REPERTORIO AMERICANO 149 cosas mancas.
estos a Dainda diz que topa en ese libro algas No pretendo, al evocar estos recuerdos, borrar de trabajo. Un airecillo de primavera esparció de una plumada ingenuamente sentimental toda un aroma penetrante. Pero. qué idioma habian ustedes. inte la realidad del problema semita. No niego que Muy buenos días, doctora Rizo, traigo rrumpi yo en español.
el problema exista, lo que niego es que la solu las azucenas. Hoy parecen más grandes y per Castellano, siñor. respondió el viejo sa ción sea una intarza. Niego que, ni este, ni nin fumadas.
liendo de su penumbra. Ma esto que fablamos gún problema humano, pueden resolverse fuera Está bien, hombre, que esas flores tienon e lingua: un jargon yerrado. Somos de de los lindes de la justicia y de la piedad. nen el milagro de suavizar tanta amargura.
Salonico, siñor. Españoles somos; yudigos es iJusti y piedad para el pueblo de Israel. tu familia, Juan?
pañoles, non germanicos.
Recordemos todo lo que la humanidad le debe Gracias a Dios con salud. Sólo Alicia Eran, en efecto, judíos sefarditas, nietos de en el pasado y las grandes figuras que a él per sigue pálida y sombría como si una enfermeaquellos que mis abuelos arrojaron de España. tenecen en nuestro mismo siglo.
dad desconocida le fuera apagando poco a Nos hicimos amigos. El pasado, que, al parecer. Justicia siempre; piedad, más aún en poco la llama de su ſexistencia.
debia separarnos, más bien nos unía. Venido yo días en que la estrella se acerca al portal de No digas eso, Juan. Ya verás que sanará del occidente, llegados ellos del oriente, allí, en Belén. Acabo de leer el libro recién publicaaquella ciudad extranjera, nos sentimos compa do, de Kerillis, Francais, voici la vérité. En el pronto con el tratamiento ordenado. Hay que sentir fe. No te olvides de sembrar los bulbos triotas. Ellos sufrían la nostalgia de su doble exi sostiene el escritor francés que, si antes se dede los crisantemos amarillos. Esta es la época lio: desterrados de Jerusalén, desterrados de Es testaba al pueblo judío porque dio muerte propicia. Voy a comenzar la consulta de los paña.
Cristo, ahora, con la filosofía racista, enemiga pobres.
Pasaron los años. Y, un día, aquel mismo esdel Evangelio, se le ataca precisamente porque En el jardín, la tierra se abría como un tudiante de Berlín, miembro ya del Parlamende ese pueblo nació, en cuanto hombre, Jesús to español, tuvo la satisfacción de votar un arNazareno, de la estirpe de David y de Abraham.
vientre en una magnífica eclosión de ritmos tículo de la Constitución de la República, el 23, Justicia y piedad, pues, más que nunca en esos y perfumes.
destinado a reparar el error histórico y a abrir días en que van a resonar en el aire las campa oficialmente el solar de la patria a los descennas y van a oirse en el cielo voces de paz.
En el pueblo donde se erguía la casa de la dientes de los antaflo expulsados.
Luis de Zulueta doctora, sencilla y majestuosa, nadie se explicaba lo ocurrido.
Sin embargo era cierto el rumor del vecinUn ſcuento de Gonzalo Dobles dario.
Un corazón de mujer ¿Cómo era posible que las blancas sábanas de lino, bordadas por las manos de aquella (En el Rep. Amer. roble mujer, y el dinero que repartía entre los pobres, hubiera desaparecido?
La mañana tenía una clara transparencia acercaba a los cuareta y cinco años y con Sin embargo, era verdad para vergüenza de cristales. Las abejas zumbadoras sacudían servaba la delicada hermosura, la dulce viva de aquellos hogares campesinos.
sus alas temblorosas en las húmedas corolas cidad de los años juveniles. Alta y robusta.
Se decía que un peligroso delincuente coy Juan, el jardinero silencioso, encorvado so En su cabello abundante comenzaba a caer metía sus fechorías bajo la tupida cerrazón bre las eras del jardín, recogía las hojas ama la nieve de los años, y en su mirada inteli de las noches del campo.
rillentas y limpiaba de gusanos las raíces de gente resplandecía toda la sugestiva ternura Se dijo que era un sacrilegio sin nombre las plantas. Trabajaba con devoción y con de su espíritu selecto. Desde el jardín, presa en la casa solariega, el silencio se dorcariño. La doctora tenía por él un profundo en el marco de la vertana luminosa, podría mía en los tejados.
agradecimiento. Hacía tiempo trabajaba en su pensarse por su sencillez y su nobleza, en la jardín, cuidaba las orquídeas del invernade grácil figura de madame Curie. Juan, que de ro, y ya pertenecía a la casa con la plena hito en hito la miraba con un profundo resconfianza de su ama.
peto de admiración y de cariño, se imagina la mañana siguiente, la misma brisa emAquella mañana, doña Angela de Rizo, as ba que desde el ventanal que lamía la enrebalsamada mecía con suavidad los hilos plapiraba desde el ventanal de su despacho el dadera de campanulas moradas, lo seguían teados que caían sobre la amplia frente de voluptuoso aroma de las flores. Desde allí con amor y con ternura los ojos apacibles de la doctora Rizo.
acariciaba con su mirada bondadosa, sus masu madre.
Se acercó a la ventana y un velo de intas predilectas, y su generoso corazón se com Doña Angela se entretenía leyendo una de quietud ensombreció su mirada penetrante: placía frente a aquella magnificencia de cosus revistas favoritas.
Juan no estaba sobre las eras del jardín.
lores y perfumes. Era el prototipo de la mujer que encaraba la nobleza y la ternura feLa brisa, saturada con el rubio polen de Habría ocurrido algo? Su espíritu sereno se meninas. Tenía varios años de ejercer su prolas flores movía suavemente los hilos platea samiento sutil adivinó la causa: Alicia. La etremeció de pronto como un árbol, y su penfesión en un pueblecito cerca de la ciudad, dos de su cabellera.
enfermedad de Alicia. La crisis que ella esdonde encontró el deseado silencio para su Se entreabrió la puerta del consultorio. peraba todos los días.
vida, austera y sencilla, y la quietud necesa Juan entró con un apretado ramo de azuce Juan, pálido y desencajado, se presentó ria para la continuación de sus estudios. Se nas que colocó en el jarrón, sobre la mesa en la puerta. Un surco de dolor se ahondaba en sus mejillas. Se muere, se muere! grito como inconsciente. Sálvela usted, doctora. Lo presentía, Juar. Todo se arreglará como deseas. Pobre Alicia! Sin embargo, el San José, Costa Rica caso no es desesperado. Vete al jardín, que las lágrimas no deben estar con los enfermos: AGENTES REPRESENTANTES DE CASAS EXTRANJERAS corro al lado de tu hija. Tranquilizate, Juan.
Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Se escuchó el rítmico trote de unos cabaMáquinas de escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. llos y el chasquido de un látigo que partia Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. el viento de la calle. Después la esperanza Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. de un milagro.
Máquinas de Calcular MONROE En la modesta casa del jardinero el dolor Refrigeradoras Eléctricas NORGE mordía el cuerpo flácido de Alicia. La docRefrigeradoras de Canfín SERVEL ELECTROLUX tora contempló fijamente la palidez del rostro Plantas Eléctricas Portátiles ONAN y vió como se retorcia entre unas ricas sábaFrasquería en general (Owens Illinois Glass Co. nas de lino que su madre había tendido sobre Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. la angustia de su hija. Sintió un profundo Equipos KARDEX (Remington Rnad Inc. estremecimiento en las recontiteces de su alMaquinaria en general (James Motley, ma. Todo lo comprendió. Vió a Juan limJOHN KEITH Socio Gerente RAMON RAMIREZ Socio Gerente piando de gusanos las raíces de sus plantas; lo vió trayendo el apretado ramo de azuce Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica John Keith Co.
RIINILITETE mumurயய THANTHIRTIN