REPERTORIO AMERICANO 231 ¿Será un bien o un mal, que desaparezca?
es Europa. De esa Europa que, todavía toma en serio, lo de ser cristiana. Si se es honrado, también hay que llegar conmigo a esta conclusión desoladora: el Cristo que llaman victorioso, es un Crsito derrotado. Perdió su tiempo en redimir al hombre. Mejor que lo hubiera dejado como estaba. Fracasados pues, los valores máximos de la Civilización Occidental, ésta está herida de muerte. Es pues, una civilización realizada. Un ciclo concluso. Una cultura muerta.
Consideraciones finales Esta es la parte más interesante y espinosa de mi artículo. Pero hay que coger al toro por los cuentos.
Una civilización es fundamentalmente: un repertorio general de ideas naturales y de ideas trascendentes; un acerbo común de luces científicas y de principios morales; un modo de ver este mundo visible y el otro mundo que es invisible. En suma: una ciencia y una religión.
Las dos fuerzas directrices de los actos humanos. Así planteada la cuestión, el camino se desbroza y la solución se simplifica. En la Cylización Occidental, la ciencia, como fuerza natural, ha fracasado; y. la religión, como imperativo superior, también ha fracasado. El fracaso de la ciencia puede considerarse en varios de sus aspectos esenciales: a) como fin en sí para mejorar al hombre; b) como principio creador y regulador de la riqueza pública y del bienestar público, a fin de que, éstos fueran un patrimonio común del género humano.
Primero, como fin en si. Desde que en las legislaciones modernas se consagró el derecho de todo hombre a la instrucción, se proclamó como un dogma que, ésta, al aumentar progresivamente la capacidad visual mental del hombre, iluminaría los rincones oscuros de la conciencia. De este modo, crecería el sentido de responsabilidad al proyectarse una luz nueva sobre el bien y el mal, determinando las reacciones necesarias de la conciencia iluminada sobre los instintos primarios. Se creyó en esta panacea, pero el tiro salió por la culata. Segundo, como órgano de equilibrio para los bienes del cuerpo. Así debía ser. Si el mundo no es una finca de una clase privilegiada sino de todos, a todos debe llegar el disfrute del patrimonio común, en cuya creación todos cooperan. Mientras el instrumento de producción fué primitivo, el desequilibrio en la distribución no se acusó con rasgos graves. Creada la máquina para que viniera en auxilio de la mano, se invirtió terriblemente el orden de los términos. Lo que debía estar debajo del hombre, se colocó encima de su cabeza. el hombre fué esclavo de la máquina! ésta sirvió para el privilegio! Pero el privilegio es el uno por diez mil; y el no privilegio, el resto. Creada esta paradoja, el desequilibrio aumentaría en razón directa de la perfección de la máquina. Fracasó, pues, la ciencia, poniendo el instrumento sobre la cabeza del hombre, como un segundo dios, al que aquel debía servir. No le bastaba al hombre haber sacado de su testa el primer dios, el dios de ias religiones proteiforme y polifásico; el que, siendo hijo suyo, debería haberlo puesto bajo sus pies, en vez de fabricarle un nicho sobre su propia cabeza. Es increíble el genio del hombre para inventar sus propios instrumentos de tortura!
Séanme permitidas unas palabras más, que sirvan de estrambote a mi pequeño estudio. Por cuál causa ha llegado a la descomposición el sistema total de ideas sentimientos que informan nuestra civilización? Porque, algún sentido hondo ha de tener esta crisis que afecta a las raíces mismas de la convivencia humana, viciando hasta el aire respirable en que se ha movido y en el cual se ahoga. Voy a expander mi punto de vista brevemente. Así como la Revolución Francesa (al decir de Cantú, del reaccionario y católico Cantú) no fué una irrupción momentánea de las pasiones humanas, sino una sanción rigurosa y fatal de las leyes históricas, largo tiempo desatendidas por los Poderes. así la crisis actual bien pudiera ser otra sanción mayor de las leyes humanas (humanas en el sentido de humanitas)
largo tiempo preteridas y falsificadas dentro de una concepción total. Quizá el sentido trascendente de esta crisis sea, más que una quiebra de la religión y de la ciencia, más que el mismo determinismo económico que apuntan las escuelas socialistas, con ser un factor tan enorme, una guerra a muerte entre dos concepciones filosóficas de la vida: una, escatológica, supernaturalista, herencia del gnosticismo que des veía la tierra y sólo veía el cielo; y otra, naturalista, agnóstica, que ve la vida como el bien supremo y la tierra como el centro de gravedad del hombre. Esta última tiene la ventaja de estar más a tono con las conclusiones de la ciencia positiva y con la naturaleza humana. Mientras que aquélla, por su sobrenaturalismo, por su extranaturalismo, está fuera del naturalismo, que es la única realidad, el solo magma nutricio en que está sumergido el hombre. La concepción escatológica, sólo podría referirse a entes que no fueran humanos. bien, a pingüinos de un orden superior que, después de haber sido sacados milagrosamente de una isla humana, fueran zambullidos de pronto en el mundo trascendente de la teología.
Veinte siglos de historia europea llena de trágicos espasmos, bien podrían demostrar que la concepción total ha estado descentrada, que todo se ha movido fuera de su eje natural de rotación. Nuestra filosofia ha volado menos alto que las filosofías más viejas del muodo, la taoista y la védica. nuestro sentido de la vida es menos profundo que el de la civilizacićn greco romana. Yo ya sé que estas cosas asustan a muchos, a las gentes de orden, a cuyo frente están los poderes religiosos. religiosos. más altos del mundo. Pero el que hurga en las causas de las cosas, para hallar una filosofía de la historia, no debe preocuparse de lo que caiga ni a su derecha oi a su izquierda. Hay que fijarse bien en la antinomia fundamental de estas dos ideas: proclamar que se vive obedeciendo a imperativos trascendentes, y, en el momento del obrar, seguir los mandatos del instinto, que es de inspiración natural. Sólo cuando el subconsciente está dormido, es posible obrar por imperativos trascendentes. Pero, si está despierto, si es vigilado, se obra fatalmente por instinto. Ni el mandato de la fe religiosa; ni la metafísica de Sócrates; ni el imperativo categórico de Kant de obrar conforme a una ley universal. desvían los actos humanos de su proceso normal por la vía del instinto. De lo primero da espantosa fe el desastre actual del cristianismo; en cuanto a la ética de Sócrates, ella fué premiada con la cicuta en el instante mismo de nacer; y en cuanto al famoso imperativo, su patria no tiene hoy más ley que el exterminio total, como método para satisfacer su instinto de dominación, que resume toda la psicología y toda la mística del pueblo alemán. Pues bien: yo afirmo que, la gran tragedia de Europa ha sido y es: esta antinomia irreductible entre el creer y el obrar, entre la metafísica y su ética. Por esto fué posible, que, hasta los Padres del Concilio de Trento, reunidos para dar al mundo una regla de fe bajo la égida del Emperador, se lentretuvieran en dar a sus cocineros títulos honoríficos: cocuo divino. magno artifici (al cocinero divino, al gran artista. Por esto fué posible en la Europa de la Inquisición la in.
vención de la célebre frase: las mujeres y el vino no son herejías. por esto también, aquella suprema regla de sabiduría que dió un filósofo griego: el sabio busca, no el placer, sino la ausencia del dolor. y que, por ser la parte fundamental de la doctrina del cristianismo, debía haberla vivido toda la civilización occidental, no fué vivida nunca. Todo ese aparatoso tinglado de nuestro orden moral, ha si.
do una ilusión. Frente a esta gran ilusión, la realidad grita: todo ese famoso estado de cosas en que, los valores supraterrestres ocupaban (en el papel) el primer lugar, en el terreno ha sido vencido siempre por el instinto. los espasmos de toda una civilización de papel. no será que están pidiendo a gritos un cambio de concepciones y de rutas. Víctor LORZ 17 VI 40.
El fracaso de la religión Dr. GARCIA CARRILLO Médico Cirujano Todas las religiones teológicas han fracasado estrepitosamente. Es forzoso decirlo, aunque a muchos no les guste el lenguaje austero de la verdad. En el fondo de su conciencia, todo hombre honrado está conforme conmigo.
La prueba del fracaso total de las religiones europeas está, a todo lo largo y a todo lo ancho del camino que ha recorrido Europa en veinte siglos de cristianismo. Pero sobre todo, en los bochornosos djas actuales que lanzan a la faz de las religines un veredicto condenatorio. Los dogmas e la filiación de los hombres en dios y de la fraternidad cristiana, son el mejor y más sangliento epitafio que cabría poner sobre el inmenso campo de muerte que ELECTROCARDIOGRAMAS METABOLISMO BA AL Corazón Aparato Circulatorio Consultorio: 100 varas al Oeste de la Botica Francesa TELEFONOS: 4328 3754