REPERTORIO AMERICANO 55 María Izquierdo (En el Rep. Amer. BAIXENCH Sombrilla (Oleo de Maria Izquierdo. México, 1939. Para la fundación Guggenheim, Maria Izquierdo ha hecho exposiciones en Valparaíso, La Habana, Hollywood, New York (Museo de Arte Moderno. Búfalo, San Francisco, Los Angeles, Chicago, Paris, México María Izquierdo figura con dignidad al lado de los mejores artistas modernos en México. Por su categoría estética está a la altura de Rivera, Orozco, Guerrero Galván y Castellanos. No desmerece al lado del mejor. No se puede hacer una reseña del movimiento pictórico mexicano sin mencionar su nombre. Su producción ocupa un lugar primordial en las exposiciones internacionales que México ha presentado. Ya señaló la crítica la naturaleza, y el carácter de sus méritos y tendencias. El valor de su pintura denuncia su origen y posición, acordes con su nacionalidad. Con esto quiere significarse la realidad de los elementos en que se apoya. Su estilo no es una manera. Las maneras son fáciles de adquirir bien sea por imitación de los modelos que gustan o que prevalecen en el ambiente en que se vive; o bien por incitación, legítima o maliciosa, de un afán por mostrarse distinto, en competencia de triunfo, sobre los demás creadores de arte. Su estilo es una función natural, enérgica y, sobre todo, poética. Es la función alegre de un espíritu. Tiene su estilo dos esencias: la que se ve en su obra, acoplamiento de color, forma, dibujo y equilibrio; y la que se mira detrás de la transparencia de estas expresiones.
Hay en su estilo un ritmo acorde con su intención estética y con su intención humana.
Es difícil y raro que un artista logre fusionar estos términos de su actividad. La intención estética la sitúa en el plano de la desnudez más austera: desnudez que le permite prescindir de todo adorno, de todo apoyo falso. Su obra descansa en sí misma. Desnudez que sólo logran los artistas que conocen lo esencial de su arte. Su intención humana la coloca en concordancia con la verdad más entrañable de su ser. Ella ve la fisonomía y no la carátula de las cosas en latín, de las causas De esta suerte su obra pictórica resulta la más desprovista de condiciones estéticas. Quiere decirse ni tiene el afán de hacer sólo pintura deshumanización ni el propósito de hacer sólo tesis psicología Una y otra posición responden a prejuicios en la invención de los destinos del arte. Su obra muestra la vitalidad dinámica de toda creación en perenne éxodo de sus materiales. En ella encontramos diluída, como respiración, como aire impregnado de tierra, carne y rosas, la gracia que nace de su arte que se realiza en su propia realidad humana.
Por eso Maria Izquierdo ha podido crear en México la pintura de más contenido poético.
Su obra debe verse atendiendo dos instantes: el de su creación y el de su realización. El primero no es analítico, como en Velázquez, sino sintético como en el Greco. La realidad que aprovecha es sometida a una decantación que acrece el poderío de su propia realidad. Dicho esto en otros términos, María Izquierdo es más geómetra que aritmética. El problema de su arte se le presenta resuelto en forma total. De ahí que carezca casi siempre de composición visible. En ella nunca se ven los andamios. Su obra se ofrece acabada, madura: hecha fruto.
Se da en axioma, no en teorema. su vez su expresión se apoya más en el color esencia dinámica que en la forma. Está más en el tiempo que en el espacio. Es el color mismo el que presta validez a la forma que apenas si asoma como recurso de ostentación. Por esto en su obra la forma se supone: se supone más en su hipótesis que en su igen. De aquí que Maria Izquierdo pueda proporcionar el milagro de ser distinta siendo ella misma, según cambien las horas de su contemplación. Es el triunfo del alma que se mueve entre sus voces de luz.
EMILIO ABREU GÓMEZ México, 1941.
Simbad ción, hay que limpiarlo, en lo posible, de las dos manchas más graves: su actitud ante Só crates y su actitud ante Eurípides.
Salidas de Isocrates; las vuelve a contar Alfonso Reyes en la pág. 197 de su libro La Crítica en la Edad Areniense, México. 1941.
Es posible, sí, que el dicho sea suyo, por que era aficionado a las salidas de ingenio.
Cuando un ateniense le contó que había nom brado ayo de su hijo a un esclavo: Muy bien. le dijo. De este modo, en vez de un esclavo tendrás dos. cuando, a la mesa de Nicocreón, tirano de Chipre, los aduladores de la corte le pidieron que hablara: Lo que yo sé no es aquí del caso contestó. y lo que aquí es del caso yo no lo sé.
En la pág. 136 de La Crítica en la Edad Ateniense, por Alfonso Reyes, México, 1941, anotamos: Es insoportable, en la perspectiva histórica, admitir que Aristófanes haya podido confundir en sus sátiras, con otras figuras que no nos merecen aprecio, al estadista Pericles, al filósofo Sócrates, al trágico Eurípides, al lírico Cinesias. Estas son fatalidades del tiempo, nadie las elude. Quisiéramos que nuestros héroes hubieran vivido siempre como viven en nuestra devoción, en entendimiento perfecto.
También le aconteció a Lope calificar al Qurjote de obra baladí, asegurando que pararía en muladares. Para que el recuerdo de Aris tófanes no se enturbie con reflexiones amargas sobre las flaquezas de la humana condiHemos señalado en la pág. 90 del cuaderno Don Pepe, retrato de un maestro de escuela, por Rafael Estenger, La Habana, 1940: Una vez. poniéndole a Juan Peoli en el hombro la mano trémula y huesuda, y en el corazón los ojos profundos. le había dicho que no podría sentarse a hacer libros, que son cosa fácil, porque le falta el tiempo para lo más difícil, que es hacer hombres. La tradición recogería la anécdota, y José Martí, que tal vez pudo oítla desde niño, cuando asistía al colegio de Rafael María de Mendive, llamaría a Don Pepe, el fundador, el padre.
En efecto, Don Pepe sabía que el primer paso hacia la emancipación política debía ser la creación de hombres, la formación de caracteres. Muchas veces preguntaba. Cuál es el único medio de que algún día se vean realizados nuestros ideales? siempre respondía. La educación, y sólo la educación!
gún nos cuenta don Ramón Zambrana en su Elogio de Don Pepe, y los ideales, para los cubanos de entonces, solían encubrir tácitas rebeldías políticas, en el lenguaje necesariamente impreciso de la colonia. Se refiere a Dn. Jose de la Luz y Caballero, el gran educador cubano, seP. BAKENCE Maria Izquierdo (Autorretrato. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica