REPERTORIO AMERICANO 123 Página lírica de Gonzalo Dobles (En el Rep. Amer. Quiero sentirme de nuevo en el silencio de la existencia mia, el sedoso bullir de sus plumajes como intima caricia.
Encender en las torres de mi esfuerzo la lámpara votiva que vuelva a iluminar los arenales desiertos de mi vida. contemplar el vuelo de las aves desde la torre mia, bajo la luz serena de mi alma que llevaré encendida.
VERANO La poluareda gris que se levanta en las muertas quietudes del camino, y un pájaro solícito que canta en la tapia del huerto campesino.
La zumbadora abeja que interpreta un idílico són junto a las flores y el rubio sol, como una pandereta, suelta sus banderines de colores sobre el ribazo azul de la montaña.
VENTANAS EN LA NOCHE Ventanas en la noche profunda. Oh quietos remansos de luna!
Ventanas, luminosas ventanas. Oh dulces pupilas desveladas como abiertas pupilas en la sombra en la sombra!
de la ciudad apenas reclinada Ventanas, luminosas ventanas. sobre la indiferencia azul de la montaña.
ANORANZA Ventanas en la noche serena. Apenas comienzas a hablar, hijo mío Pozos de luz donde la dicha canta fe dijo mi verso quince años atrás.
Pasaron los días; floreció en tu vida con los enamorados el nervio y la sangre del hombre. Jamás bajo la luna blanca.
pensé que aquel niño temblon y sombrio echara taíces tan hondas y fuera Inmoviles pupilas que escudriñan con sus saetas de luz clavadas la rama robusta que se desprendiera del árbol añoso de mi sembradio.
en el silencia de las calles, el vuelo de las mariposas mágicas Te dejó mi brazo mas no el pensamiento; y de los pájaros nocturnos.
ya no fué tu cuna cáliz de una flor y tus manecitas buenas no las siento Ojos encendidos de las casas aletear fogosas como alas al viento a manera de puntos luminosos en una caricia tan honda de amor.
que perforan la maraña de las sombras.
Hoy eres un hombre, la vida te busca, te invita, te llama desprendida está Ventanas, abiertas ventanas del árbol añoso, la rama robusta que urden como un encaje evanescente y siento un profundo dolor de vacío.
de luces fantásticas Mi verso te dijo quince años atrás sobre el sonoro pavimento Apenas comienzas a hablar, hijo mío.
y en el quieto recinto de las almas.
COMO TU, NUBE VIAJERA ¡Oh místicos fanales Yo ansío como tú, nube viajera donde el amor enciende sus palabras, volar hasta perderme en lo infinito y los besos se posan en las rejas de las playas azules de mi cielo como palomas mágicas. sin dejar ni una huella en el camino.
Misteriosos remansos Yo quiero, como tú, blanca guedeja, donde la tarde dejó su llamarada que ruedas silenciosa en el vacío, de colores; seguir mi senda sin oír la injuria donde la luna plácida que salta en los recodos del camino.
colgó el percal evanescente Navegar como tú, nube viajera, de su luz nostálgica, por un remoto mar desconocido, a modo de espejos y como tú mirar desde lo alto que inmóviles copiaran la serena quietud de mi camino.
toda la luz del sol y de la luna para después volcarla que nadie en mi vuelo se interponga, como una cornucopia rebosante con lágrimas, lamentos o suspiros, sobre la nostalgia porque al perderme en el azul lejano de la ciudad dormida.
yo seguiré viviendo en mi camino.
Las vacas filosofan junto al río y un perro, perezoso, en la cabaña inmóvil mira el campo labrantio donde crece la hierba y la cizaña.
Todo es desolación en la alquería La mansa brisa en el trigal reposa y en las ramas el pájaro se hastía; sólo en la clara fuente luminosa hunde la mano fresca de la moza su cántaro repleto de alegría.
INQUIETUD Busco la forma bella que resuma todo el ritmo, la luz y la armonia de tu dulce existencia que perfuma este dolor de la existencia mía.
Quireo el concepto, la palabra, una frase tan clara como el claro dia, que nos uniera en el amor y en suma nos junte en el dolor y en la alegría.
DESEO Pero en mis noches tan amargas como si sus horas cayeran en la nada que jumbrosas, distantes, sin asomo ¡Ventanas, ventanas en la profunda noche!
Tranquilas luminarias tal como silenciosos centinelas que en la nocturna calma, captaran los rumores indecisos de la noche lunada, en un pausado estremecimiento de cristales igual que si una mano los pulsara.
Deja otra vez, Señor, que en los ruinosos aleros de mi vida, busquen su dulce abrigo como antaño las pardas golondrinas.
de un pequeño placer desconocido, sólo encuentro la frase atormentada de algo que pudo ser y que no ha sido.
Costa Rica, abril del 43. Oh nocturnas tiras. Oh sensibles ar pas que dicen en la sombra su dulce serenata! En mis correrias en largas hileras formadas. cuántas veces las he contemplado llorando nostalgias, y otras veces cantando en las cuerdas del piano o del arpa.
1Cuántas veces buscando en la noche mi estrella lejana, las he visto también sollozando una dulce plegaria. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica