Violence

EDITOR: García MONGE.
CORREOS: LETRA TELEFONO 3754 Repertorio Americano EXTERIOR: EL SEMESTRE: 50 EL ANO: 00 o. am.
SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA En Costa Rica: Suscrición mensual 2. 00 El suelo es la única propiedad plena del hombre y tesoro común que a todos iguala, por lo que para la dicha de la persona y la calma pública, no se ha de ceder, ni fiar a otro, ni hipotecar jamás. José Martí.
Giro bancario sobre Nueva York Habla el Presidente de Colombia (Fragmento de un mensaje presentado el 20 de julio le 1940. Honorables senadores y napresentantes: a Atraviesa hoy la humanidad uno de esos momentos decisivos que constituyen etapas esenciales en la historia. No se trata de una de tantas guerras, que alteran más o menos los mapas geográficios y aumentan el poderio de un Estado disminuyendo el de otro. Se trata del derrumbamiento de casi todas las cosas que se habían tenido por definitivas; de cambios fundamentales en el sistema que regia las relaciones entre los pueblos; de una revolución de proporciones incalculables que modifica sustancialmente el criterio para apreciar la vida internacional y la vida interna.
La Sociedad de las Naciones está despedazada; el pacto nobilísimo que le dio origen, comparado con las realidades actuales, parece un documento de épocas prehistóricas. Perseguía ese pacto el ideal de la seguridad colectiva como medio de garantizar los derechos de dé.
biles y fuertes y de impedir que aquellos pudieran ser sacrificados por carecer de medios para la suficiente defensa. proscribía la violencia y la guerra; creaba organismos jurídicos para solucionar pacíficamente cualquier problema que pudiera presentarse; preconizaba el desarme, establecía sanciones para los agresores. La violencia ha destruído hasta en sus cimientos toda esa construcción espiritual. De los veitinueve Estados europeos, independientes, soberanos y libres, que hace tres años deliberaban en Ginebra en torno de principios jurídicos y al amparo de la seguridad colectiva, quince han sido ya eliminados como naciones independientes, han visto su territorio cruelmente mutilado, o han padecido la ocupación militar, con todas sus consecuencias.
Sería vano pensar que no pueda aumentar en estos mismos días el número de los vencidos.
Unas cuantas naciones pequeñas, las más civilizadas y prósperas de la tierra, apasionadamente empeñadas en defender sus derechos e intereses en el terreno de la neutralidad, de la corrección y de la justicia, parapetadas tras de un muro de tratados perfectos y protegidas también por toda la fuerza militar que su debilidad permitía, fueron barridas como hojas secas sin que, casi pudieran siquiera darse cuenta del momento en que desaparecía su soberanía y quedaban eliminados sus gobiernos independientes.
Cuando esos pueblos inocentes e intachables fueron arrollados y sus fueros desconocidos sin otra culpa que la de ser débiles y a despecho de un sacrificio y un heroísmo que, por ejemplo. hará inmortal el nombre de Finlandia yo quise interpretar el sentimiento colombiano, el sentimiento de un pueblo que también es débil y también es irreprochable y también quiere ampararse en la realidad resplandeciente de su derecho, y elevé una voz de protesta que para honor de mi pueblo coincidió con la protesta y el sentimiento de América.
Alzarse de hombros ante tales cosas por lel solo hecho de que no figuremos entre las víctimas, sería sentar sombríos precedentes. Al no hacerlo, al proceder como procedí, no sólo viterpreté el sentir colombiano sino también la necesidad de que no prospere la iniquidad al través de la indiferencia, de la inconsciencia, o, lo que sería peor, a través del temor que hace enmudecer en los momentos en que caeu baluartes para todos esenciales.
Dos principios dividían el mundo viejo en materia de orientaciones internacionales: el equilibrio de fuerzas distintas. la balanza del poder. destinado a evitar la dominación imperiosa de uno solo, y la seguridad colectiva, que estableciendo para todos obligaciones normas ineludibles eliminara la arbitrariedad y creara el amparo eficaz del derecho.
Ambas cosas están a punto de perecer. grandes pasos avanza, y sería necio ignorarlo, la realidad de poderes gigantescos empeñados en realizar sus ambiciones de total dominio, y es un hecho que lo van logrando de manera asombrosa. La seguridad colectiva está eclipsada en el viejo mundo, como principio y como hecho. Hablar allí ahora de la santidad de los tratados tendría cierto sabor de amargo sarcasmo. No queda sino una cuestión de fuerza, de organización y sistematización de la fuerza que en sí misma quiere hallar las razones que justifiquen sus procederes. ese criterio ha estado respaldado por una filosofía de predominios de razas, unas de las cuales son superiores, y, por serlo, tienen derecho a la dominación y a la dirección, y otras, por inferiores y mestizas, están destinadas a la subordinación sumisa que su propia inferioridad determina. Corresponde a una teoria económica que tiende a eliminar, como inconveniente y estorbosa, la soberanía de los débiles y englobarlos en grandes organismos orientados por el fuerte. Se abre paso un vasto sistema de organización de dirección uniiforme, de concentración de esfuerzos y de recursos, bajo el imperio del poderoso que persigue fines de grandeza y de eficacia impresionantes pero que presuponen la sumisión de los débiles, la eliminación de su personalidad y su independencia.
El que haya débiles seducidos por este programa gigantesco que miren con simpatía deslumbrada el avance de estas teorías, para ellos mortales, es uno de los espectáculos más sorprendentes que pueden ofrecerse al historiador y al sociólogo. Es un caso en que la admiración por la fuerza victoriosa llega hasta suprimir el instinto de corservación.
Si apartamos los ojos del continente europeo y de los acontecimientos que allí se desarrollan entre el pasmo de todos, y volvemos la vista a América, contemplamos un panorama distinto, nos colocamos en una situación diferente, que es la que nos interesa estudiar más profundamente, y la que reclama de nuestra parte. actuaciones inmediatas.
Fracasada la Sociedad de las Naciones, amenazado en Europa el equilibrio de los poderes, queda en América otro criterio, que se sintetiza en lo que representa y proclama, como orientación y doctrina, el panamericanismo. Debemos resolver si nos acogemos resueltamente a esta política, por ella trabajamos y con indomable energía la defendemos, o si creemos que debe también desaparecer esa fórmula de asociación internacional y de cooperación colectiva, basada en claras normas de derecho, para lanzarnos solos al vasto mundo de los choques entre los pueblos y confiar nuestra seguridad, nuestra defensa y nuestra supervivencia únicamente a las propias fuerzas y a los propios recursos.
Todo consiste et saber si nos afiliamos una política que tienda a considerar a América como un todo, como un conjunto que tiene intereses comunes y aspiraciones comunes, que es solidario para su defensa y que busca también, por la cooperación permanente, la protección de sus intereses, o si preferimos un aislamiento que nos liberte de todos los compromisos, eliminando también todas las posibles garantías, y nos lleve a tratar individualmente con todos los pueblos de la tierra conforme nos vaya conviniendo, sin entrar en acuerdos regionales o continentales, sin hacer diferencias entre los poderosos por el hecho de que unos residan en nuestro continente y otros en las islas del Extremo Oriente o en el norte de Europa, sin mostrar preferencias por una política internacional para todos respetuosa, que se apoya en este hemisferio en un conjunto de doctrinas que la inspiran y la mantienen erguida, que le dan una orientación y un sentido vital. ninguno de vosotros extrañará que el actual gobierno de Colombia se decida inequívocamente por una adhesión sin reservas a la política panamericana y declare que ve en ella, en su intensificación y en su actuación, una de las defensas eficaces que hayan de tener nuestra soberanía y nuestros intereses esenciales en los días y años infinitamente peligrosos y oscuros que se avecinan para los débiles.
EDUARDO SANTOS Dos descubrimientos Dos descubrimientos cientificos sensacionales.
La nicotina, sobre cuyas nocivas propiedades se han escrito volúmenes, tiene también cualidades excelentes. Entre otras, una vitamina esencial paTa el organismo y admirable para combatir las enfermedades de la piel. Sobre todo la pelagra.
El jugo de manzana acabará con los borrachos y las malas consecuencias del alcohol. El doctor Ira Alberto Manville, de ia Universidad de Oregón, ha descubierto que el jugo de manzana tomado en buenas cantidades, anula los efectos del alcohol. El doctor Manville ha realizado numerosos experimentos, siempre con resultados positivos. Podemos, pues, beber innumerable cantidad de cocktails a base de jugo de manzana, y quedarnos tan frescos. Pero, será esto lo que buscan los bebedores? No. Porque, para ello, entonces beberían agua pura. De Calibán. En El Tiempo, Bogotá, julio 22. 1939. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica