REPERTORIO AMERICANO 77 De la Vida y de la Muerte XVII De la guerra y de la paz (En el Rep. Amer. 09 (Tela de Max Jiménez)
Max Jiménez Exhibe 12 Telas en la Galería Lyceum del 20 al 29 de noviembre. La Habana, 1942.
Al tratar de penetrar la plástica de Max Jiménez nos vamos percatando de lo que puede y obtiene el esfuerzo cuando un deseo sensibilizado abre resortes para acudir a la llamada imperiosa de la creación. Obra de esfuerzo, energías concretas, es la obra de Max Jiménez el poeta, el escultor, ahora el pintor. Pintor, repitamos sin adjetivarle, pero reconociéndole ganado por esfuerzo el acceso a un campo pictórico donde la holgura no reina ni el halago seduce. Al Max Jiménez pintor artista de siempre es necesario ubicar entre los que no adulan con la vista ni se gozan con sentidos hiperestésicos. Tenemos que incluirlo entre los luchadores a la manera bárbara, desinteresada, por haberse iniciado en un camino poco halagueño, erizado de guijarros afilados, aspirando a la zona más amarga y lesiva de la plástica de siempre, a ese grado terrible y grotesco de las formas irredentas, congestionadas de grosor y fuerza que se proponen gravitar o volar sin adiciones ni tropiezos con el resto del cuadro. Para es.
crutarle esta su manera pictórica nos será preciso siempre tener en cuenta su historial de escultor. Es más, casi Negaríamos a afirmar que este nuevo empeño suyo es una consecuencia de su etapa de escultor. Max Jiménez, para anudarse a la escultura andaba a caza de piedras y granitos de aquella su Costa Rica natal, tierra libre, indomable, erizada, bordeada de sílex. Así fijaba el conocimiento del material en su medio justo. Después, al acero tajar y penetrar moléculas apresadas la forma iba apareciendo con aspecto fetal en esa irresistible persecución de lo desconocido, cuando la piedra va diciendo lo que quiere ser y la voluntad le sigue. Deseo inorgánico dictado al hombre dentro del misterlo maravilloso del arte. De ahí le vemos a Max Jiménez extraer su concepto terroso. pétreo, de la pintura. Aunque en su obra se consigue a veces lo inmediato, lo palpable, lo objetivo casi directo, sus temas siempre lo constituyen seres irreales, preadánicos, iniciadores de toda vida, envueltos en gases o metales imposibles, emergiendo junto con la vida de un planeta que pudiera ser la tierra. Pintor de cosas fantasmales debía ser un calificativo para la imaginación pictórica de Max Jiménez que usa colores inexistentes y dota a sus criaturas de una carne gigantesca que surge donde su idea plástica le llama y se infla y se reduce en un capricho constante por crear lo desconocido. Contiene además, una intención de paisaje en los fondos aunque su insinuación se detiene donde lo posible vaya a asomar para dejar su naturaleza irresoluta persiguiendo una alta finalidad estética. En esta exposición, Max Jiménez presenta dos pequeños ensayos de paisaje en los que afirma su propósito de visiones inéditas. En uno, los árboles, los elementos, yacen arremolinados, dispersos, en una luz inventana en grises; en otro, unas palmas se apretujan y echan raíces al aire para comprobar su irrealidad en aquel ambiente purpurino. Así, cumple una finalidad más de desnaturalización que le aconseja su fantasía y su conciencia de pintor lanzado hacia el futuro a horcajadas sobre una difícil cabalgadura que llegará a su destino, que tiene y debe llegar a una meta, porque aunque arisco y agrio de presencia, le conduce lo honesto, lo sincero de su propósito.
JOSE GOMEZ SICRE Dos aspectos tiene toda guerra, y ambos igualmente grávidos: el material y el espiritual. Si desde que el hombre apareció en la Tierra y empezó a ambicionar y a combatir se hubiera tenido presente este objetivo doble, seguramente que hoy no tendríamos que presenciar la actual contienda, a la que se ha llegado por incomprensión de los fines que la trajeron Atenas y Esparta a la defensiva contra Jerjes, y después combatiéndose entre sí; Roma contra Cartago; Egipto en su estructuración y en su expansión posterior; los helenos contra los egeos; Alejandro en su avance hacia Oriente; Gengis Kan en su dilatación rumbo a Occidente. los árabes al internarse en Europa; la Rusia de Pedro el Grande; la Suecia de Gustavo Adolfo; la Prusia de Federico; la ambición de Napoleón; la guerra del 14. son intenciones malsanas que contemplaron sólo uno de los dos aspectos mencionados, y, aun en esta contemplación, se pecaba de doble egoísmo, ya que el afán de conquisat material se refería al engrandecimiento del Estado, sin pensar nunca en procurar bienestar a los ciudadanos.
Ha habido siempre un desequilibrio marcado entre las facetas senaladas; es más, mientras el objetivo material ha sido el blanco de toda lucha, lo espiritual nunca ha sido contemplado. Hasta en el descubrimiento y conquista de este continente americano, con todo y bablarse de un orden de finalidades morales, lo único que se buscó fué el oro, y cuando no se halló, se procuro conseguirlo comerciando con los cuerpos de los desdichados indígenas.
La Guerra del 14 se gano para las democracias teóricamente, pues perdieron, por ineptas, la paz. Si hubieran sabido ganarla, hoy el mundo no lloraría tanta tragedia. La perdieron, por no haber prestado atención al segundo aspecto. Contemplaron al hombre como un sér mecanizado, como un animal que trabaja, come y se divierte. No tuvieron en cuenta la parte espiritual que lo dignifica, a pesar de hablarse de un móvil, de un imperativo, de un sentir religioso. Intentaron arreglar las cuestiones internas con empréstitos que no se podían pagar, y luego, ante la realidad de la desconfianza mutua, se apeló a la idea descabellada de la autarquía. No os necesitamos. ésta fué la nefasta consigna que presentaron los pueblos entre sí. Cada uno se creyó capaz de bastarse a si mismo. y a una traba de un gobierno, se respondió con otra más absurda. Se entorpeció el libre tráfico, con obsráculos consulares; el intercambio comercial con aranceles inconcebibles; el afán de lucro, con empréstitos locos, que al no pagarse ocasionaban la ruina de los otorgantes y la mayor cerrazón de los que los hicieron. y ante tal estado de cosas, la paralización por falta de demanda, y el aumento de los parados y los descontentos. Aquellos que habían ofrecido su vida y su bienestar por una causa que les parecía justa, se dieron cuenta de que su sacrificio había sido peor que inútil: perjudicial, ya que un estado de cosas insostenible había venido a suceder a otro menos malo. Consecuencia de todo ello fué el caos: aumento de la prostitución, de la infecundidad, de la inmoralidad, secuelas de la miseria moral. Los desórdenes habían de sucederse y de ellos salir los falsos mesías que habían de llevarnos, de nuevo, a la idea extinta del imperio, y, de consuno, a las ansias de reivindicaciones territorio.
les que habían de conducirnos donde estamos La enseñanza del próximo pasado puede pesar mucho en el hecho de que, ahora, al ganar las democracias la guerra, ganen, para siempre, la paz El estudio del Vice Presidente Wallace acerca de la realidad dei futuro, es una garantía de que los aliados, con los Estados Unidos a la cabeza, se preocupan tanto de una como de otra victoria. Pero, que yo sepa, sólo se ha venido contemplando el aspecto económico global de los pueblos, y, el del hombre?
Pensarán algunos que el úno entraña el otro, y no es verdad. Porque según el modo de considerar la propiedad, sea ésta la que sea, la tranquilidad no es para todos, sino para los que una riqueza de tienes materiales los sitúa en una posición de superioridad con respecto a los que no la poseen. es este desnivel lo que produce tragedias cruentas.
Mientras no se remedien tantas diferencias, no será posible un estado sa tisfactorio durable. no se vaya a creer que queramos referirnos a la tan debatida cuestión social que no se arreglará, tampoco, consideran.
do una de sus facetas, la económica; pues hay otras que pesan tanto como ésta.
Dando a los que no tienen en perjuicio de los que sí tienen, en muchos casos agravaríamos el mal, pues es un exiguo número el que sabría y podría utilizar este beneficio para fines nobles. Es preciso preparar, antes, a las masas, para merecer tales mejoras.
Todos sabemos como los fines más elevados son bastardeados por Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica