REPERTORIO AMERICANO 311 Don Samuel Lillo (Del Boletín del Intituto Nacional. Santiago de Chile, 10 de agosto de 1938. go del ritmo de Núñez de Arce y no poco de la sonora armonía de Zorrilla Sobre mi mesa de trabajo, en un hade San Martín. Su poesía iba por los cinamiento casi informe de papeles, caminos de lo épico y en ellos cosechó sus bros, pruebas de imprenta (invención de mejores laureles. Qué crítico honesto y moníaca y suplicio de corregir pruebas bjen documentado podría ignorar los mé.
que el Dante olvidó. está abierto un ritos de las Canciones de Arauco, del volumen de poesías.
poema a La Concepción, del Canto a la Campanario de Humanidad se lee en América Latina, premiado en tierra exla cubierta impresa con sencillez y ele.
tranjera, o de aquel su magnífico Canto gancia, que suelen lo elegante y lo senciLírico a la Lengua Castellana. llo ser vecinos.
Después de esas producciones, se abrió mientras las hojas van abriéndose un paréntesis largo, que rompieron los a la luz de esta mañana de invierno, so.
poemas de La Cruz del Sur, en 1926 y leada, los recuerdos pugnan por volver a Fuente Secreta, en 1933.
la superficie de la vida, como si en este Parecía que con esos libros el poeta, mar en que batallamos y nos deshacemos, silenciado por las luchas duras de la vi.
algo pudiera permanecer en definitiva.
da, se recogia a cuarteles de descanso.
Pero los recuerdos viven y vibran, Su obra estaba hecha. Nuevas escuelas y habitan en las honduras de nuestra alma modas nuevas se disputaban el favor del y a las veces son tan fuertes que doblegan público. En la lírica chilena responnuestro miedo de abrirles paso, y suben diendo al llamado de ese inmenso Fe.
en bullicioso tropel, encadenándonos a derico García Lorca, y acaso gravitando nosotros mismos como el genio de Las bajo la obscura influencia de Darío, el Mil y una Noches, que metía a su liberindio genial, surgían astros jóvenes. Patador dentro le la botella de que acabablo Neruda hacía vibrar la fuerza crea.
ban de sacarlo.
dora de su espíritu que se ha impuesto Vuelan los años hacia atrás.
a América y Julio Barrenechea bordaba hétenos en el Teatro Municipal una Samuel Lillo poemas de una suprema y exquisita eletarde de nuestra infancia en que todos los gancia.
chicos institutanos festejaban acaso algu¿No había ya sitio para el viejo poe.
na efeméride del viejo colegio. En el esles, y me veo adolescente, vistiendo un ta? Terminado estaba su mensaje?
cenario, entre banderas y estandartes cuslyto que aun proyecta sus sombras en mi Así lo creímos sus discípulos. Más todiados por los mejores alumnos (yo vida. Al avanzar hacia la mesa de exa.
he aquí el milagro de su juventud redinunca fui de los mejores. se alzaba la men, don Samuel se puso de pie y tenviva. El árbol añoso, como en los cuen.
silueta tribunicia de don Samuel. De pie, diéndome su mano, plena de cordialidad, tos de Andersen, ha florecido en pleno vestido de obscuro, al aire la barba renecon una voz cuyos ecos han resonado por invierno.
grida, brillantes los ojos, fuerte y calida espacio de largos años, díjome que sen.
la voz, iba desgranando las notas de un tía no hubiesen cuatro coloradas en el reIII poema heroico que nosotros interrumpíaglamento para ofrendármelas. así con.
mos con ovaciones clamorosas. yo so.
En Campanario de Humanidad, Lillo cluyó mi último examen de literatura.
ñaba. Soñaba que era un apuesto oficial y Don Samuel, con aquel espaldarazo, se renueva, se rejuvenece, muestra que con mi espada en alto, ebrio de gloria, para el verdadero poeta no hay imposime había armado caballero de una oriba al asalto de las fortal:zas enemigas, bilidades en el ejercicio de su arte.
den sin Quijotes.
a la cabeza de mis tercios invencibles.
Escrito con esa difícil sencillez, que entré con fuerza vocacional en una Una multitud de muchachos hermosoy me es secreto de los hombres realmente su.
carrera que en nuestra América sólo re.
seguía dando gritos de guerra y de triun serva sinsabores para los hombres de al rijmo y afina sus cuerdas en el tono de periores, don Samuel vibra con el nuevo fo. en rábamos en tropeles heroicos a ma limpia, porque los que mandan rara las capitales vencidas y las mis bellas vez detienen sus ojos en las plumas que la lírica nueva. El poeta rico en adjetivos sr. ujeres las mujeres de la niñez nos co.
carecen de tarifa y en las conciencias llo, límpido, ardido en su ideal.
y en imágenes arcaicas, se torna sencironaban de rosas.
que saben ser fieles al amargo culto de ¿Dónde están hoy las rosas de la niY esto es lo más importante, lo más la justicia y de la verdad.
ñez. Dónde mi espada de capitán?
digno de admirarse: vuelve las espaldas Dónde los sueños heroicos y las espe.
a los ricos, a los poderosos, a los har.
II ranzas que envolvían ilusiones turbadotos, y canta con simplicidad franciscana ras y exquisitas? La vida es dura madras.
a los pobres, a los humildes y ofendidos.
Don Samuel Lillo honró durante mu.
tra.
Su canto, que en las horas de la mañana Corrieron los años. Llegamos a las chos años al Instituto Nacional, consa y del mediodía saludó las glorias de los grándose a la enseñanza de la juventud próceres distantes, en el atardecer, cuando clases de Quinto año y de Sexto. Allí nos con ardores de apóstol, y honró más to.
aguardaba el maestro. Sus lecciones tese aproxima la campana de la queda, davía nuestras letras, escribiendo los menían un encanto especialísimo y una ameentona sus notas en ofrenda a los hunidad que nos hacía mirar como minujores poemas que en su cuerda hayan si. mildes.
tos las horas de clase. Don Samuel ha. do compuestos en Chile.
Hay que leer ese libro de Lillo, hay blaba de escritores y de poetas con cabal Poeta de generosa inspiración, tenía que gustarlo en cada uno de sus poemas, conciencia crítica y nos paseaba a pie firen su estro, sin perder su originalidad, al par volverle en elogio cálido el fruto de me por el vasto panorama de la litera.
su generosa cosecha.
tura española, que tan a fondo dominaY leyéndolo, y gustándolo, este su ba. Se hacían lecturas, se abrían concur. Solicite este semanario a la Señorita discípulo de otros días, piensa que los sos de composiciones, nos preparábamos institutanos de hoy deberían coronarlo, con fe para ingresar un día en la palestra. MATILDE MARTÍNEZ MÁRQUEZ como hacían con sus grandes poetas los Recuerdo que al término de mis estudios institutanos tuve del profesor uno LIBROS hombres antiguos.
de los elogios más altos que haya reci. La Habana, Cuba. Apartado 2070.
EUGENIO ORREGO VICUÑA bido jamás. Evoco esa hora que en mis recuerdos tiene todavía colores matinaTeléfono Fo, 2539.
Santiago, julio de 1938. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica