REPERTORIO AMERICANO 137 Aparece una estrella de primera magnitud en la Literatura argentina Con Umbral de Tierra. María Granata marca su órbita, al parecer infalible (En el Rep. Amer. Pater Deshabitado de temor y espera partiste sin navíos y sin puerto.
Diez años hace que el aceite vierto en tu lámpard, y arde, y reverbera.
No segaste la nueva primavera ni sul canción. El suelo estaba abierto a tu retorno y a tu luz de muerto, a tu entrega de sueños, y a tu cera. Qué paisaje exterior se desvanece. Qué soplo cierra versos y abre prosas?
Sólo siento que ruedas como un río.
Que siempre más se profundiza y crece.
Sólo sé que entre nombres y entre cosas, donde muere tu llanto nace el mío.
Aunque apenas alcanza la medida escasa de los 22 años, Maria Granata ha escrito ya con caracteres de luz su nombre en la amplia página de las letras argentinas, y no como wa simple promesa, sino como un fruto maduro. Porque la nervadura tecia de Umbral de Tierra. su flo.
recer primaveral, pareciera indicar que su verso ha sido forjado en la fragua de una larga labor literaria. Ni son telúricos sus poemas; sugieren un caudal rítmico de hondo arraigue en el espíritu.
Otra característica notable del verso de María Granata, es que, sia carecer de feminidad, palpita en ellos un potente estro masculino, y, por eso, una autoridad literaria ha dicho de ella que es un poeta y no una poetisa. Porque no es frívolo ni quebradizo el verso de Umbral de Tierra. su primer manojo de poemas con que ha regalado al gusto exquisito de sus afiliados la editorial Ediciones Conducta cuyos libros no son para el público, sino para los miembros del Club del Libro que patrocina dicha Editorial.
Basta no más leer la dedicatoria de su libro hermoso, para sentir que estamos ante un templo en el cual se oficia grave ceremonia: mi padre muerto, y que está largo a largo, en estos versos.
Sin embargo, sólo hay un soneto directamente dedicado a su padre: Pater.
María Granata no necesita presentación. Mas debido al factor de distancia y a que la edición de su libro pudiera llamarse privada, y por lo tanto su obra hubiera de permanecer incógnita durante un tiempo, cren necesario adelantar al gunos datos acerca de este poeta.
María Granata vive en el campo, lejos de!
mundanal ruido. Así como cultiva los surcos hondos musicales de su jardin interior, asimismo cuida primorosamente la huerta de su casita virgiliana, y atiende a sus gallinas, menesteres que cumple con amor porque son herencia de su Pater.
Hace menos de un año viví algunos dias en una estancia vecina a San Vicente, pueblecito limpio y seco donde vive Maria ranata. Era verano, y aquella región pampera aparecía grave, imponente, en su eterno desafío al soi candente de la época. Impresionante en su extensión gigantesca abanicada por el vaivén de los álamos, los eucaliptos y los fúnebres sauces. Este es un paisaje sin jugo. le oi entonces decir a un poeta bienamado por mí. ahora puedo comprender mejor la labor ardua de la sensibilidad de la poetisa para extraer tanto jugo sabroso de la aridez del ambiente.
Cuatro Sólo cuatro momentos he vivido: asombro, sed, dolor, renunciamiento.
Fuera de ellos mi vida ha sido intento y bueca resonancia de un gemido. BAIXENSE Maria Granada Fuera de ellos la ausencia exacta ha sido de fábula, quietud y movimiento; temida negación de todo acento, línea aislada de un algo indefinido.
Momentos presurosos de paisaje; estructura de grito y de boscaje, momentos que retornan cada dia. Ay, encontrar en ellos sal y canto una lágrima intacta todavía, y no poder llorar con ese llanto!
Ya y De esa misma región pampeana que inmortalizara Hudson en su Allá Lejos y Hace Tiempo recogi un puñado de tierra sagrada y la mandé como reliquia a mi país.
María Granata vive, pues, en el campo del cual dice Jorge Luis Borges en su admirable libro Fervor de Buenos Aires. de la Sociedad Argentina de Escritores, señor Ezequiel Martínez Estrada. Habla de la labor tan destacada que lleva a cabo la Sociedad. Pongo, como ejemplo, por más reciente y próximo, el premio Martín Fierro. que nues.
tra sociedad discierne y que este año correspondió a María Granata por su libro de versos Umbral de Tierra. Tengo yo el privilegio de proclamar este nombre, desconocido para casi todos nosotros hasta la decisión del jurado, y lo hago complacido por su calidad de nuevo grande valor para la poesía, según veo que se levanta al firmamento bajo el doble auspicio del mérito y la justicia. Tengan también en la fiesta su legítima satisfacción los donantes del premio que en este acto entrego, Eduardo Bullrich, Oliverio Girondo, Evar Méndez Alberto Prebisch, y con tan hermoso título acompañea a la So.
ciedad Argentina de Escritores en el padrinazgo de Maria Granata, nombre recién nacido no solamente a la fama, sino a la inmortalidad.
Las palabras de esta autoridad literaria son toda una consagración, cuya responsabilidad está bien respaldada por los quilates de la poesía de Maria Granata.
Muy significativa es la iniciación triunfal de esta nueva sacerdotisa del verso, en una hora de decadencia espiritual como la presente. más, cuando realmente se sentía la necesidad de un nuevo sabor en el verso femenino. Si mi ojo avizor no me traiciona, veo como figuras diminutas en el horizontes, casi informes, las grandes firmas literarias, femeninas, que otrora me cautivaran. Me parece que hoy no hacen más que repetirse.
De Umbrales de Tierra son estos versos que más vibran con mis afinidades poéticas, y los cuales por sí mismos serán el crisol del juicio del lector.
Gris.
Sierras de Córdoba, Rep. Argentina, diciembre 1942.
Ya me puedo quedar junto a la puerta.
Inmóvil. Con los nervios destrenzados y con la sangre suelta desatados mis humores. La médula despierta.
Apoyada en el muro de la huerta. en el muro del mundo. Bien atados los brazos y la espalda. Sin llcmados.
Sin amor. Sin umbrales. Viva y muerta.
Pero irá mi dolor en la nevasca.
Por los campos y por sus lejanías.
Sobre el borde del mar y la hojarasca, Por la celle de piedra y por la casa.
Mi dolor con las órbitas vacías, desgarrando la carne del que pasa.
Vi el campo donde cabe Dios sin haber de inclinarse, vi el único lugar de la tierra donde puede caminar Dios a sus anchas.
Evasión No hace un año el nombre de esta poetisa era desconocido para las letras argentinas. Un cer.
tamen literario unánimemente le adjudicó el premio Mercedes. a un poema suyo, y poco tiempo después la Sociedad Argentina de Escritores, crisol de valores artísticos en el campo de las letras, a quien se ha encomendado la elección anual del premio Martín Fierro. escogía Umbral de Tierra para honrarlo con tan alto premio. continuación, las palabras del Presidente Puedo evadirme ya de los colores, de los sonidos, de esta selva incierta que más me absorbe cuanto más abierta la luz baja a sus frondas exteriores, Puedo dejar el peñascal, las flores, esa agua de lucernas, esta huerta corregida de sol recubierta de morados racimos y rumores. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica