348 REPERTORIO AMERICANO De la vida y de la muerte XIV El hombre muerto la capital hacerse con una ilustración compatible con su posición, devueltos al burgo, no se hallan y vuelven al seno de la urbe en donde triunfan algunos; pero perecen infructuosamente los más. van cayendo casas que se creían eternas y con ellas desaparece una fina y noble aristocracia y, en cambio, aparece una nueva era de vulgaridad.
Creemos en el despertar de nuevos tiempos; pero no será el hombre muerto de la ciudad el que ha de traerlo, sino aquellos que desengañados de la ineficacia de la vida presente, se han sacrificado para que el mañana sea más noble y justo.
LORENZO VIVES Hacienda San Lorenzo, Alajuela, Costa Rica. Octubre del 42.
Elegía (En el Rep. Amer. La absorción del hombre por la ciudad, promovió un cambio en la cultura de los pueblos. En el campo, no perdía el contacto con la naturaleza ni la noción de su situación en el espacio. Más sencillo y más humano: sabíase ciudadano del cielo. El mar, la montaña, la lluvia, el rayo, la aparición de un cometa, el eterno rotarismo en la vida de los animales y plantas, obligaban a considerar ideas generales abstractas: Dios, el alma, la muerte, el espacio, el tiempo, el nacimiento, el antes y el después. En la ciudad, con sus calles tiradas a cordel, con la complejidad de su vida, con la lucha por conseguir satisfacciones a la concupiscencia en cuya lucha vence siempre el egoísmo sobre el altruísmo, con tantos dramas y miserias morales, el hombre se comporta como cuerpo carente de espíritu. Acostumbrado a moverse dentro de exigencias materiales no es apto para reaccionar ante el misterio de la vida. Son legión los hombres muertos. Sombras que deambulan hasta que llega su aniquilación total.
La muerte del arte, de la filosofía, de la ética, de la ciencia, es debida a que siguieron esas manifestaciones de la voluntad del ego habeo factum. caminos equivocados y, una vez demasiado adentrados, no saben cómo salir ni cómo empezar de nuevo. Cada cultura ha tenido su arte, su filosofía, su moral. La cultura actual, en decadencia, ya no los tiene: es que hemos buído de la naturaleza y ésta nos ha abandonado.
La cultura egipcia tuvo sus características, como las tuvieron la ética y la gótica y la renacentista y la barro a: es el siglo xix que marca la decadencia de nuestra cultura occidental. Ya no hay música, ni pintura, ni arquitectura, ni escultura. El drama, ha tiempo que murió. Toda la dinámica humana se ha convertido en desasiego positivista y no pudiendo matar más manifestaciones espirituales, se dedica a arruinar los testigos del pasado y basta al mismo hombre.
quizás con el propósito de recomenzar de nuevo pero ¿sobre qué bases?
Hasta en los mismos templos se hace difícil hallar a Dios. En el interior de las catedrales góticas, aun sin nadie que nos recuerde nada, sentimos a la Divinidad y nos admiramos ante el anhelo del hombre de alcanzarla elevando al cielo las puntas de sus torres. Hoy, el mercantilismo ha llegado hasta ellos.
Una corriente contraria a la de antes parece iniciarse en el sentido de llevar al hombre al campo, aunque sea temporalmente, y reconciliarlo con la naturaleza. ello puede ser de gran provecho.
pues no es del hombre vulgar que hemos de esperar la resurrcción de los valores del espíritu, sino de esta reconciliación hombre naturaleza. Las falsedades de la ciudad acaban por decepcionar y enton.
ces, o nos sumergimos del todo en ella o huír os. En casos de sano heroísmo nos refugiamos en nuestra casa formando en ella un mundo pequeño.
Cada época ha tenido sus rasgos fisiognómicos. Lo temporal, lo presente, lo euclidiano del griego clásico, dió lugar a la columna dórica, de madera; a la pintura sin perspectiva: al templo de columnata exterior; a la música monosónica; al desnudo como actitud.
Lo eterno del pueblo egipcio, origina el retrato, los enormes tem plos de piedra, las pirámides, las avenidas de columnas y estatuas que marcan la dirección en el espacio. La cultura occidental es la madre del anhelo cósmico, de la sed de espacio nanifestados en las catedrales góticas, en la pintura al óleo de la perspectiva, en la música contrapuntística, en el retrato como carácter. Cuáles serán las ca racterísticas de la cultura de la post guerra? Podrían ser hijas del relativismo que hoy se ha impuesto en la ciencia y en la moral. El espacio no euclidiano y el tiempo relativo deben hacer originar concepciones nuevas en la mente del hombre futuro. Las concepciones de Gauss y Riemann hoy sólo comprendidas por muy pocos, pueden ser asequibles y admitidas mañana, por todos, y entonces ya no serán puntos terrestres que marcarán límites al cálculo, sino las estrellas mismas. Qué posibilidades para la voluntad del hombre el día que la nueva Geometría sea comprendida. La nueva ciencia basada en los conceptos energéticos de la materia, necesitará un espacio no limitado por las tres direcciones clásicas, sino por las infinitas que puede necesitar una curva finita e indefinida en sus múltiples inflexiones. Hasta el tiempo perderá el concepto que hasta hoy ha tenido como independiente del espacio.
La aristocracia rural ha venido desahciéndose como bruma en el sol. La cultura de la aldea ha sido sustituida por la civilización de la ciudad. Los herederos de antiguas casas de abolengo, enviados a Los dias del verano se tornaron de pronto nubosos y tristes.
Una lluvia fina, tenaz, caía sobre los árboles de las avenidas, imprimiéndole a sus hojas un brillo móvil.
En uno de esos días, reducido número de acompañantes llevamos al cementerio el cadáver de la madre de un poeta, desde la retirada iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Aguas, la que en su exterior, como en su interior, tenía algo de capilla campestre.
El cura, con voz apenas perceptible, y sin los monacos que lo ayudasen, canturreaba el oficio de difuntos. Cuatro cirios, gastados, y amarillentos, rodeaban la caja mortuoria, y su luz contrastaba con la de la tarde que declinaba. Había en el interior del templo algunos niños pobres, harapientos, y uno de pechos hería el oído con su lloro, interrumpiendo al organista que contestaba el responso. Requiem aeternam dona eis Dómine: Et lux perpetua luceat eis.
Las campanas doblaban triste, lentamente. medida que nos alejábamos de la parroquia, la onda sonora llevaba hasta nosotros su sonido planidero, amortiguado por la lejania, perdiéndose luego en notas descendentes hasta extinguirse, dejando la sensación del acabamiento definitivo.
Arreciaba la lluvia al llegar al panteón; de los pocos acompañante algunos se habían retirado ya. La galería circular del cementerio antiguo nos guarecía, mientras abajo, en campo abierto, y sirviéndole de fondo el panteón de los suicidas, el carro mortuorio recibía la lluvia cerrada que resbalaba por la cruz y las coronas fúnebres. El cuerpo de más vitalidad hubiera sentido frio; las fosas abiertas en la tierra, estaban llenas de agua, como para diluir, más que para sepultar los cadáveres, y en una de ellas, bajando el ataúd con cadenas, quedó sepultada la madre de aquel soñador pálido que escribió tantos versos, como el espacio azules, como la mar acerbos.
Todavía, junto a la sepultura que recibía las primeras gatlanchadas de tierra, revueltas con fragmentos de restos humanos que la acción del tiempo ennegrecieran, había algunos niños venidos desde la parte alta de la ciudad, detrás del exiguo cortejo, y que ahora asistian, sin comprenderlo, a aquella transformación en germen. Una vez colmada de tierra la sepultura, dos leños en forma de cruz, atados con un bejuco, fueron la única señal de yacer alli aquel cuerpo; leños que desaunados por el tiempo, quedarán sobre la tierra ondulante, como último vestigio de un naufragio PEDRO JULIO MENDOZA BRUCE Bogotá. Colombia.
Tome y lea Seis libros que le interesan: novelas: Nubes de esY esto más: tío, por Dorothy Autobiografia y otros Sayers 00 escritos, por BenjaUna dama perdida, min Franklin 00 por Willa CaShelley, Godwin y su ther 00 circulo, por Henry Crónica del alba, por Brailford 00 Ramón Sender 00 Los consigue con el Adr. de La llave de cristal, por esta revista. Calcule el dólar a Dashiell Hammett 00 00 Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica