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REPERTORIO AMERICANO 67 monografías de cierta extensión, algunas de valor psicológico incomparable como los estudios sobre bsen y Turguenievo y de estos análisis evolucionó hacia las biografías minuciosas que sin disminuir el personaje principal sirven para dar una idea completa de la cultura y las peculiaridades de toda una época.
Julio César es la exhibición de la vida romana en todos sus aspectos en los dos siglos anteriores al cristianismo; William Shakespeare no es sólo una biografia literario: es la historia de la civilización en Inglaterra mientras duro en ese escenario el autor de Hamlet; Miguel Angel es el renacimiento; Voltaire el siglo XVIII en sus aspectos de mayor sigaificado y de fuerza expansiva del espíritu.
Como en muchos hombres de su época, los estudios estéticos condujeron de la mano e insensiblemente a Jorge Brandes hacia los estudios sociales. No es difícil explicar los motivos de esa desviación o cambio de ruta. La injusticia predominante en los aspectos de la vida moderna tiñe de fealdad repulsiva la his toria contemporánea. Al hombre que estudia los orígenes, los aspectos de lo bello y su influencia sobre las obras y actividades del individuo, la fealdad de la injusticia suscita en su organismo pensante reacciones hondas y duraderas. Ruskin pasó de la extática contemplación de la belleza al estudio de las desigualdades y miserias sociales. En un nivel no tan elevado, Faguet, disector de ideas y retratista de figuras literarias proceras acabó por entregarse a la contemplación de las verdades eternas que plantea el problema social. En Brandes la injusticia, la crueldad, la competencia brutal de que está llena la historia pasada y actual de las naciones, movieron en los últimos días su pluma para analizar los conflictos internacionales. En el plácido recodo, no escaso de amenazas que fue Dinamarca, en la guerra de 1914, Brandes usó de su gran serenidad, de su conocimiento de los países beligerantes para explicar los orígenes de la lucha sin escatimarle a ninguno de ellos la responsabilidad en el enorme crimen colectivo de cuyas cosecuencias no se ha repuesto el mu do ni se repondrá en muchos años. Escribió durante la guerra una serie de reflexiones sobre las causas del delito, publicadas luego con el nombre de Guerra mundial (Verdenskrig) y durante las tentativas frustráneas de organización de la paz, discurrió desapasionada y proféticamente acerca de las torcidas vías y falaces procedimientos de que se estaba haciendo uso para mantener en el mundo la intranquilidad y el odio. En Tragoedien anden Dei (Segunda parte de la tragedia) recogió esos artículos que en un mundo menos obcecado pudieron haber servido de guía para los responsables. Allí pronostica Brandes la liga de Alemania, Italia y el Japón más o menos en las formas en que ha venido a efectuarse.
En su obra de crítico el autor de las Corrientes no es sistemático ni intransigente. La base de sus indagaciones es una absoluta libertad de pensamiento. No critica para enseñar ni me nos para corregir. En toda su obra no hay un solo trabajo destinado a demoler libros o reputaciones ajenas. Lo insignificante, aunque haya tenido admiradores no le tienta sino como fenómeno social. Lo feo, detestable, lo impuro, lo artificioso le dejan indiferente. Sigue el consejo de Renán: On ne doit parler que de ce qu on aime. Rehuye los sistemas. Para su espíritu de analista un libro es el producto una inteligencia. En el libro se encuentran los datos necesarios para determinar las cualidades del talento, del carácter a que debe su origen. La historia y la biografía nos suministran apenas datos para saber que hubo un comediante y autor de dramas que tuvo por nombre Guillermo Shakespeare. Pero, dice Brandes, nos dejó treinta y seis o treinta siete dramas, ciento cincuenta y tantos sonetos, varios poemas. Con ellos basta para enterarnos de la vida de este nombre singular y prodigioso. No sólo en la obra de un autor se pueden encontrar detalles para levantar la estatua de su personalidad literaria. Donde falta el documento, las anécdotas pueden suministrar elementos utilísimos de investigación. La anécdota puede no tener fundamento histórico. Su valor depende de que haya circulado realmente en vida del autor, haya o no logrado pasar por verdadera entre los contemporáneos. El hecho de que haya sido propalada en su tiempo aunque carezca de verdad histórica, ilumina la hora, por el hecho solo de haber circulado.
Sin embargo, no son estas obras de investigación y conjetura las más significativas en el total de la enorme producción de Brandes.
El análisis ejercido sobre algunos contemporáneos arrebata por sus cualidades de penetración y dominio del sujeto. El estudio sobre Zola, cuyos procedimientos de exagerado realismo asustaron a una generación y comprometieron la respetabilidad de la siguiente, empieza demostrando que todo el tinglado de algunas de sus novelas es de corte clásico, salida que nada tiene de humorístico para quienes lean desprevenidamente las primeras páginas en La faute de Abbe Mouret o todo el contenido de Reve o de Une page amour.
Dice Brandes: El pesimismo obra en el esfuerzo artístico de Zola, en exacta concordancia con su tendencia a describir lo auténticamente ordinario, lo fundamentalmente humano; simplica y reduce. Ahora, describir lo ordinario, lo general, lo abstracto; simplificar, reducir eran los procedimientos vitales del arte y la literatura clásicos.
Brandes fue de nacimiento un esfuerzo imperioso de la naturaleza para crear una inteligencia capaz de entenderlo todo. No se escapó al talento literario de esta criatura privilegiada ninguna de las manifestaciones del arte en época tan rica de sensibilidad y refinamiento como el siglo XIX. Sintió y expresó con dolor en la angustiosa mañana del siglo XX los preliminares de graves conflictos. Lanzó el último suspiro en 1927, llena el alma de las amarguras en que se debatía el mundo en esos instantes de crisis, preparatorios del drama que él había diseñado en una de sus últimas obras. El haber nacido en un país de población reducida y dominado por el fanatismo religioso en gran parte del siglo de su nacimiento, le cerró por mucho tiempo las avenidas de la celebridad. Con todo, su nombre había conquistado fama y honores al cerrar el siglo XIX.
Rusia, Polonia, Inglaterra, América le invitaban a difundir por medio de conferencias la riqueza ideológica de su mente y el tesoro de sus emociones frente a las grandes obras y a los grandes errores del hombre. B.
No hay democracia. En el Rep. Amer. Nos dejaron esta hoja, para que la pu.
blicâramos y la entregáramos a la reflexión de los ciudadanos preocupados: Está bien que combatamos el totalitarismo europeo y asiático como amenaza a estas de mocracias de América. Pero es verdad que el medio mejor de combatirlos es depurando las tales democracias. Prospera el nacismo en las democracias desorganizadas, en donde los ciudadanos de bien han perdido la fe en los goANTONIO URBANO biernos, por el abuso de los politiqueros de mala ley. La democracia es el régimen de gobierno mejor que se han inventado los hombres, a pesar de sus inevitables deficiencias.
Estas son parte de la salud del régimen, si los ciudadanos vigilan los caños y mantienen la limpieza de sus instituciones. Limpieza en este caso es la garantía del buen funcionamiento. Por lo mismo que en ella intervienen las mayorías, es preciso ciudarse del valor moral y de la competencia de los hombres que van a gobernar en los Municipios, en el Congreso, en la Presidencia, en todos los Departamentos de la Administración Pública. Sigue siendo inalterable el principio de Montesquicu: Sin virtud no hay democracia. Se desquicia o va al ostracismo la virtud, en aquellos gimenes democráticos abusivos en que hombres sin escrúpulos asaltan el mando y se recetan el continuismo en él. como Presidentes, o Diputados mediante farsas electorales en que ya nadie cree y que para volverlas más irritantes, las hacen obligatorias. No hay democracia, decimos, si unos cuantos bribones por la fuerza, o mediante mañosas prácticas electorales, se adueñan del poder y lo convierten en agencias de bien propio (esto es, para enriquecerse sin costo, mediante oscuros negocios) y no del bien común, que es para lo que se ha de ser el Gobierno de las mayorías. No hay demo cracia, si ésta se convierte en un pretexto EL GREMIO TELEFONO 2157 APARTADO 480 Almacén de Abarrotes al por Mayor SAN JOSE, COSTA RICA Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica