60 REPERTORIO AMERICANO Cánta, canta! Flecha de Cantor, hiere!
Descubierto, aquí, vé mi pecho, no temas terminar mi vida, hiere! Sin despecho.
Será bendición morir, si un solo instante fiuirá mi sangre atormentada en Canto fulgurante.
GRANOS DE ARENA Un mundo se destroza, grita, sangraes como si cogiera los pájaros que cantan en mi aleto y les estrujara la vida con mis manos!
Es como si con mis uñas rasgara las mejillas de durazno de mi bello niño que a mi lado canta!
Me digo. Nó! No! No es verdad, no pasa, no es realidad.
Pero el mundo está aquí en mi estancia, aquí gime a mi espalda.
Es ésta su voz la que llena mi hogar, y no soy gigante para extender mis brazos y recibir los golpes.
No soy Dios para destilar en la boca de los hombres Compasión. PiedadAmor a la Humanidad.
Sou grano en las arenas.
Enseñaré a mi lengua a ser buena, callada mansa.
Mi alma de rodillas con infinita gratitud sur la más leve brisa, la más breve sonrisa.
Seré buena en cada acto de mi vida.
La fuerza espiritual del Universo necesita granos de arena.
y que El transformaba en sillitas para nuestras muñecas, en diminutas tazas, en botecillos.
en tantas gracias inesperadas, aquellas manos de pintor!
Quedaron tranquilas sobre las sábanas.
Hermano, alma de la mia, no oí el batir de tus alas, no sentí el rumor de tu vuelo solo sentí un profundo vacío, una infinita desolación.
Las palabras de mi Padre. No se ha ido, no le ha perdido.
Yo no comprendia.
y escondida en un rincón, sentada en el suelo, lloré, lloré amargamente. sola La nieve afuera caia, copos alados. persistentes, quedos, ajenos al dolor del alma mia.
GAVIOTAS Gaviotas de pausados ritmos cruzando celestes senderos, que fuesen trazados por otras alas.
Gaviotas que seguís las huellas y rutas familiares de vuestros antepasados.
Gaviotas serenas, vestidas de gris y plata, reposáis un instante en el regazo del lago y remontáis tu peregrino vuelo para seguir vuestro aéreo rítmico sendero.
PANTERA SALVAJE TRISTE Soy pantera salvaje y como pantera te haré mío!
Despierta mármol frío.
Me destrozan las uñas del deseo y duer mes impasivo Soy pantera salvaje y te haré mío. Oye! Amante, despierta!
Cuando quieres tu mi amor soy yo ricos pétalos de flor!
Pero cuando llama mi deseo a tu pierta olvidas que soy pantera salvaje y que te haré mío!
Triste, triste, siempre triste. Soy acas y Ofelia. En donde encontraré la fuente?
En donde el baño de melodía. La siempre viva Alegría?
Amarguras hondas, desesperaciones incomprensibles.
Hi pobre vida muda, sin cantos.
Cantos perdidos, mustios en la entraña sombría.
Arabe en desierto con hambre, con sed, seca la garganta, con sed por el canto que murió en el alma.
Yo les di muerte; yo los ahogué, yo misma, con mi mente como dos manos sin piedad.
Ahogué mis cantos, no les palpé, no les di nombre, antes de oír su voz yo se las corté como flor temprana.
Pobre de mí, triste. acaso una Ofelia?
Soñaba con murmullos de agua con quejas encantadas, las hijas de los voces prendidas de mis labios, alabadas por los vientos, amadas por la sinfonia del mar.
Cartos nunca oidos, sus cuerpos yacen yertos.
Yo los ví, muertos.
Antes de contarles, yo los corté como flor temprana.
HIRAM Era Ruso y murió grotescamente con las piernas dobladas, cubierto de hielo el rostro y la carta de la amada que le esperaba arrugada en la mano.
Era Francés, y una bala le hundió el corazón y la mujer a quien dió su último beso lleva en las entrañas el hijo que nunca miró.
Era Inglés y yace al fondo del Rio de la Plata lejos de las manos que le enviaron un postrer adiós.
Era Chino y le mató un Japonés.
Los ojos de los dos inclinábanse lo mismo, al parecer.
Sus pieles brillaban con el color más bello del poniente, el leve oro, trigo joven.
Chino muetto con bayoneta pot Japonés.
Hijos los dos de mujer, Azota el frío, hielo que congela el corazón del Universo, se estremece el suelo.
Hombres! Hombres! Dáis heridas morales a la Flor que es Humanidad. la flor que es Hermandad.
Hombres todos cuando muertos, sin na (ciones Hermanos todos sois confundidos por vuestros nombres, Afuera, tras la ventana, la nieve caia, la estancia fria, muy fría, sus manos entre las mías, hora tras hora cuentos le leía, sin revelar lo que mi alma sentía.
Miedo del misterio aquel que todavía no (comprendia.
Angustia la que me ahogaba, terror que me perseguia.
Pero mi voz seguia, tranquila leyendo cuentos, en la estancia fría, fría, fría.
Recuerdo Los Miserables palabra por palabra caía, co no los copos de nieve afuera tras la ventana Copos alados, persistentes, quedos.
contando los minutos de su vida, indiferentes, silenciosos.
ajenos al grito que yo llevaba dentro.
Esa noche murió el pajarito, el canario, que a El solo pertenecía.
Yo oí el batir de las alas doradas, contra las rejas de la jaula, yo oi el rumor apagándose en la penumbra de la estanncia y al rato. silencio.
Esa misma noche se fué El.
Sus dedos largos de hechizo que encontraban belleza en pequeñas cosas olvidadas por otros Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica