REPERTORIO AMERICANO 357 ¿Existe una literatura hispano americana?
sospecha que se afirma en el ánimo del lector al leer el último capítulo, donde bajo el enca(Reproducimos del libro Crítica y Arte del insigne maestro colombiano el siguiente ensayo, suprimien bezamiento cacofónico de The Modernista Modole solamente algunos párrafos circunstanciales. Nota de vement, se hace el análisis de esa corriente literaria estado por estado.
No es ésta, como lo pance, una pregunta Fuera de Rubén Daro y de los escritores es Estos ejemplos sirven para mostrar la diverociosamente académica, de las que pueden re pañoles como Juan de Castellanos, o natura sidad de respuestas dada a la indiscreta pregunlegarse al tercer plano para que las resuelvan les de Amércia, a la manera de Ruiz de Alar ta con que se abren estas consideraciones. Espor medio de fichas, oelosamente colacionadas cón o Juana Inés de la Cruz, acomodados o tudiando con la debida cautela la vida literaria y puestas en orden, los eruditos del porvenir, nacidos en este continente antes de la inde de estos países no es posible llegar a la consi es que el porvenir no resuelve deshacerse pendencia, sumergidos unos y otros en el den clusión de que exista una literatura hispanocautelosamente de los servicios, hoy aparente so ambiente español y amoldados por la for americana. Los libros prominentes están escrimente indipensables de esta incorruptible y ma y el sentido al gusto de la época, los se tos en una lengua común. No puede negarse tenaz lespecia. Importa saber si existe un lite ñores Hurtado y de la Serna se complacen que en ciertas épocas hubo estados de espíritu ratura hispanoamericana, porque no hay toda en ignorar la existencia de novelistas, críticos, predominantes en toda la extensión del contivia una historia de las actividades intelectua historiadores y poetas americanos de lengua nente; las tradiciones españolas ejercieron inles susceptibles de quedar incluídas en ese dic española.
flujo sobre los escritores muchas veces en contado, y es absolutamente indipensable escribir No sería justo olvidar el empeño aparente tra de sus sentimientos; los modelos fueron tam1a. No solamente importa saber si existe una mente cariñoso de Menéndez y Pelayo por bién comunes, y en muchas de estas repúblicas literatura hispanoamericana; es neoesario an darles a conocer a sus compatriotas la obra se puede señalar el predominio de los maestros tes de resolver aquella duda entendernos sobre de algunos poetas americanos en sus prólogos franceses sobre los epañoles y la onda de simlo que podría significar ese distintivo. Si por a los varios tomos de la famosa antología. El patía provocadora de imitaciones que alzó el ura hispanoamericana se entiende 10 insistía en decir que la obra literaria de los nombre de Byron, a principio del siglo, de un que grandes inteligencias de españoles y de americanos de origen español era de forma, extremo a otro del continente libre. Pero, a hispanoamericanos han sentido, pensado de indole y de pensamiento netamente español, pesar de estas semejanzas y de estas comunes puesto en buena prosa y verso admirable en y el dominio que este punto de partida ejer orientaciones, de medio siglo a esta parte las su lengua nativa. la historia de la literatura cía sobre su espíritu le impulsaba a mirar co corrientes europeas llegan a hora distinta y hispanoamericana debería comprender la obra mo poetas mediocres a los que en verso pa producen efectos de vario significado en los de los escritores españoles no sólo de Améri triótico excecraban los hechos de España en diversos países. Demás de esto, a causa de la ca sino también de España. Los historiadores la colonización y en las guerras de América. incomunicación en que vivimos, las diferencias de la literatura española, así peninsulares espirituales entre unos pueblos y otros se torcomo extranjeros, han hecho caso omiso de La mayoría de los literatos españoles con nan cada vez más significantes. El lazo común las actividades literarias de la América espa temporáneos que aceptan la existencia de una de estos pueblos no es en rigor el idioma sino ñola. El primero en mencionar nombres de literatura hispanoamericana no se dan el tra el viaje a Europa, la caravansera de París. Es americanos en su historia de la literatura es bajo de enterarse, y algunos que se dan por 17 en el viejo mundo donde los hispanoamericanos pañola fue Jaime Fitzmaurice Kelly, con un terados, creen haber aniquilado toda la vasta descubrimos el lazo que nos une espiritualmenfinísimo sentido de o que significaba el apor. producción cuando se han convencido, por las te. Son tan pocos, sin embargo, los que realite de esta parte del mundo a las letras espa reglas de Aristóteles, que Juan Montalvo es zan ese viaje, aspiración continua de todo joven ñolas; pero el grande espíritu de aquel lite poca cosa; Isaacs, un débil reflejo de autores estudioso, y tan reducido el número de los que rato incomparable tenía por española la lite extranjeros; Sarmiento, escritor de pocas retó realizándolo hacen comercio de ideas y se aparatura de expresión castellana, fuese peninsu ricas, y Tomás Carrasquilla, un novelista cu sionan por los estudios comparativos, que esas lar o de este continente. Su visión de la obra yas obras no están en castellano.
horas de compañerismo en Europa no dejan verde Darío, de Silva, de Gutiérrez González, de Es de lamentar que la primera tentativa de daderas huellas de sentimiento, de solidaridad, Olmedo, del nicaragüense en especial, está cir historia literaria hispanoamericana se deba a sino en contados transeúntes. aun muchos cunscrita a las formas nuevas, a los sentimien un extranjero. Con el título de The Literary de estos últimos, al volver a sus naturales freto originales que aquellos ingenios aportaron History of Spanish America, el señor Alfred cuentaciones, se olvidan paulatinamente de que o dejaron de aportar a la literatura de Espa. Coester, doctor en filosofia y socio de la His son americanos para cultivar sus nacionalis.
ña. En obras de fecha posterior, aceptando el panic Society of America. publicó hace algu mos, algunas veces en formas demasiado estrepensamiento de Fitzmaurice Kelly, Gejador y nos años una crćnica de las letras americanas chas.
Frauca, en un plan más vasto y de mediano de lengua española, que empieza en el periodo De otro lado, es verdad adquirida en el eslogro, por lo que hace a la parte americana, colonial y termina con el hervor modernista. tudio comparativo de las literatuas que toda quiso incluír las actividades literarias de este Parece que el señor Coester diera por sentado obra de mérito universal debe tener hondas railado del Atlántico len su Historia de la len que existe una literatura hispanoamericana, no ces en el ambiente físico, en la patria espirigua y literatura castellana. Los señores Hur sin nexos con la española, pues el primer ca tual del autor. No hay ejemplo de producción tado de la Serna, en una obra de mil cien pítulo de su Historia da noticia de las obras artística de verdadera intensidad que escape al páginas, usan del silencio premeditado y agre de autores españoles nacidos en América o en rigor de este postulado. De donde es fuerza sivo para negar la existencia de una literatu tretenidos aquí mismo durante la dominación concluir que siendo tan distintos unos de otros ra americana de origen español. En esa abun de los peninsulares. Pero luego divide su libro los escenarios en que hoy se mueven los talendante y desmayada crónica de las letras cas en capítulos y hace la relación de obras y au. tos literarios de Méjico a la Argentina, al paso tellanas, sus autores disponen de Rubén Darío tores, bajo el epigrafe de cada nacionalidad. que las diferencias, en vez de allanarse, tieny de su obra con estas nudosas frases: Es Esta división da a entender que en su concepto den a adquirir mayor relieve, no es posible eninteresante notar que lo más sólido y persistente cada pueblo tiene su literatura especial, domi cerrar en un solo cuadro toda la vida intelecde Rubén Darío es precisamente aquello en que nada por corrientes espirituales distintas; una tual de estos países. Dijo Goethe que para sigue el fondo y la forma clásicos; sin duda porque su educación era clásica, por lo cual gusto y acertó a escribir hexámetros y puntámetros en castellano. La educación clásica de Rubén Darío hace sonreír. Sus complacencias con la antigua poesía española y con los metros clási(Calle de las Artes, 53. México, México)
cos fueron impulsos de su temprana madurez, nacido de la viva inquietud en busca de forTome y lea: mas nuevas, de que daban testimonio en esa hora las letras francesas. El sentido de las frases citadas nos llevaría a suponer que para Santiago Hernández Ruiz y Domingo Ti Domingo Tirado Benedi: Cooperativas, admirar a Darío es preciso tenerle por artisrado Benedi: La Ciencia de la Educa. Talleres, Huertos y Granjas Escolares.
ta literario de temperamento español antiguo ción. Enciclopedia Pedagógica. ToUn vol. pasta. 1ro. de la serie pedagógica. Atlante de la Cultura.
y de gusto clásico. Su mérito, al contrario, es mo (pasta. el de innovador en su lengua, no mediante el Juan Carreras Palet: Elementos de Tecnoestudio o la limitación de moldes españoles y Leonardo Martín Echeverría: España. El antiguos, sino en obedecimiento a la fascinalogia Textil. Un vol. pasta. 1ro. de país y los habitantes. Un vol. pasta, ción que ejercieron sobre su espíritu los poela serie técnica. Atlante de la Cul.
tura.
tas franceses de ese bello momento de beldía.
וווווווווווווווווווווו Editorial ATLANTE, remuy ilustrado Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica