford o un Thiesen, y las de Mozart, Masaryk o Gandhi. Hay muchos héroes que debieran caer de su pedestal. En muchos humildes se encierra más dosis de mejor heroísmo, y su conocimiento podría ayudar a que se le digra a la vida otra finalidad, porque vivir, yo creía que no era esto.
LORENZO VIVES personas aisla.
Hacienda San Lorenzo.
Alajuela, Marzo del 43.
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PASEO DE LOS ESTUDIANTES Sucursal en Cartago. 50 varas al norte del Teatro Apolo Bienvenido a la pequeña Costa Rica, ilustre peregrino de las nuevas rutas fecundas de América, descubiertas a la planta de los hombres de buena voluntad y acción por el espíritu vidente de aquel noble Buen Vecino fuerte como Lincoln, como Lincoln grande!
Bienvenido a este dulce rincón del Continente, en donde la maravilla de un sol tropical es tesoro en los surcos que nos dan el pan de cada día, y bandera de oro en las cumbres de las montañas, fuentes de vida y de sana inspiración! en donde el sol de la libertad riega a torrentes su luz bienhechora por los caminos del espíritu y despliega victoriosos estandartes en las cumbres de la Idea.
Bienvenido, egregio ciudadano de esta América, una en la titánica contienda guerrera que hoy se libra por los fueros sacrosantos de la libertad la devoción a la democracia en su expresión superior de justicia! una también mañana en la hora suprema de las vastas transformaciones creadoras del futuro en que, sin perder ninguna sus perfiles esenciales y sus atributos históricos, redimidas por la acción viril reinvindicatoria de sus pueblos las que padecen el cáncer de sátrapas y delincuentes de tentadores del poder, las jóvenes naciones de América. vértebras férreas articuladas de un Continente pacífico, hospitalario, uberrimo fuerte erijan perpetuada sobre los cimientos profundos e inconmovibles del mutuo respeto y la comprensión más amplia, la gran obra de la confederación de la América del porvenir: grande por su geografía, espléndida, y más grande por el culto a la libertad, por la justicia y por el respeto a la dignidad del Hombre.
Bienvenido a nuestro suelo, señor! Coro Costa Rica, marzo 18 del 43. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica