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140 REPERTORIO AMERICANO mo brillaban sus en Simbad más valiente. Cedía Juan, se callaban las cu abultados por el hambre? En estos arrebatos de esas, Catalira huía al campo, para librarse nadas solteronas. Me iré de este claustro te de idealismo Catalina se ponía preciosa: conebroso antes de que me enamore de otro.
en las aguas de los caudalosos ríos de la reNo quiero darles el gusto de que me reprograndes ojos azules; los pugnancia que le llenaba la sangre.
dientes finos parecían morder; fierita, adorchen de mujer adúltera. Seré libre; trabajaré; nada de cinta azul, pensaban los hombres. hombres con las flores azules de los trigales, En los campos esperaban a Catalina los ni siquiera te pediré jabones, pensión alguna. Era difícil acertar si éstos quedaban maravilla en sus toscas manos. ella consolaba, reparMe iré, beatos, arreciaba en su tormenta Ca dos de las ideas sublimes de Catalina o de la tía medicinas, silabarios, tónicos para los nitalina. Caía en el suelo como fulminada por hermosa Débora (1. a la cual los centelleos ños raquíticos, consejos y esperanzas.
una muerte súbita. En momentos como esos de madurez hacían cada vez más apetecible.
acudía también al arte. No heredó, acaso, Con frecuencia, montada en el caballo, reDe noche, en la ciudad, Catalina no podía cibía en la cara los latigazos de la lluvia y el dramatismo de su madre? El pobre Juan resistir a la música sensual que llegaba a sus del viento; pensaba, entonces, en su madre huía atemorizado a la fábrica de jabones, odos des de los salones de baile, sumergidos único lugar donde se sentía a sus anchas y una penumbra acogedora y provocativa. debía ser su padre.
que apenas conoció y en el hombre ruín que libre de congojas.
Se dejaba llevar por sus adoradores a los ca por los caminos, entre aldea y aldea, se Pocos momentos después de cada tormen barets de moda; tomaba, reía y bailaba con to conyugal, ahuyentados los familiares, Cata el sexo henchido. Catalina se transfiguraba lina.
oía un cálido eco: Catalina, Catalina, Catalina se enjugaba los ojos, se empolvaba la en la verdadera hija de su madre, la tempesnariz y se iba al campo.
tuosa actriz bonaerense. Después, una noche Costa Rica, abril de 1943.
No hay placer más grande para Catalina que correr a campo traviesa, en las mañanitas de sol. Se quita los zapatos para sentir la caricia de las praderas. Coge las florecillas azules que nacen en los bordes de los trigaEste es el Aforismo XXV en el foLa cuenta Luz de Zulueta en su libro les, hace guirnaldas, para ceñirse cor ellas lleto Don José de la Luz y Caballero, La Edad Heroica, Madrid, 1916: las sienes. Se mete en los frescos riachuelos, por Francisco de la Luz y Duarte. Ha Cultivemos nuestra simpatía, simpatía cuyas trémulas superficies aprisionan el cielo bana. 1913: abierta hacia todos y hacia todo, hacia los y el sol, y palmea el agua que salta en una Ayer. Mire usted, señora, que se desnu hombres y hacia las cosas. Gocemos con los tenue cortina. Catalira ríe y el plateado eco ca esa cabra. No es mía. me contestó que gozan, suframos con los que sufren; de de su alegría de vivir resuena por el campo.
la mujer. Yo podía haberle replicado: Ni mía suerte que nuestro corazón vibre al compás de Las copas de los árboles se remueven y a Catampoco, y sin embargo he avisado a usted.
los corazones ajenos.
talina le parece escuchar: Gracias, Dios, graPero hubiera sido echarle en cara que yo teRecordad a este propósito la parábola del cias, Dios, tu mundo es ancho y bello.
nía alguna religión y ella ninguna. Entretansabio indio que llevó a su discípulo a lo alto Cuando vuelve a la casa, extasiada y pletoto el animalito se desenredo, y yo quedéme de un monte y le dijo. Qué ves allí?
rica de vida, la saluda el repique del ¡qué pensando sobre mi tema, la falta de religión Veo, contestó el joven, una pradera llena horror. iqué horror. de nuestra época hasta en las clases más ínfide rebaños y pastores. Déjate de rebaños y Los humanos que viven siempre a la demas, y en el género femenino, que es lo más pastores y praderas. Aquello eres tú. Qué fensiva y er un mundo de sufrimientos ad lamentable. cada paso también se tropieza ves allí? Veo un río con unos guerreros que quieren una epidermis muy sensible. El corcon la falta de amor entre los hombres, reulo pasan a caballo. Déjate de guerreros y sejo les parece una ofensa; la crítica objeti nidos, no asociados hombres, no hermanos.
de caballos y de ríos. Aquello eres tú. Qué Hasta cuándo, Señor. Adueniat regnum tuum.
va, un grosero ataque. No muestre la soga, ves allí. Veo el horizonte sin límites, los dicen los rusos, en casa de un ahorcado.
la miseria, le quiere hablar únicamente de miel cielo. Déjate de campos y de En el cuaderno Catalira vivía a la defensiva: era hija natucampos, Grandeza servi.
de horizontes, de caballos y guerreros, de pasdumbre de la inteligencia de Eugenio ral. qué se cree esta gente ingenua, solía tores y de rebaños. Todo, todo lo eres tú. Ors, Madrid, 1919. nos hallamos: preguntarse, en voz alta, me es vedado, acaso. Ah! Si nosotros pudiéramos abrirnos a este el mundo de las grandes ideas? Yo me sobrePedagogos inhábiles escriben pacientemente sentimiento tan antiguo y tan moderno, tan pondré a todo este rebaño de santores, lo tenpara los niños libros de imitado balbuceo en humano y tan cristiano, de la universal berdré a mis pies, en mi grandeza moral, que yo que se trata de niños. Así piensan. aquemandad! Cultivemos la simpatía absoluta, el sola, con mis diez dedos, erigiré para mi glo llos pondrán en la lectura interés. Llegan a altruismo sin límites.
ria.
los niños, y lo que hallan en la lectura es fastidio. Mientras tanto, su imaginación vueCatalina tuvo una revelación. Ella redimira a los campesinos de su país que vegetan en la a imaginar aventuras de soldados, de banEscritor instructivo y ameno, el Dr.
doleros o de exploradores. si el antipedala más honda miseria. Se libro de su esposo, Gustavo Pittaluga. De su librito El vi.
gógico, si el providencial azar hace caer en de las cuñadas, de los convencionalismos que cio, la voluntad, la ironía, 2da. edición, sus manos la Odisea, se embriagan literalla aprisionaban, y huyá al campo.
Madrid, 1930, saquemos estas dos págimente se embriagan de Homero.
Cooperativas de campesinos, exterminio de Escritores miopes escriben libros nas, y hay más, muy interesantes: los los intermediarios, sanguijuelas de los hombres para del arado, trabajo que sea una bendición, alecampesinos. Les hablan de la tierra, de las cogría y no oprobio. Este era el programa de sas de la tierra, de los intereses de la tierra. aquí está Juan Labrador, junto al fuego lar, El traje hace al caballero Catalina, la hija natural Ensanchaba, con éxtasis er. los ojos, el círculo de los adeptos cabalgandole en las narices unas fuertes gafas lo caracteriza. la de plata. Aquí está Juan lee un libro que a su idea. Hasta cuando decía con una voz, se llama así: Pluralidad de los mundos habien la cual vibraban la historia y el arrebato SASTRERIA LA COLOMBIANA de una fe superior, arrastrarán una vida de tados. Querían que no supiese más que de la bestias los hombres de nuestros campos. Son tierra, y a él el cielo mismo ya le parece es DE FRANCISCO GOMEZ HIJO trecho!
los únicos que fomentan la Patria, luchando le hace el traje en pagos semanales, menvalerosamente con la montaña, tumbándola acontece que se funda un diario sociasuales o al contado. Acaba de recibir un bajo los impulsos de amor inconsciente y he lista. al hombre que ha pasado once horas roíco a la vida, convirtiendo las selvas ponzoen una fábrica, y tres fabricando una huelga, surtido de casimires en todos los colores, ñosas en campos de pan y vino, mientras que y veinticuatro rumiando la miseria o soñando cuenta con operarios competentes para la confección de sus trajes.
er la ciudad pululan los politicastros profesio la miseria le quiere hablar únicamente de mirales, hombres que huyen de todo trabajo deseria, de huelga, de fábrica. Entonces él, si Especialidad en Trajes cente, haciendo fortunas, valiéndose del emes de buena fe todavía, se suscribe tal vez, buste y del terror. nuestros campos, prosepensando que cumple una obligación. Pero el de Etiqueta guía Catalina, con cólera de los profetas. bí papel, apenas recibido, es dejado de lado para blicos. tesoros de vida pujante leerle cuando haya lugar. y el hombre toma fecunTel. 3283.
50 vs. Sur Chelles. da aprisionan los puños de un reducido nú co para comprar, con pretexto de Novela corPASEO DE LOS ESTUDIANTES mero de hombres. Habéis visto, crecía el ta o de Colección selecta, cualquier narración entusiasmo de Catalina, las viviendas de nuesdiez céntimos, si los tiene, y llégase a un kiesSucursal en Cartago: tros campesinos, la carercia absoluta de hidecadente de aristocracia putrefacta.
50 varas al norte del Teatro Apolo giene, sus chiquitos sarnosos y de vientres (1. Peofelisa biblica y 0HIHIN y Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica