Opportunism

REPERTORIO AMERICANO 175 Con el autor: Entre Ríos 262. Mendoza.
Rep. Argentina Filosofia. Por problemas y en forma histórica. México. 1943. El texto del Dr. Menéndez Samará, destinado a la Escuela Nacional Preparatoria de la cual es profesor, viene a vivificar una enseñanza que probablemente habrá sido recibida durante mucho tiempo con indiferencia.
dice el muy entendido Juan Roura Parella. Con el autor: Av. Claveria 129 Col.
Claveria, México, Juan Marinello: Picasso sin tiempo. Colección Ensayos. La Habana. 1942.
Samuel Lillo: El Río del Tiempo. Santiago de Chile. 1942. Humberto Mata: Ecuador en el Hombre. Cuenca, Ecuador. 1943. este mi libro soldado de un frente de causa humana. Este mi libro es Ideal hecho imprenta y sangre y papel, tinta y convicción honrada y con ancestro leal. No es oportunismo tartufo de logrero demócrata, ni primavera calentura de calculador de loa por táctica nauseabunda al victorioso. Toda mi vida de decoroso y consecuente luchador, sin libreta de ahorros en el Banco, respalda, amerita y acredita mis palabras. En las Ediciones de la UNIVERSIDAD DE CHILE, 1942: 8 2. Panorama y significación del movimiento literario. José Joaquín Vallejo. Sobre el romanticismo. Autores: Norberto Pinilla. Manuel Rojas. Tomás Lago.
Atención de Carlos García Prada, Prof. en la University of Washington, Seattle, Wash. 16 poemas de Leon de Greiff. Selección y estudio por Carlos García. Prada. México.
1943.
42 poemas de Luos López. Selección y Carlos García Prada. México 1943. Dos cuadernos. De la Colección Literaria de la Revista Iberoamericana. Un esfuerzo muy laudable. Lo señalamos.
Este cuaderno de versos: La madre que se fué, por Julio César Ford.
Editorial Celta, Buenos Aires. 1942.
estudio por La dedicatoria en el ejpr. que nos ha tocado, es muy expresiva: Para mi recordado amigo, Joaquín García Monje, con el afecto de siempre y con la insistencia de un viejo poeta reincidente. Samuel Lillo. Santiago. Febrero de 1943. Moneda 2132.
Otro libro de poemas: Sol indio. Por Vicente Nacarato. Ediciones Oeste. Mendoza. Cuyo. Argentina.
De la Vida y de la Muerte (En el Rep. Amer. XX El arte de educar Nunca, a través de ensayos y pruebas, la escuela ha logrado hacer del hombre el sér moral que tánto esperamos. Sea dentro de un sentido social o bajo un aspecto individual, la orientación em prendida en la educación ha sido equivocada. La escuela elemental, superior, secundaria y hasta universitaria es, aún, el lugar donde se va a cultivar, con exceso, la memoria. El sentimiento y la voluntad, así como la iniciativa y la personalidad, quedan intocadas.
Se ha hecho la prueba con Dios, y se ha hecho sin El, siendo, siempre, los resultados, pobres.
Vivir es sentir; sentir es pensar; sin embargo, la educación ha tenido en consideración, únicamente, al cerebro. así, en los criticables exámenes, aun hoy, se mide la inteligencia por la indole de la memoria. Según el concepto clásico, el mejor estudiante no es el que elabora ideas pias, sino el que recita las de los otros.
Vamos de un extremo a otro; o consideramos al niño demasiado niño o excesivamente hombre, sin pensar que tiene, cualquiera que sea su edad, algo de los mayores, como éstos tienen, también, mucho de niños. Deberíase estudiar científicamente, con toda meticulosidad, al educando, para conocer su vocación y sus aptitudes, y encauzar toda su vida, en vista de tal conocimiento. Pero más importancia hay que dar a su naturaleza espiritual, tan poco conocida hoy y siempre.
para orientarlo en su vida afectiva, que tantos éxitos o terribles fracasos se basan en su desconocimiento. Sus caprichos pueden indican un camino a seguir para lograr una corrección a tiempo o un fortalecimiento de una personalidad incipiente. Hoy, que las enfermedades mentales alcanzan una proporción descorazonadora, más que nunca es obligada la investigación de los antecedentes del alumno para lograr una curación a tiempo. El psicoanálisis, que no es otra cosa que la confesión llevada a la ciencia, suministra, cuando el analizador es hábil, conocimientos de gran estima. El complejo de inferioridad es frecuente, ocasionando víctimas que la sociedad califica de fracasa dos: muchos de los cuales, tratados a tiempo y con habilidad, podrían convertirse en héroes.
Se avecina una nueva era para la que no estamos preparados, si no es por el sufrimiento, que nada de extraño sería que por sí solo trajera más comprensión para una mejor acomodación en el nuevo estado de cosas.
Las Universidades padecen, asimismo, de verborismo: dan conocimientos más o menos útiles y mejor o peor suministrados; pero no preparan para la vida, porque ella no quiere ni técnicos ni especialistas, únicamente, sino hombres comprensivos, que necesitan de todos los conocimientos. Si el médico sólo sabe de terapéutica y ci rugía, podrá ser un buen médico, pero no un hombre culto, porque para serlo necesita conocer literatura, filosofía, sociología, arte, his.
toria. Antes bastaban los concimientos exigidos por la profesión emprendida, pero hoy, no! Para ser libre de prejuicios y no ser esclavo de ideas ajenas, necesitamos de todos los conocimientos.
Si no fuera la vida, que en última instancia es la mejor escuela.
la educación actual sería el más rotundo fracaso. Todavía impera el dómine hueco. La más fatal rutina caracteriza los procedimientos empleados, salvo preciosos ensayos de enorme perspectiva humana.
Con temeridad excesiva, se le habla, al infante, de un Dios personal, pasional, vengativo, cognoscible, en vez de decirle que es la fuente del Amor, con cuyo anhelo, lo conserva todo.
La escuela ideal sería aquella que analizando los defectos de nuestra generación pusiera en práctica todas sus posibilidades para corregirlos y trocarlos en perfecciones. En lugar de preocuparse en el como enseñar a leer, que es muy secundario, valdría más, mucho más que se empeñara en hallar el cómo conocer a los educandos para po.
ner en juego, en seguida, un plan para desarrollar su cuerpo y su espíritu, que esto es, precisamente, lo que quiere perseguir la educación, y no reducir su labor a un mero aporte intelectual. La moral.
el derecho, el arte, la religión, la ciencia, la historia, el buen gusto en el vestir y en el vivir, la franca convivencia, todo ha de ser contemplado para que por fin los hombres sean los reyes de la creación.
En esta primera colectividad, que es la escuela, el niño debería vivir con orden, disciplina; ayudando a los demás para que sea, a su vez, ayudado; dentro de un ambiente de belleza sin extravagancias, que no es tan costoso el buen gusto; teniendo responsabilidades y compartiendo las de los otros; vistiendo con sencillez, pero con gracia; comiendo en común en locales con mucha luz, con flores, en mesas para cuatro a lo más, con manteles que hagan juego con el tono de la decoración del comedor y el color de los muebles; servidos por turno por ellos mismos para acostumbrarse a la mutua asistencia: estudiando la ciencia en la misma naturaleza; sintiendo a Dios tanto en lo grande como en lo pequeño, sin necesidad de recluirse en templos, que ya El hizo el más vasto y solemne en el que cabemos todos; distribuyendo el tiempo y el trabajo por propia iniciativa de todos, y no sujetándose a un plan que muchas veces está muy lejos de ser racional y lógico; practicando los deportes no como lucha, que los hombres no han de luchar, sino como manera de fortalecer el cuerpo, hacerlo bello y sano: practicando el arte en cualquiera de sus ma.
nifestaciones, y sobre todo, la música orquestina u orfeón y la poesía, pero la verdadera, no la ramplona y cursi de las artificiosidades de la rima, sino la sencilla, breve y sentida expresión del alma.
Esta actividad haría hombres, los individnos que reclama el estado nuevo que surgirá de la tragedia presente, y lo demás, lo que se viene haciendo con el nombre de educación, es, sencillamente, perder el tiempo, el dinero y malgastar las preciosas energías latentes en el niño Hacienda San Lorenzo, Lorenzo Vives Alajuela, Costa Rica, junio de 1943. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica