356 REPERTORIO AMERICANO Dolor de Israel (En el Rep. Amer. LA ZARZA EN LLAMAS Quisiera ser torrente de hiel, campana amenazadora, para maldecir a los que te humillan, pueblo mío!
Hambre, Hambte.
Hambre, dice el niño.
El fin. murmura el padre Este pan!
grita la madre, Cara torua.
Un bruto con látigo en calles tortuosas.
Es el ghetto, el ghetto, el ghetto.
Ataudes.
Muchos ataudes.
La muerte rie, impera.
en ciudades de Polonia Hay soldados, más y más soldados.
Tocan Claro de Luna y matan, matan y matan.
Hombres de rapiña, cor ponzoña en sangre, en el estandarte de tu ilusión, pueblo mio, han puesto una extraña cruz: Cristo y Jehová en feroz acicate. JEHOVA Jehová, Rey iracundo, de la diestra potente; Tú, que al santo de Hus de grandezas hablaste y le ordenaste: ciñete como varón, tus lomos y proezas contándole, ufano lo atronaste.
Di, Rey de los Judios ¿dónde está tu poder?
Dijiste en tu cerviz la fortaleza mora; Tú, que el hierro y acero estimas paja y leño, y es la mar tu pupila. hoy el gusano te ignora.
Una noche, Jacob, con un ángel luchó, y, en recuerdo, por nombre Israel nos pusiste, Pueblo de frente erguida éramos para ti.
Rezarte temerosos, de hinojos, no quisiste.
Por boca de Isaías anunciaste: es cumplido ya tu tiempo y es ido tu pecado al olvido Tú, que nos confesaste con verbo del profeta que doble recibimos de tu mano en castigo. hoy los ghettos tétricos evoco con horror. prometiste dichas: tierras de leche y miel.
Hoy, para mis hermanos, en la gran lejanía, mendigo, desde aquí, pan que no sea hiel.
Se apagaron las luces en la mesa sabática.
No más dorado pan, en obsequio a los ángeles, cuando el Viernes de noche honraban nuestra casa y mi padre, con cánticos, los recibía amable.
Humillado está el Sábado, Tu hora de reposo. tus séptimos días avergüenza Berlin.
Manos que acariciaban santo pergamino vacían los retretes en ciudades del Rhin.
Villanias de cobardes, locuras de sangre; tienen ebrios los sentidos de tanto matar y matar.
CRUEL DULCE DESTINO No vestiré sayal; no afearán cenizas mi cabeza sin canas. El cielo de mi dia no obscurecerá el llanto. Mi voz no temblará y el rictus del dolor no me marchitará.
Pueblo mío, ignoran que destruirte es un imposible; que eres el nervio y savia en las alas del tiempo, olvidan.
Desconocen que el verbo divino alumbró tu rostro, que fuiste el primero en decir: Dios único; pobre gente.
El lago hondo de mi odio los llantos secarían; no quiero que el lamento debilte, en esta hora, mi dolor, hecho puño. Que golpee con fuerza el pulso de la venganza, porque es muy grande el crime: Tirado en estiércol, broma de brutos, un Rabino hundiase en inmundicia. Dónde está tu Dios, ahora? reían, Dios está aquí, contestó el varón, y la repugnancia en luz se trocó.
Sangre judía tiñe la honda noche del siglo.
Agoniza en la cruz mi pueblo; Dios, tu pueblo! no hay corazón que su dolor mitigue.
Jacob, te crucifican, y el mundo calla, calla. Extraño silencio junto a tu hora aciaga, asi se desangra sólo el sol Visión de la zarza en llamas.
Tu hoguera es fragua de eternidad, pueblo, pueblo mío.
Por todos los Caminos, de Varsovia a Moscú, cadáveres judíos el crimen atestiguan.
Carne que es de mi carne, sangre que es de mi (sangre estiércol no será en tierras de tiranos.
EN POLONIA tus hijas, antaño reinas y profetisas viola sus cuerpos castos la soldadesca bruta; tus hijas, con el semen de un Salvador en vientre, hoy gimen, humilladas, en cada oscura gruta.
Yo quisiera enturbiar tu ojo de ita y espanto; llevarte a nuestro infierno, donde la sangre es mar.
Quizá así afluirá el vigor a tu puño y habrá muerte entre huestes del teutonico Zar.
Ven y verás horrores: cosas que sangre hielan.
Los templos con tus hijos son macabras hogueras.
Pasto del fuego son las Tablas de la Ley. Habrás creado Tú estas sádicas fieras?
Conmovidos, un dia, dueños de medio mundo sobre nuestro destino largumente hablaron.
Un metro de tierra, aunque fuera estéril, con corazón de piedra cruelmente nos negaron. Bretaña, la grande, que a Sión nos rapto, de nuestra Tierra Santa las puertas nos cerró. niños y mujeres que del infierno huían, cerca de Palestina, en el mar enterró.
Jehová, eres ajeno al dolor de Israel y es silencio tu boca, paja inerme tu brazo.
Una piedra a tu trono tiro de esta llanura y diré una blasfemia que con mi hiel amaso.
Levantaos, hermanos, sois cada uno un Dios.
Aún tenéis vigor que al mundo asombrará. Sobran rezos y salmos! La rebeldia evoco!
y contigo, Israel, la gran luz surgirá.
LEÓN GRUZSKO San José, Costa Rica, novbre. del 42.
Vagaré por los campos, os reuniré a todos, cadáver por cadáver, hueso y alma, alma y hueso y os fundiré en mi sangre; hincharéis mis venas, se alumbrará mi verbo; hablarán treinta siglos.
Hay dolor, sangre y gran dolor en calles tortuosas.
Llantos en Varsovia en juta.
El Libro de los Libros, con palabra de fuego retumba en los confines. La montaña de huesos, como un nuevo Sinaí, con voz de sangre y fuego el sexto mandamiento a los hombres recuerda.
Te odian porque incomodas, como a Roma salvajo los alumnos de Cristo. Matando se deleitan, y tus labios murmuran: no juzgues a tu prójimo, ama la paz, los hombres. Pueblo mío, incomodas!
Caballeros: sus vestidos de casimir Señoras y Señoritas: sus abrigos a la medida o sus vestidos de estilo sastre, sólo la SASTRERIA LA COLOMBIANA de FRANCISCO GOMEZ e HIJO podrá complacerlos; úrica especializada en esta clase de trabajos.
Ha dos mil años, Cristo amor al mundo enseña, y aun Thor altivo impera y la vida humilla.
Matanzas de Judíos, es que no se ha librado de la mentira el mundo, de la falsa leyenda: la leyenda y mentira que es odioso el Judio.
Dr. DAVID ESCALANTE HAGA UNA VISITA SERA BIEN ATENDIDO Frente al Teatro Variedades TELEFONO 3283 Pueblo que al mundo trocó en gran Templo de Pueblo de Spinoza, de María y Jesús. Dios.
Rebeldes creadores, pueblo de canto y luz.
Eres indestructible, pueblo, gran pueblo mío.
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Sucursal en CARTAGO: 50 vs. al Norte del Teatro Apolo Por qué mentir, hermanos, no sé vengar ni odiar.
Me acercaré, mañana, a la Casa de Dios, y con verbo de miel al hombre cantaré.
Qué se hace, es el destino, cruel y dulce destino. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica