REPERTORIO AMERICANO 279 2005 En efecto, esa noche volvió el mismo vieLa voz de Costa Rica jo y los tres emprendieron el extraño viaje hacia La Ciudad Perdida.
Waldo Frank.
Recorrieron las grandes distancias de Chi Embajada Norteamericana.
na; caminaron por montes y valles; cono Buenos Aires, Argentina.
cieron las ciudades y los lugares preciosos.
Hi Lung pensó satisfecho en lo barato y ráEn sesión de del presente, la Cámara de Costa Rica, por gestión del diputado pido que resultaba viajar de esta manera.
Ricardo Toledo, aprobó la siguiente moción: Para que el Congreso de Costa Rica le Finalmente llegaron a las montañas sin envie un mensaje de simpatía al eminente escritor norteameric no Waldo Frank, por nombre en dorde llovizna sin cesar y los la agresión personal de que ha sido objeto y en atención a ser hijo esclarecido del país vientos se cruzan con furia sobre los riscos a cuyo cargo está la defensa del Continente y de la civilización occidental.
produciendo lamentos terroríficos. Después descerdieron vertiginosamente a las profunAtentamente, Teodoro Picado, Presidente.
didades de la tierra y en el menor tiempo del que los hermanos se imaginaban, se enSan José, Costa Rica, agosto 20.
contraron en La Ciudad Perdida.
Waldo Frark De pronto desapareció el viejo, y un molesto pensamiento cruzó por la mente de Hi Santiago, Chile.
Lung: el viejo los había llevado allí para Seguimos deplorando penoso incidente. Ansiamos detalles, impresioperderlos. Sí, el viejo tenía seguramente alnes directas. Nuestra América quiere oírlo. Escribanos aéreo. Repertorio gún propósito maligno; pero. cuál era ese siempre muy suyo.
propósito. Cordialmente, García Monge. Maldito viejo! refunfuñó Hi Lung.
Les hermanos empezaron a fijarse detenidamente en la ciudad. En verdad, no habían duda alguna, por la cual llamábase La Ciu si no salía pronto de esa ciudad, también él visto otra parecida sobre la tierra. Las co dad Perdida.
se quedaría allí para siempre; pero. cósas que veían eran asombrosamente semejan Empezaron a buscar la salida. Corrieron mo salir. por dónde? se preguntaba. Un tes. Las calles parecían iguales, y los edifi locamente por todas partes hasta quedar ex sudor helado le bañaba la frente.
cios, los edificios no se podían distinguir haustos; pero sintieron que jamás saldrían de Tan poderoso era su deseo de regresar, unos de otros. tenían la misma forma rec allí.
que al fin logró despertarse dando gracias a tangular, de líneas verdaderamente simples De pronto, Hi Lung se dio cuenta de que los dioses por la fortuna de haber salido con con techos lisos; estaban colocados en per su hermano había desaparecido como el vie suerte de una pesadilla.
fecta simetría a cada lado de las calles y jo, y su angustia aumentó ahora al sentirse No hay duda de que todo ha sido una producían la impresión de ser tumbas enor solo, isolo en La Ciudad Perdida. Grito negra pesadilla. se dijo en voz alta.
mes pintadas de blanco.
con voz aterradora: para asegurarse de que así había sido, tuaran parecíales lo mismo y por mucho que. Fu Teh. Fu Teh. Fu Teh. volvióse hacia su hermano Fu Teh con la En cualquier lugar de la ciudad que se si Peto solamente escuchaba su propia voz. intención de referirle lo sucedido; pero con anduvieran era como si no se hubiesen mo No había nadie a quien pedir ayuda ni que los ojos fijos por súbita y terrible emoción, vido del mismo punto. Hi Lung y su her se compadeciera de él. Sintióse aplastado por vió a su hermano. Muerto!
mano tenían la sensación de hallarse com el silencio y la soledad.
LAO HAN MIN pletamente perdidos. Esta era la razór, sin Un secreto presentimiento le avisaba Costa Rica, agosto de 1942.
que ΕΙ poema del destierro Viene de lejos, por perdidos caminos y cosas olvidadas, en sonidos y música y acentos y palabras apenas deletreadas, sueltas er: la noche en imprevisto grito, en la voz y en el Hanto (En el Rep. Amer. José Revueltas, en México. Fabián Dobles, en Costa Rica.
Es la soledad que nace desde adentro, desde lejos en mi sangre, de mis ojos y piel, de mis pies en la tierra.
No llamo su nombre porque el terror detiene mis manos en la sombra cuando el ladrido del perro baja al río, y la madera habla y el camino repite los pasos en la noche del polvo, o se quiebra la luna. agua de un charco.
Son trabajadores o vagabundos, no importa su origen de piedra o de lodo, su procedencia y su virtud.
Nada importa.
Morirán en mares deshabitados sin detenerse a contemplar lel paisaje o a larzar una piedra en el rumbo del aire.
Como raíces sueltas de plantas extinguidas sin amarras de tierra que desafíen el viento, pasan hombres y mujeres hacia la locura en que me pierdo para encontrarme solo on mi memoria, en los hilos de sangre, en la piel, en las piedras y con el agua.
En el cactus y la rojiza tierra, entre el verde cobre vegetal del trópico, entre los bananalds y el pantano, en la montaña de ríos de coléricas espumas, tambiér, en la sed de las tierras áridas donde llora una nube ly nace una flor, como en la ciudad de pies sin dsperanza, en todas partes, de todas las gargantas, de todas las manos se reparte en la tierra la semilla y el fruto del odio.
No es la soledad ni las murallas creadas por la mano del hombre lo que puede acallar este clamor de infinita angustia.
La maldición es una mancha indeleble en el corazón del mundo.
Desde esta ceniza que me cubre hasta ahogarme, levanto mi voz sin juventud. vieja voz de lamento rota en el viento de la tarde.
Un grito, nada más que un grito entre los escombros del mudo.
Una llama de ira, solamente una lama que se pierde en el aire, ARTURO ECHEVERRÍA LORÍA Costa Rica, agosto del 42.
en Este clima de caras y cuerpos que caminan sin decir, sin hablar, sin gestos, perdidos en la calle.
vienen en el cansancio del árbol y de la arena de los parques y de las oficinas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica