290 REPERTORIO AMERICANO de precursor de las futuras ideas demilitar, no excluye otras aristas de Fue reformador. El político vol en los combates. Proscribió la aumocráticas. Mas, el hecho de que en su personalidad múltiple: su odio al wiose militar excellente para hacer tooracia y desterró los 300 años de esta región no se derramase sangre caudillaje como mera satisfacción de política; el reformador volvióse esta absolutismo por parte del clero la para independizarse, como en el res apetitos; renunció a una Dictadura dista para crear reformas al Estado. nobleza. Tampoco debemos dejar por to de América, no fue gracia del y sacrificó intereses personales por todo lo hizo bien. Fue el primero fuera una arista en este ceñido exacielo; sino infortunio enmascarado que obstruían los de su país. Tras que inició en América Latina, las men: la del hombre. Había nacido con otras espinas. Sabido es que la de restituir en otra época las insti instituciones liberales; creó la libertad para mandar sin hacer sentir su dolibertad política arrancaba de cuajo tuciones, devolvió con gracia y ¡diz! de pensamiento, la libertad de cultos; minio. Era tranquilo, pero firme y los privilegios y vicios coloniales has ingenuidad el poder que tanto es reformó el ramo de instrucción pú veraz. Su curiosidad intelectual la ta cierto punto; en Centro América, fuerzo le había costado. En él hase blica; la enseñanza fue decretada diafanidad como simpatía que desaquí quedaron, pues bien: aquí que dicho el hecho estuvo siempre sub gratuita y obligatoria. Dictó leyes pertaba, hacía que todo el mundo se daron sin extirparse. La lucha de yugado al derecho; la fuerza a la sobre hacienda, aumentó las rentas, le rindiera. Estudiaba, observaba y Morazán debió comenzar por allí: idea, el soldado al ciudadano. Vi levantó el crédito, fomentó la agriacababa por ser el mejor. Hizo de su vencer a los conservadores y reac vió en una modesta decencia; rehu cultura, habilitose nuevos puertos y vida una obra de arte. De Centro cionarios. Ellos le impidieron mucho saba honores y raras veces se hacía hasta arrancó de cuajo el título de América, una sola patria. De las moimponer la reforma de leyes, aglu acompañar de edecanes o ayudantes. Don en su afán reformista, substidernas ideas de libertad democratinar en su puño los cinco pedazos Rotuló en su testamento una huella tuyéndolo por el de simple ciudadacia, una bandera. De la juventud, de una sola y proteger nuestra pa de su alma, así: Declaro todos que no. Como superioridad sólo reconoció Su mejor motivo de esperanza. Asitria de que aquellos ¡tan deseosos los intereses que poesía, mios milaba en forma tan extraordinaria, de mi la del talento y la virtud. El imde su privilegio! ofreciéranla a la esposa, los he gastado en dar un plantó la autonomía constitucional.
que aquí estaba el secreto de su voracidad de extrañas fauces en for Gobierno de Leyes a Costa Rica Como político fue habilísimo: pul grandeza: allí se escondía el genio.
ma de protectorado. Pues no había. parcela de la patria grande en que saba las situaciones y penetraba de No conocía miedo; le sobraba la fé; desgraciadamente para tal época y se imponía por su solo silencio, Mufué fusilado en 1842) lo mismo que golpe la psicología de sus hombres, rió con la serenidad de los justos.
tal ambiente otro remurbo frente diez ocho mil pesos y sus réditos, a quienes dominaba con astucia, con a quien imponía el pavor y el res que adeudo al señor General Pedro dis mulo y una táctica moral que no ARTURO MEJÍA NIETO peto. Mas, el hecho de haber sido Bermúdez.
era inferior a la militar que empleaba Buenos Aires. Rep. Argentina, 1942. у De la vida y de la muerte (En el Rep Amer. XII De la conciencia Nuestro Yo, que es como decir nuestra esencia, lo mejor de nosotros, lo que verdaderamente es, se manifiesta como una voz interior que espontáneamente se refiere a lo que hemos hecho o vamos a hacer. Cuando esta voz es promovida por ideas adquiridas, no es conciencia, sino pensamiento, y también es el Yo que trasciende a través de los órganos nerviosos del encéfalo.
La conciencia aparece a raíz del obrar: es el censor estrictamente ético. veces creemos que también se remueve por acciones ajenas, y no: cuando juzgamos a los demás, tenemos base, materia de pensamiento.
Si no fuera nada más que por la existencia de esta voz interior, deberíamos aceptar, sin controversia, nuestra naturaleza espiritual; porque no puede ser la materia en forma de órgano la que critica o ensalza más lo primero que lo segundo nuestro obrar. Es cierto que todo el flujo espiritual necesita de la materia para manifestarse a ella, y por esto, según el estado de perfección del cuerpo es la conciencia. La de un paranoico o la de un criminal no pueden ser como la de un hombre normal. Por esto se dice que la conciencia es relativa, debido a que lo que es moral para unos puede resultar innoble y castigable para otros. es que la educación, el hábito, el ambiente pueden crear, no una conciencia; pero sí una consideración de lo moral sui generis. De todos modos, la conciencia juzga nuestros actos de acuerdo con una ley moral que es universal.
No nos importa lo que conceptúa bueno o malo el código de las gentes: nuestro espíritu tiene su código natural. No lo haré me digo, y, si a pesar de esta aspiración repito la acción mala, acabo por considerarme un malvado, sea la acción pecaminosa para mí o dañina para el prójimo. No voy a consultar al vecino, ni al sabio, ni al juez: después de obrar, sale en el acto la crítica imparcial.
El fanatismo, el falso patriotismo, un puritanismo morboso hacen ejecutar obras que la conciencia de los actores no recrimina: los católicos de la Noche de San Bartolomé; las gentes de las guerras de conquista; el padre que ante el mal del mundo mata a sus hijos.
Pero hemos hablado de anormales, y así, explicados están estos casos y otros mil. Necesitando, como ya se ha dicho, lo espiritual, el cuerpo para hacerse presente, si éste está enfermo, defectuosa tiene que ser la manifestación psíquica.
Si acabáramos, de una vez, por considerarnos espirituales y, por lo tanto, inmortales, haríamos más caso de este grito que ahora intentamos acallar, sin lograrlo, aunque parezca lo contrario. Porque hasta a aquellos desdichados que creíamos sin voz interna, aparecen, en el momento del tránsito final, recuerdos martirizantes, que son como protestas por tanto tiempo de desconsideración.
Quien sabe obedecer a tiempo a su verdadera voz, salvo es. Si me preguntaran, como al Rabi, qué he de hacer para salvarme. no les diría: no robes, no mates, no forniques. sino, escúchate a ti mismo.
Al obrar según tu conciencia, tendrás que soportar con estoicismo el juicio de los demás. Hasta en tu propia familia nacerán falsos conceptos. Lo que tú harás sólo por el bien de los tuyos, por ellos mismos será visto como desconsideración, egoísmo, tiranía. Que. qué has de hacer? Continuar escuchándote y hacer ver a los que están equivocados respecto de ti, su error. Tarde o temprano lo reconocerán. Si pudiéramos adaptar la naturaleza espiritual a la material, seríamos perfectos; mas, ay del que tal favor lograra: grande sería su martirio entre tanta vulgaridad! De aquí que los que aspiran a tal identidad, huyen del hombre: se hacen solitarios. Estudia la vida de los enviados de Dios y verás cómo es verdad este aserto.
Anda obra con rectitud. No hagas caso a los criterios cerrados, ni a los simples que carecen de discernimiento para juzgarte.
Pregúntate a ti mismo y si la respuesta es satisfactoria, sigue tu camino, que es de perfección. cuando en tu obrar tengas dudas, hazte esta interrogación: si vieras hacer esto al vecino. cómo lo interpretarías? La respuesta obtenida te dirá el inodo cómo has de decidirte.
Bueno es admirar y seguir al virtuoso, cuando en realidad lo es; pero sé cauto, que a veces, el que tal parece es un solemne rufián.
En ti está la llama que ha de alumbrarte en esta vida.
Acostumbrate a practicar la verdadera confesión, que es la que vale y que consiste en interpelarte a fin de saber si has infringido las leyes de la moral que consideras intocables. Sé exigente contigo mismo y benigno con los demás. No claudiques. Oblígate a ganar cada día en tu perfección; pero recuerda: sólo Uno es perfecto.
Ama la bondad, la belleza, la pureza, la justicia y, por sobre todo, la libertad, pues de nada te serviría anhelar, si no fueras libre.
Dios así nos hizo. No lo olvides: nuestra imperfección nos esclaviza: de ti depende tu liberación. Es más libre el que menos necesitado es.
más Lorenzo Vives Alajuela, Costa Rica, Hacienda San Lorenzo, julio de 1942. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica