REPERTORIO AMERICANO 314 Poemas tuyos y míos y mi alma se queda muda (No cerró el solitario. En el Rep. Amer. VII 42. ti, Haydee III Y viniste a prender en los surcos de mi corazón el milagro de una nueva semilla.
Borraste de mis ojos el adiós de una lágrima, y así de nuevo vieron lo indefinible que encerrar queremos en la palabra vida. Bendita seas. Qué loco!
Vuelvo a leer lo escrito, y, perdóname.
Es sólo mi cariño. Diviértete. Anda! No te preocupes; goza mucho, y el dia que regreses, aunque parezca absurdo, tal vez te quiera más. El ansia acumulada hará que brille entonces mi mirada Este mar Poco a poco me he ido hundiendo. yo soy mar. tú, mar de mis sueños, Entre dos aguas flota mi cuerpo, milagro de un mar en otro mat ambos envueltos en otro mar.
como nunca.
For eso quiero que se pas que este labriego, que late en lo profundo de mi pecho al ritmo de las rosas, sufre cuando en su tierra arroja con la semilla buena, la de frutos de sombra y no de estrella. tú, milagro hecho canción en tus miradas, has desecado en mi las turbias aguas. Bendita seas. tú sabrás por qué. Arriba juegan las olas. sus risas llegan hasta mi centro. como llegan por todos los caminos verdiazules que tiene el agua, y yo me río por todos los caminos de mi alma, no sé hasta dónde llegan las risas de estos mares o hasta dónde las mías. tal vez se han unido integrando una sola sonrisa. TRES NOCTURNOS SINTETICOS. Esta misma luna que desgrana su polvo melancólico aquí, sobre las hojas, en la capilla, en las musgosas tejas, sobre mi alma, es la misma que alumbra alla, donde tú estás. sobre tu alma. Porque vibro de nuevo en tumultuoso aliento de cosecha, reverdezco!
Mi timón tiene estela de plenitud.
Ha llovido en mis campos y los surcos han cerrado sus bocas agrietadas, al temblar en sus mundos una canción de estrella que se convierte en sol. Vibra mi tierra!
Vibra en silencio de mujer de ojos madte o de ojos cielo, Porque sabe, temblando, que en su seno hay rumor de cosecha. Bendita seas. Villa Cavira. VII 42. De dia, en el cambiante espejo, la luz vibra en el seno de mis risas que salen. por eso brilla la superficie.
Luz que es luz y también luz carcajada; luz que baja integrándose a mi cuerpo por la infinita ruta de mis aguas II Hay un nocturno; hay acordes para mí.
Hay mi mirada que se pierde en los pliegues de la noche hacia allá En las noches de luna la luz sólo es sonrisa, en interrogación que suave y muda lo expresa todo sin decirnos nada. a veces esa luna su faz muerta de mag esconde entre las sombras. sin embargo, yo, mar, me hundo en los mares, y contemplo en las aguas sin astros el silencio que me hunde más y más. Ah! tus dos ojos. III Esa hilera de luces que miro en lontananza, es el camino alegre que conduce a donde tú te hallas. como hay en el alına brisa de anhelo, miro a mi corazón seguir las huellas de la hilera lejana, lanzado por el arco de mis ansias Te vas; y una frase de broma ha prendido en mi alma lobregueces de cueva, laberintos de bosque. Pero no!
Somos agua en el agua, luz en la luz, y nuestras manos juntas repican y repican en el mismo pandero que dice. vida. vida!
Sin embargo siento algo que me incita a detenerte, a no dejarte ir.
Te quiero mia, cerca de mí.
Tú sabes lo que siento.
verdad. Es. Es acaso que puedo decirtelo?
Son pocos días, somos agua en el agua y sin embargo, no quiero que te vayas. Villa Cavita. VII 42.
He llegado.
La luz y las cartas me acompañan para que juegue solitario La torre de la iglesia deja ir en la noche, cor pereza de vieja, metales hechos viento.
Hay un reloj. Hay un tic tac que me incomoda. No me cierra. Empezaré de nuevo. Para qué. si lo cierto engañándome. Para qué. Para qué. Por qué. por qué!
Frendo un cigarto.
Juego con la cerilla; resbala la pregunta, Yo era una fuente con sed. aunque cantara cantara, el agua de mis ensueños con lágrimas se mezclaba.
Yo era una fuente con sed; fuente limpia, fuente clara, fuente con ansias de olvido y con ansias de alborada.
Qué me importaba que el sol allá en los cielos brillara, y qué me importaba el roce de la luz sobre mis aguas, si allá en lo profundo, fuente, sollozaba sobre mi alma. Ay! qué terrible la sed.
Con qué lágrimas lloraba, y cómo el llanto salía por grietas de mi montaña en un silencio de rosas sobre tumba abandonada. mi agua, que nunca puede cambiar, y vue sólo es agua, en campos de cielo verde los jardines fecundaba. los cielos no sabían la fiereza de sus ansias, II Pero es inútil.
Tienes que irte, y yo no digo nada.
Son dos semanas, en que trenzando iré con mi cariño una hamaca de versos en que tú puedas, cuando el tiempo llegue, mecer tus sueños. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica