REPERTORIO AMERICANO 91 De la Vida y de la Muerte Beba cervera SELECTA De la inmortalidad del alma (2da parte. En el Rep. Amer. De malta y lipulo. es Insistimos en el tema de la inmortalidad, seguros de que si todos tuviéramos un conocimiento serio de su realidad, la Paz reinaria er.
tre los hombres.
Somos seres duales, hechos a la imagen de Dios; con una parte inmaterial animada por una dinámica vibrátil llamada espíritu también cohesión, afinidad, magnetismo, electricidad y de un alma.
Los elementos del cuerpo, después de su muerte, perduran y se reintegran al plano terrestre del que salieron. El alma perdura tambien y. como que de este plano no procede, se eleva a su origen.
No son las almas distintas, sino componentes de una Universal, con las diferencias de su evolución.
Hay comunión de almas; es decir: desde aquí o fuera de la Tierra, estamos unidos, en vibración, con otros. hay que hacer constar nuestro desagrado por los procedimientos poco serios criticables que intentan relacionarnos con los que se fueron. Lo lógico es lograr la comunión de la pureza, el dolor, el amor trascendente, Ellos nos elevan hasta donde ellos están. No debe realizarse la comu nion en cámaras oscuras y en presencia de personas que nada tienen que ver con ella, sino en momentos de recogimiento y cuando menos uno lo espera. Así la madre recibe comunicación con su hijo inolvida.
ble y la esposa la tiene del compañero bien amado. Para entrar en el reino de los cielos hay que nacer otra vez es decir: hay que volverse como los niños, que son candor y pureza.
Solo así lograremos penetrar en el recinto de los Bienaventurados. teniendo encendida siempre la lámpara en nuestro corazón.
La ciencia nos dice acerca de la inmortalidad de las partículas que forman nuestros huesos, nuestra carne, nuestra sangre. Por qué no ba de persistir lo que es indivisible y es nuestro sér?
Venimos a este mundo con dos conciencias: la corporal y la es.
piritual. La primera la educamos desde la infancia; la segunda la abandonamos, y hasta cuando quiere manifestarse, ya en los infantes.
ya en los adultos en forma de visiones, telepatía, presentimientos, premoniciones. la denostamos y la hacemos callar. luego se niega la existencia de nuestra alma divina! Entonces. cómo se consideran los negadores? No son extrañas, pues, ciertas conductas. Pero, an ellas hay miles de testimonios de comunión, aun aquí en la Tierra: el caso del hijito que recibe la visión de su padre en el momento de morir éste; el de la vie jecita que ve en sueños el vapor que trae a su hijo del cual estaba sin noticias desde mucho tiempo; el de aquél que presiente la muerte del amigo desde un lugar muy lejano; el del otro.
que sueña una escena que después se realiza.
Las apetencias actuales no son muy adecuadas a los deseos de concentración de la mente en los problemas de la vida. Verdaderamente, fijándonos en el rodar de muchos, sí creeríamos que son seres sin alma, muertos en vida.
El dolor, el intenso dolor de los que han recibido los zapazos de la bestia apocalíptica que está destruyendo una civilización, tal vez obligue el advenimiento de una era de nueva comprensión (que ya ha imperado en el mundo más de una vez) que haga variar todos los conceptos, desde el de estado al de individuo.
Ya la ciencia se muestra menos impermeable. Ha comprendido que en vez de negar es más lógico investigar. Las negaciones de ayer.
que son baldón para ella, sirven de reparo a las apreciaciones de ahora y causan la circunspección y recato al afirmar, y el respeto a todo lo que cae dentro de la fenomenología, segura de que no sabe dónde termina lo natural y empieza lo anormal. Es más sencillo negar que inquirir, y como que la mayoría se va por lo más fácil, niega. Lavoisier negaba la existencia de aerolitos porque, según él, no había piedras en el cielo; los médicos de su tiempo se burlaron de Laenec al ver que practicaba la auscultación; Wunderlich fué objeto de mofi al aportar el termómetro clínico; los académicos franceses prefirieron el verborismo hueco de Peter a la verdad científica de Pasteur. así ha sido siempre! Mas hoy, los que saben, conocedores de la bunillación para tanta heroicidad sorda, se muestran prudentes, y esperan. Sólo los ignorantes tienen el atrevimiento de negar porque no poseen el poder de conocer.
LORENZO VIVES Hacienda San Lorenzo. Alajuela.
Costa Rica, Febrero del 42 Rondas de Primavera Para mi hija, Olga Marta.
Luna, lunita de tez pintada; muñeca linda y enharinada.
Esta noche blanca y fría tiene toda la armonía de una caja musical. dame tu mano, preciosa, que en el prado hay una rosa y en el río un madrigal.
ruedan los albos, puros luceros en tanto siguen cantando rondas todos los niños bajo las frondas del cielo azul.
Un aroma de jazmines surge en todos los jardines como un aliento sutil, y la luna enharinada a la colina encantada le está pintando el perfil.
II Rondando ruedan por los senderos los más brillantes, albos luceros Los niños cantan en una rueda.
La calle es amplia, la noche queda.
Pasan las nubes como rebaños: todas las formas todos tamaños.
Se escucha lejos un ritornelo bajo la grata fronda del cielo.
y la planicie del mar, los cobija la cascada de la luna nacarada que se asoma en el pinar.
Luna, lunita, lunera.
ya llegó la primavera con su traje de percal y el niño canta la ronda bajo la luna redonda como un globo de cristal.
IIL Muñeca de porcelana, ruiseñor de la mañana y nube crepus lar; abre tus ojos, chiquilla, que la luna maravilla como una hostia en el altar.
Luna, lunita, lunera.
el niño fué a la pradera bajo la lumbre lunar, y en la fuerle cantarina hay una voz cristalina que no cesa de cantar.
El azogue de los tíos, la montaña, los bohios Vamos mi niña a la ronda bajo la luna redonda que se asoma en el pinar, y verás cómo, muñeca, teje y desteje en la rueca las hebras de su telar. GONZÁ LO DOBLES Viste tu traje de seda, dame tus manos y en rueda vamos también a cantar que en el canto y en la risa la luna nos hipnotiza para dejarros soñar.
Luna, lunita.
por los senderos Llena de enero, 1942.
San José, Costa Rica. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica