Violence

REPERTORIO AMERICANO 149. Ah! y lo negás. Lo negás, verdad. Claro que lo niego; No seas bruto. Bruto? Lo negás. Fijate que estamos a medio estero y ya comienza la vaciante. La vaciante. esta hora vienen los narizones a esperar el pescado ella le dolió el corazón como si lo hubiese cogido un anzuelo y miro al hombre por cncima del cargamento. Con una gran angustia en la voz y en los ojos le gritó. Qué vas a hacer. Qué vas a hacer. Qué voy a hacer. Ahora lo verás. Que Beba cervera SELECTA venga Pancho!
De malta y lúpulo. es S, al decir esto se incorporó agarrándose de la borda y dándole fuertes sacudidas a la lancha. La vas a voltear! gritó ella. La vas a vo!
tear. Claro que la Voy a voltear! contestó enronquecido. de un violento esfuerzo se fué ladeando la lancha en medio de los gritos de ella. Todo se fué al agua. El se reia. Ella se tiró al nado.
La embarcación quedó fiotando con la panza hacia arriba como un lagarto muerto.
un remolinear de aguas y unas veloces aletas sobre la mesa. La sombra del zapato se proyecElla buscaba la orilia. El le gritaba: cortando la superficie.
taba gigantescamente en la pared. Para un hom ¡Esperame. Esperame. Si son mentiras! El siguió gritando. Esperame. Esperame. bre delicado esto era asqueroso. Estaba tornando Ella siguió nadando con el terror en el ros su llanto de borracho se fué como liviana a la animalidad. De nada le servían los diálogos tro. De repente se hundió con violencia. Se vió cáscara arrastrado por la marea.
de Platón que había traído para meditar, ni la Bajo la lluvia Vida de Goethe para distraerse, ni el Diario Intimo de Amiel para consclarse.
Del aguacero iba quedando una llovizna. la ciudad y ejercían su profesjón a la sombra La criada entró. Era una muchacha recién fuera se oía el atronador esfuerzo del agua lle del gobierno, con plata fácil y suaves perfumes llegada color de hoja de trigo en el verano.
vándose árboles y cadáveres de reses. Siete días de hembras civilizadas.
La dócil zaraza de su vestido se curvaba sobre de agua recia. Al diablo con toda la planta Lo de aquí es completamente distinto. Esto sus muslos de cobre. Tenía un nombre bíblico: ción!
es lo que se llama en moral un acto heroico. Rebeca. Se oyó el rumor de sus pasos. El no se Ramón Maradiaga estaba seguro de la pér Sólo el hecho de tratar con esta gente es mil movió siquiera pero adivinó el cuerpo nuevo en la dida. Imposible salvarse. Todo este tiempo ha veces más heroico que el airojo de un soldado, obscuridad como una ráfaga de vida.
pasado sin pensar nada, sin esperanza de resca porque éste está poseído de locura guerrera y el Traeme un poco de agua, dijo: tar algo.
otro de cordura resistente. Además, aquí hay ma Cuando se alejó, él se quedó pensando en la Esto no es fácil para un hombre educado en la comida, mosquitos, amibas y soledad. Una tragedia de esto: en su propia cara quemada por la Universidad entre los libros y metáforas, con terrible soledad entre los árboles para largos el sol, en sus brazos picados de mosquitos.
linos temblones y uñas limpias. Esta atmósfera días. Se siente cuando esta pobre gente habla No hay duda pensó es la raza que se está brutal de la edad de piedra con la plata ente y se une para ser enemiga. Todos son enemigos. vengando.
rada como mazamorra, está buena para los ciu Pero en fin, es la raza que se está vengando de Las mariposas nocturnas revoloteaban al redadanos que pagan los impuestos y laboran por un descendiente de aquel Capitán Maradiaga o dedor de la lámpara. Oyó los leves pasos y volvió la felicidad de la patria. Los mismos que oyen cualquir otro de nombre de fuste, la mirada. La muchacha se acercaba lentamente los discursos y los consejos, pero no para el que Alguno de sus abuelos hizo una parrilla de balanceándose con gracia. El sólo se fijó en sus los ha dicho desde las tribunas cosechando aplau cardenales con el azote sobre la espalda de algu rasgados ojos y en sus púberes caderas.
sos y no algodón. Esto es de verdad. No como no de los abuelos de sus peones. Talvez por una Aquí está el agua, patrón.
los versos bucólicos las descripciones campes mala cara o porque cayó rendido de cansancio Sus palabras tenían una extraña vibración, tal tres y las maravillas literarias.
en las encomiendas. Todo se paga. Puede ser como si fuera su susurro que cualquiera hembra Ahora está obscuro y sólo los cocuyos jue también que alguno de ellos sea pariente suyo. del bosque húmedo estuviera emitiendo. El se gan al escondite con las pupilas. Deben ser las No se sabe.
sintió un poco paternal y miró sus hombros sin siete. Ramón Maradiaga frotó un fósforo para De todas maneras, ahora está pensando de intención, rozándole ligeramente el tenue vello buscar la lámpara de querosine y cerró los ojos diferente modo que en los largos corredores, bajo de sus brazos.
del destello. Huele a humedad. Afuera los gri otra lluvia en la ciudad y frente a otros árboles Tomó medio vaso de ron.
llos y las ranas ponen en la selva el mismo con civilizados, recortaditos y jodados científicaren Afuera, en la montaña los insectos se amaban.
cierto de hace miles de años, dejando una melan te, plantados en orden. Piensa que los hombres La lluvia había cesado. Los gérmenes estaban colia rabiosa desordenada más funestas para el porvenir de Hispanoamérica brotando bajo los terrones. Se sentía un pesado La gente de aquí está acostumbrada a todo. han sido el Padre Las Casas y otros locos que perfume de noche húmeda que contagiaba a las Con un poquito de selva el hombre torna a la nunca supieron batir el cobre como lo está ha bestias. No volvió a pensar en otra cosa: El y animalidad. No hay más que empujarlo. ciendo ahora éste que enterró la teoría para siem toda ley de la naturaleza; aquella eternidad de Al principio es difícil entender a esta gente pre. Sin los esclavos, sus abuelos no hubieran he transformaciones fuera de toda moral, puesto pero con dos meses va entrándose. Sobre todo cho la Catedral de León, ni la Parroquia de que no es ni bueno ni malo; la vida, la muerte, cuando se tiene un poco de paciencia y algún di Subtiaba, ni el puente de Guadalupe que son o la agonía, el acto simbólico eran una misma cosa.
nero en peligro. Recuerda; siempre recuerda cuan. bras de verdad. Nada de hierro o cemento sino Por eso llamó nuevamente.
do enciende la luz porque es símbolo de medita que sillares de alto abolengo y cal. Con huevo. Rebeca.
ción la primera señal de cultura que dió el como simbólicamente dicen. Voy señor.
hombre. Recuerda las primeras dificultades con Bueno. pero no sólo de meditaciones vive Ella apareció Lajo la puerta con la suave estos indios ladinos, cuando uno de ellos lo dejó un hombre. Se le adormecen de tedio los pár gracia de su perfumada pubertad. Era un lindo sin un solo peón en los arados. Le estaban ro pados, hay un pretexto para beberse esa media producto del mestizaje. Alguno de sus abuelos, bando en sus propias barbas y se enfureció de tal de ron. La lluvia va calmando. Aquí no hay aceras quizás, soltó las negras trenzas de alguna abuela manera que lo puso nockaut delante de todos.
ni paraguas, sino que barro, cañadas zancudos. de ella y le acarició la barbilla un poco más obsNadie dijo nada, pero al día siguiente los bueyes Hay un retorno a los árboles, a los animales cura sin que se le notara el rubor. Él se la quedó no amanecieron en los potreros.
a la tierra. La potencia de la raza ha vuelto viendo y se fijó en la suave ondulación de su Fué entonces cuando se arrepintió de haberse con la noche.
cabello y en el color dorado de la piel a la luz metido a productor destripando terrones como Llamó a la criada. Un poco de agua para de la lámpara.
cualquier pobre diablo, mientras sus compañeros este ron que es lo único que queda. Rebeca! tornó a decir con queda súplica.
universitarios tomaban whisky en los hoteles de El estaba sentado en la poltrona con los pies. Qué dice el patrór?
y Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica