Individualism

34 REPERTORIO AMERICANO Dr. GARCIA CARRILLO en el mundo de Don Qujiote. Don Quijote en Barcelona es una salsa de perro diceuna raya en el agua, indigna de la púrpura imperial. Pero modera: Mas ¿qué importa ese montón de tierra en medio del vacío bosque donde cantan las aves del paraíso tantas y tan bellas y con tan grata melodía? Mujer ELECTROCARDIOGRAMAS fuerte ¿quién la hallará? Obra sin defecto. dónde estará. Vuelve otra vez a la carMETABOLISMO BAS AL ga, sin embargo, ocultardo con flores las esRADIOSCOPIA pinas de su soberbia: El Quijote granCORAZÓN APARATO CIRCULATORIO diosa epopeya de costumbres, no pudo haber salido sin ningún desbarro que por el contraste nos hiciese admirar la perfección y gracia Consultorio: 100 varas al Oeste de la Botica Francesa de la obra en su conjunto; bien así como el TELÉFONOS: 4328 y 3754 desperfecto fortuito de una cara hermosa está recomendando lo cumplido de las facciones y poniéndonos en el artículo de exclamar. Qué ojos! iqué labios! Sin esa excrescencia im digestión alcanzan verdadera gravedad cuan suya; por que no me lo ha dicho, y en un pertinerte, esa mujer fuera una diosa. Todo do el escritor no fue sólo escritor, sino polí santiamén estaba compuesto este pantalón. esto quiere decir, con obligada sordina: émulo, tico y polemista. Al incondicionalismo litera Déjelo, doña Alegría; lo roto significa descuiseguidor, discípulo, pero nunca ciego ni incon rio o lingüístcio se adosa el incondicionalismo do, mientras que lo remendado es pobredicional. Obra maestra, pero con defectos. político, de tal modo que quien piensa, ana za. de un amigo que le recomendara en No es una diosa. Tampoco, tampoco lo lice y escriba sobre los grandes autores des urla ocasión ganarse la vida con la pluma, será la mía.
pués de haberlos leído corre siempre el peli comenta. Qué habrá pensado este indio de gro de pasar por irrespetuoso o iconoclasta. m. Que mi pluma es cuchara. Montalvo habla de Cervantes, como de to tratar de verlos como fueron, separando al dos y como de todo, a tajos de cimitarra, con escritor del hombre, al lingüista del pol. tico, Hijo de su medio feudal y de los círculos esa seguridad en sí mismo y esa semibrutali al poeta del ciudadano, es deber fundamenintelectuales aristocratizantes en que vivió más dad de semibárbaro como él se llamaba tal. Algunas figuras excepcionales por la motarde, Montalvo padeció un individualismo que tiñó todas sus páginas de inococlasia y ral y el talento quedarán intactas; otras dejadesenfrenado. No sintió nunca al pueblo, ni su vida pública y privada de injusticias. De rán ver sus excesos o sus defectos, que no los derechos del pueblo por el pueblo mismo.
esta misma condición aunque no sólo de siempre serán, en un campo o en otro, negaLuchó, es verdad, contra la tiranía, pero poella, sino también como producto de la acti ción de gloria.
seído de las mismas ideas de predestinación tud general de la crítica de ese tiempo sobre a la gloria y a la conducción de los hombres Cervantes nacerán otras apreciaciones que Porque aparte de las limitaciones indicadas que animaban a su gran enemigo García Mofácilmente han sido rectificadas por lo estu hay otras que impuso el modo de ser de Mon rero. En esta limitación no podía detenerse diosos de nuestro tiempo. Varios párrafos de talvo, Don Quijote dice es un discípulo de Rodó, porque, hijo de su gabinete y de su desaciertos están consagrados a criticar la len Platón con una capa de sandez. Quitémosle tiempo, también habló del indio con lástima gua de Cervantes, o cuando menos a discu su aspada vestidura de caballero andante, y despectiva, y de groseros intérpretes. y de tirla, fundando sus puntos de vista de genial queda el filósofo. Respeto, amor de Dios, hom vasta plebe cobriza. y con otras frases que aficionado a la gramática y a la filología, bría de bien cabal, honestidad a prueba de hacen juego con la de destripaterrones con aficionado con ciertas propensiones al legalis ocasiones, fe, pundonor, todo lo que consti que Montalvo se refería a menudo a los cammo y la codiguería, en cimientos movedizos. tuye la esencia del hombre afilosofado, sin pesiros. Cervantes, hijo del Renacimiento, El artista, que eso era Montalvo, quería po hacer mérito de las obligaciones concernientes creía naturalmente en el sabio y no en el vulnerse científico, y desbarraba al juzgar al otro a la caballería, las cuales, siendo su profesión, go; pero nunca puso en el vulgo a todo el artista no menos de lo que desbarran los cien son características en él. Personaje afiloso pueblo ni nos presentó a su símbolo, Sancho, tíficos verdaderos.
fado que requiere un autor afilosofado. nunca con desdén ni asco.
cordición para la cual le pesaban a Montalvo Apuntemos, con todo respeto, que su prosa sus violentas y tercas pasiones.
El hombre soberbio, el amigo intemperante, no tuvo la llaneza que Cervantes preconizael padre olvidadizo, el pueblerino huraño y ba. Llaneza, muchacho, llaneza, que toda Ya Rodó en su magnífico estudio, apunta puntilloso, el parisiense aristocratizante tenía afectación es mala. pues a menudo escribió que en él hay el esgrimidor de ideas; hay pundonor, como su personaje, pero carecía en difícil. Con razón Rodó señaló en ella aquella suerte de pensador fragmentario y mi de varias virtudes. Su código de moral rebusco y acumulación y apuntó que sus litante a que aplicamos el nombre de luchaeso quería que fuesen sus Capítulos teafinidades han de buscarse, mucho más que dor. Le faltó la altura filosófica de Cer nía que adolecer de todas las limitaciones que en Cervantes, en Quevedo y Gracián y, a vantes y el espíritu humilde de José Martí. impondría su naturaleza de combatiente y nuestro parecer, lespecialmente en Gracián. De un palo de su libro cuelga a su pobre e entusiasta. como dijo Rodó, y de impulsivo Montalvo alcanzó en difícil, por supuesto, las intrascendental enemigo, Ignacio Veintimilla. y orgulloso, como podemos decir nosotros, sin mayores alturas de la prosa española; lo que Sus ataques políticos, contra hombres de pri que estas verdades empañen su justa fama de no puede decirse de sus imitadores, desgramera o de última fila de todos los órdenes, estilista. Para evitar hasta la sombra de la ciadamente, que sin su cultura ni su genio inalcanzan un tono de ofensa, de diatriba y de injusticia, habría que leer de nuevo todo Monfestan América retorciendo el pensamiento en furia que desagradan y aun lastiman. No pla talvo, habría que escudriñar en todos sus traviejas y anquilosadas formas y en olvidadas ce atacar así a los titanes, ni a los hombres, bajos y en su correspondencia, habría que escaducas palabras. En los rincones que Mon ni a los infrahombres. Mi pluma lo mato. cribir la biografía que hace falta porque las talvo halló oro ellos no encuentran sino pelos dijo cuando supo del sangriento asesinato de que existen son, o valiosos trabajos literarios, de momia.
García Moreno, con mezcla de júbilo y so como el de Rodó y el de Zaldumbide, o miberbia. En otro vez cuenta don Isaac nucias domésticas y sin aliento, y señalar La crítica de la literatura hispanoamerica. Barrera en el Epistolario de Montalvo llegó si la justicia o el rencor, si el hambre del puena se reduce todavía, salvo valiosas excepcio a aliviar la amargura del desierto una familia blo o el orgullo y la ira de Montalvo; si el nes, a algunas brillantes exégesis que sobresa ecuatoriana, que fue a vivir a Ipiales. Don amor apostólico o sus pasiones personaleslen como islas solitarias en un mar de repeti Juan pasaba largas horas en casa de dicha o una humana mezcla de todo ellomarciones y de lugares comunes embravecidos. No familia, en donde era recibido con el más caron el rumbo de sus actos y de su obra.
hay en realidad, un serio conocimiento sobre afectuoso respeto. Cierto día, después del acos Quien lo haga podrá afirmar que los CapSarmiento, ni sobre Montalvo, ni sobre Ro tumbrado palique, se despedía, cuando la se tulos. más que un curso de moral, son un dó, ni sobre Darío, ni sobre Martí, sino sar ñora, su paisana, notó que el pantalon de don tomo más, en prosa magnífica y en pensamentismo, montalvismo, rodoísmo, rubendaris Juan tenía una feroz desgarradura. Pero, miento brillante, del aristócrata panfletario mo o martianismo. Estas enfermedades de la don Juan le dijo. Qué poca confianza la que fue hasta el día de su muerte en París. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica