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228 REPERTORIO AMBRICANO JUDUURZ Una mañana se fuerca al Chichontepec a pasar un dia de sol y de alturas. Regresaban cuando veían morirse a Tonal. El sol. COMPRE SUS MUEBLES EN LA Muebleria EL HOGAR. raras Situada 200 vrs. al Este de la Iglesia del Carmen.
Apartado 1384 Teléfono 3339 అNDRA DJJJJJJJ2 coule JONponad Cuando ellas estaban en la altura llegaron a su casa dos jóvenes indios. Eran dos cazadores.
Las flechas estaban adornadas ccu plumas de aves difíciles de cazar: plumas de águilas, de cóndor, de quetzal, de faisán eran las que engalanaban a las flechas.
Al llegar al predio cultivado de flores de árboles frutales, se sorprendieron. Habían imaginado yermo a ese lugar apartado. Era el lugar de los malos espíritus, se decía. Mayor fue la sorpresa cuando encontraron una casita, digna de que la habitaran Tonal y Metztli.
Buscaron a los dueños, al no encontrarlos decidieron y juraron ante el sol de mediodía no volver a su pueblo ya profanado por los españoles.
Quiénes eran los nuevos visitantes?
Eran dos indios de la ciudad de Tehuacán.
Hablaban en lengua. Pasaban la mayor parte del tiempo errantes en la montaña, hermanándose con los árboles y luchando con las fieras. Hallarca un refugio para sus andancias en aquella casita amorosa que se encontraba en los Infiernillos.
Comieron algunos frutos. Luego se dispusieron a descansar. Entrarca a la casa y encontraron dos blancos tapescos. Se echaron a dormir.
El sol se escondió con una sonrisa.
Construyeron una nueva casa y ellas se encargaron de embellecerla y tejer las telas con maguey y con itzote. 2)
Enah log y Chak zutut se habían enamorado de Xihuitl.
Cada uno de ellos guardaba el secreto en su corazón.
Fue un dia Chak zutut a contar su amor a Xihuit. Xihuit quier ya sentia un ardor en su corazón, no supo qué respuesta dar y se quedó silenciosa. Tocó su turno a Enah log, e igual resnos. Iba a decidirlo la suerte. En un guijarro azu!
el signo decía: Eres el elegido. En el otro de color gris estaba escrito: Aunque destroces tu corazón, déjalos.
En aquel paisaje de sol, de altura, en el altar de los infiernillos, estaban los dos indios, con los brazos en alto, llenos de fe y decisión, Por fin, lanzaron al aire las dos piedrecillas, debiendo cada uno recoger la que le cayera más cercana puesta obtuvo.
El azul guijaro de la suerte le tocó a Chakzutut. quien fue feliz a contar todo a Xihuit Conversaron largo rato. Xihuit le declaró que amaba a Enah log.
Chak zutut fué a donde su amigo y con triteza le contó cuánto le había ocurrido y entregando su guijarro azul al amigo, pidió a éste el gris de la desventura.
Enah log fué en busca de Xihuit, su felicidad. Chak zutut se dirigió al infiernillos hirviente.
Xihuit contó a su madre de la llama que sentia arder en su corazón, de ese sentimiento nuevo que tenía. Antes su amor lo vaciaba en la Naturaleza, hoy se reconcentraba en algo nuevo.
Sentía que su alma no le cabia. Para ella el cielo era más azul y la naturaleza tenía mejores ericantos.
Ella amaba a Enah log, le confesó a su madre. Su piedra preciosa azul celeste, su corazón, la había depositado en el alhajero precioso, el corazón de Enah log Después de razonarlo con su madre, decidieron fugarse. Prefería ella ei sacrificio antes que ver reñir a los dos amigos.
Chak zutut, después de orar ante Tonal que se hundía, se entregó en cuerpo y alma al hervidero que los lamía con su lenguas candentes.
En tanto Xihuit y su madre, después que hicieron su oración al Sol bajaron cantando riendo, envueltas en los pliegos crepusculares y jugando con las nubes y el viento.
Cuando llegaron a su casita, el cielo con su azul de noche, agujereado con luces estelares, le ofrecía a Metztli u manto de ensueño y de infinito. Era el reinado de la diosa Luna, quien majestuosa derramaba fulgores de argentum.
Xihuit no quiso entrar en su casita, cogió su concha de tortuga y se puso a cantar. Bellas canciones salidas del corazón y de su fantasía.
Cuicuitzcatl, alumbrada por la luna ponía en orden algunos desperfectos del jardín.
En tanto, los huéspedes soñaban que una bella india entonaba canciones raras.
Las mujeres, ya descansadas bañadas con la poesía de la noche fueron a buscar sus lechos.
Después de chasquear el pedernal de encender el ocote, entraron con la antorcha. Qué sorpresa! Sus tapescos ocupados.
La madre vió y descubrió a los dos indies que dormían en las mismas mantas. No los despertó, Se fué con su hija a dormir al cuarto de la cocina. Las dos conversaron largo rato, decidieron esconderse hasta que se fueran los visitantes.
Mientras tanto Enah logy Chak Zutut sa contaban sus secretos.
Los dos lloraron y comedio de aquella mutua tristeza, se llenaron de contento al saber que a ninguno había engañado Xihuitl.
Conversaron largamente.
En des piedrecitas coloridas dibujaron dos sigCuentan en esos Infiernillos de San Vicente, que si se echan elotes, huisquiles u otras verduras para que se cuezan, siempre falta algo.
Es que el espíritu de Chak zutut, el que vence al remolino de agua, se los lleva para su vivienda que tiene bajo el agua hirviente. Mercedes Maiti (2. Itzote: irabo. Costa Rica. 1943. El Rompan filas de la 3a Internacional (De Argentina Libre.
Bs. Aires. 24 junio 1943. Envío de Andrés Towsend. Al día siguiente, muy temprano se levantaron los dos indios y se prepararon para ir a cazar.
Cuando pasaron frente a la cocina, advirtiero que había lumbre. Hicieron como si se iban y se escondieron para esperar la solución del enigma.
Esta guerra va definiendo cada vez mas su carácter revolucionario. Es, sin duda, la ma.
yor de las revoluciones de la historia. Pero no uma revolución que pueda ser calificada con un adjetivo. Es por ahora, y más allá de toda circunscripción denominativa, la revolución en si: Más tarde tendrá un nombre.
Por eso es también la revolución de la revolución. Vale decir, la negación de lo que hasta ahora considerábamos como expresión máxime del pensamiento y de la acción revolu cionarios. Así lo prueba que la Tercera Internacional Comunista, supremo organismo impul.
sor de la revolución mundial, no tenga ya cabida en el expandido escenario de esta grandiosa transformación de nuestros tiempos. Las voces de orden de 1917 carecen de vigencia presente.
Si repitiéramos hoy los lemas insurreccionales de hace veinticinco años, correríamos serios ries.
gos de aparecer anacrónicos y, acaso, reaccio.
narios.
Negación dialéctica Convencidas ellas de que los flecheros se habían ido, salieron Los dos hombres llegaron al encuatro de ellas las saludaron con las mismas señales y las mismas palabras de la raza, y nos entendieron Contaron cada uno sus historias, dijeron de su juramento de quedarse alli. Dijeron sus nombres: uno se lamaba Enah iog, que quiere decir, caja que guarda encerrada algo precioso; ei otro se llamaba Chak zutut, que quiere decir, vencer al remolino de agua.
El consejo formado por los cuatro, decidió que se quedaran la dialéctica hegeliano marxista. O, quizás, es la más rotunda confirmación de su victoria como sistema filosófico de interpretación his.
tórica. No imil veces no. de esa desviada y paralítica dialéctica que se congelaba en dogma estático e infalible. Me refiero a la dialéctica móvil, fluyente, en marcha ilimitada y sin artificiosas exégesis. la dialéctica que negó a Hegel, su creador, y que está negando y continuando a Marx, que fué negado y continuador de aquél.
Porque el riesgo mayor del hegelianismo fué siempre la desviación, y su mayor tropiezo la rigidez de la ortodoxia intolerante. Ser y no ser al mismo tiempo devenir son térmi.
nos ajenos a toda analogia conceptual cor. lo inmóvil o con lo disperso, con lo estático, o con lo caótico, con lo que se petrifica o con lo que se desintegra. No es devenir el alid salvo en lo que Hegel llama los saltos de calidad sino el río, siempre y nunca el mismo, de pasar incesante. Por eso los sucesos del mundo histórico necesitan cauces que abran ellos mismos y no los prefijados y rotos por la mano hombre.
Sin embargo, esta revolución de la revolución tal vez no pueda ser comprendida sin del Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica