290 REPERTORIO AMERICANO Los mil y un cuentos bra; pero, como dice el proverbio japonés: Ki ga aréba mé mo kuchi hodo ni mono wo iu; Yuki Onna Cuando el deseo ha venido, los ojos pueden hablar mucho más que la boca. Al llegar al (De Kwaidan. Calpe. Madrid. 1922)
pueblecillo ambos se hallaban encantados uno del otro. Minokichi rogó a Yuki que entrara En un lugar de la provincia de Musashi vi derrumbó la puerta y que todo lo demás no paen la casa para tomar algún reposo. La niña vieron dos leñadores, llamades Mosaku el uno y saba de ser un sueño lúgubre. quizá la figu respondió con gran timidez, y rechazó en un Minokichi el otro. En el tiempo a que me re ra de mujer que vió en la puerta no fué otra principio el ofrecimiento. Mas acabó por avepfiero, Mosaku era ya un anciano, y Minokicni, cosa que la brillante claridad de la nieve. Pe tar. La madre del joven la recibió con mucho su ayudante, contaba solamente diez y ocho años ro no estaba muy seguro de sus ideas. y llacariño y le preparó comida caliente. Yuki se de edad. Todos los días iban juctos a un bos mó al viejo. éste no le respondió. Minokichi portó de modo tan delicado y tan exquisito, que que distante unas cinco millas de su pueblecito. quedó aterrado. Empezó a buscar a tientas en la anciana se aficiono a ella y la persuadió paPara llegar a él tenían que cruzar un ancho río, la obscuridad, y dió con el rostro de Mo ra que retrasara su viaje a Yedo. el desenen el que había una barca. En el sitio donde saku. iy notó que estaba frío como el hielo.
lace natural de todo esto fué que Yuki no estaba el embarcadero construyeron varios puen El desgraciado leñador había muerto.
marchó nunca a Yedo. Permaneció en la casa tes; pero todos se los llevaron las aguas. Ninguno Al romper el día cesó la tormenta. Cuando como una nuera conveniente.
podía resistir las cre idas del caudaloso rio. el barquero, un poco después de salir el sol, re. O Yuki demostró que, en efecto, era una En una tarde muy tria, al regresar los leña tornó a su puesto, halló a Minokichi tendido bonísima nuera: cuando, cinco años después, dores a su casa, se vieron sorprendidos por terri en el suelo, sin conocimiento, junto al congemurió la madre de Minokichi, las últimas pable huracán de nieve. llegaron al embarca lado cadáver de Mosaku. Minokichi fué solícita labras que pronunció fueron palabras de afecto dero y se encontraron con que el barquero se mente atendido, y pronto volvió en sí; pero es y alabanza dirigidas a la esposa de su hijo.
había marchado, dejando el bote en la crilla tuvo enfermo durante mucho tiempo, a causa del Yuki trajo diez hijos al mundo, niños y opuesta. El día no estaba para nadar, y los le frío que cogió en aquella terrible noche. La niñas, todos muy hermosos y de blanquísimo ñadores se refugiaron en la croza del barquero, muerte del viejo le afectó de modo tremendo, cutis.
muy satisfechos de haber podido encontrar don pero no habló a nadie sobre la visita de la mu Las gentes del país creían que Yuki era de guarecerse. En la choza no había trasero ni jer blanca. Tan pronto como recobró la salud, una persona algo bruja, basándose en la difesitio para encender fuego, pues la cabaña esta reanudó sus tareas de leñador. Todas las maña rencia que existía entre ella y las restantes ba hecha con dos esteras y su extensión no lle nas iba solo al bosque, y regresaba al anochecec, vecinas del pueblecillo. Quienes más se preocugaria a seis pies cuadrados. Sólo tenía una puer trayendo sus correspondientes haces de leña, paban de esto, naturalmente, eran las viejas.
ta, sin más huecos de ninguna especie. Josa los cuales se encargaba de vender su madre, y O Yuki, a pesar de haber tenido diez hijos, ku y Minokichi sujetaron la puerta y se senta con el producto de ellos trataban de ir vivien se conservaba tan joven, tan fresca y tan bella ron a descansar, abrigándose con sus casacones do.
como el primer día que entró en la aldea.
de paja. Imaginaban que la tormenta pasaría Una tarde del invierno siguiente, al regreUna noche, después que acostaron a los nipronto.
sar a su cabaña, encontró en la carretera a una ños, Yuki se sentó a coser a la luz de una El viejo se durmió poco después; pero el za niña que llevaba la misma dirección que él.
linterna de papel. Minokichi, que estaba congal estuvo despierto largo rato, escuchando el La jovencita era alta, de cuerpo frágil y estemplándola, exclamo: retumbar de los truenos, el horrisono bramar belto y de hermosa apariencia. Minokichi la sa El verte coser, y con la luz sobre tu rostro, del furioso viento y el continuo azotar de la ludó Ella contestó al saludo, y su voz resono me hace recordar cierto suceso bastante extraño nieve contra la ébil choza, que crujía y se en los oídos del joven con la misma dulzura que me ocurrió cuando tenía diez y ocho años de bamboleaba con la ligereza que un junquillo en que el canto de un pájaro niño. El leñador se vida. Entonces vi una cosa tan blanca y tan el mar. Era una tormenta formidable. El aire unió a la jovencita y empezaron a charlar.
bella como tú lo estás ahora. Ciertamente aquese hacía más helado a cada momento. Minokichi Dijo llamarse Yuki (1. Hacia poco tiempo lla cosa era igual que tú.
temblaba bajo su casacón de paja. Pero, al fin, Sin levantar su mirada de la costura, Yuki que habían muerto sus padres y marchaba a y no obstante el gran frío que le atormentaba, Yedo para ver si por medio de unos parientes preguntó: se quedó aletargado. De pronto, al sentir que la pobres que allí tenía entraba a servir en alguna Dime algo de ella. Dónde la viste. nieve le caía en el rostro, se desperto. La pue:Y Minokichi refirió la macabra historia de casa principal. Minokichi quedó encantado con ta de la choza había sido forzada, y al resplan la amena charla de aquella mujercita, y cuanto la noche de antaño. Le habló de la Mujer Blandor de la nieve (jukiakarí) pudo distinguir la más la miraba más bella le parecía. Le preguntó ca que se inclinó sobre él sonriéndole y murfigura de una mujer. Era blanca desde la ca si estaba prometida. ella le contestó que no, murando a su oído unas terribles palabras.
beza a los pies. Estaba inclinada sobre Mosaku También contó la silenciosa muerte de Mosaku, y se rió alegremente. su vez, Yuki preguntó y echándole su aliento, y este aliento era igual también al leñador si estaba casado o prometido.
y añadió: que un humo brillante. Casi en aquel momento Minokichi respondió que, aunque sólo tenía que Despierto o adormilado, aquélla fué la únise volvió hacia Minokichi, y también se inclino mantener a su madre (el padre había muerto ca vez en mi vida que he visto un ser tan sobre él. Este quiso gritar, pero no pudo. Ha ya. la cuestión de una nuera conveniente aun hermoso como tú. Desde luego, la mujer 20 bía perdido el habla. La mujer blanca se incli no se había tratado, porque él era muy joven.
era un ser humano, y yo me asusté de ella, iy naba y se inclinaba cada vez más, hasta que se Después de hacerse estas mutuas confidenme asusté mucho. Pero ¡era tan blanca. Y, tocaron los dos rostros. El leñador observó que cias siguieron su camino. Marcharon durante en verdad, nunca he podido tener la certeza de era muy bella, pero los ojos causaban espanto.
si fué un sueño lo que yo vi o si era la Mujer gran espacio de tiempo sin hablarse una palade Nieve.
Por espacio de unos segundos le contempló en silencio. Después le dirigió una sonrisa Yuki arrojó al suelo violentamente sus 1) Este nombre, que significa nieve, todavía está en uso.
le susurró al oído: labores, se levantó con precipitación y, dirigiéndose a Minokichi, le grito. Pensaba hacerte lo mismo que al otro. Pe Era yo, yo, yo. Yuki, Yuki, Yuki ro no puedo por menos de sentir alguna misericordia hacia ti: jeres tan joven. eres un era. te dije que te mataría si llegabas a decir a nadie una palabra sobre ello. Mas, hermoso joven. Muy hermoso. muy hermopor estos niños que duermen ahí, no quiero so. sí, Minokichi. por eso no quiero herirte en este momento. Cuida bien de ahora. Pero si alguna vez dices algo, aunque ellos, procura que nunca les falte nada, pues fuera a tu propia madre, referente a lo que has visto esta noche, lo sabré al momento iy te masi algún día tuvieran motivo para quejarse de DONDE ti, entonces te trataría como mereces. taré. No olvides nunca esto que te he dicho. a medida que gritaba su voz se iba debiliDió media vuelta, atravesó la puerta y destando, y sus egos parecían el silbido de un apareció. El leñador pudo moverse al fin. Coviento lejano. se fundió en una nubecilla rrió a la puerta y escudriñó por todas partes.
blanca y brillante, que hizo espirales por toda Pero la mujer se había volatilizado misteriosala habitación, hasta llegar al techo, y, estremente. y la nieve entraba de un modo arromeciéndose, desapareció por la chimenea. Jallador en la esvencijada cabaña. Minokichi cemás volvió a ser vista.
rró la puerta y la aseguró con varios trozos de madera. Imaginó que el viento había sido quien LAFCADIO HEARN Novedades matarte MOYA