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y dijo. 0:Cuando despertó ya el chancho hoceaba gantes y los cabellos revueltos caían sobre El médico contestó: ásperamente haciendo hoyos en el patio; la oscura cara laxa y desganada. Allá Uds. son unos brutos.
las gallinas hacían sus gárgaras de sol. Bueno, hay que darle a esta mujer el gallo tiraba su lazo sonoro y en la raY cuando salió, ella bajó los ojos fijány al muchacho. Ya te dije lo que debés ma seca de un árbol los zopilotes se calen darle.
dolos en la punta del pie. Con indiferencia taban con las alas abiertas en pose de águise fué levantando. El muchacho todavía so Sí, doctor, ya sé.
las de monedas.
ñaba. El hombre salió a la mañana y se El doctor no dijo nada; se lo quedó miSe estregó los ojos. Ni la mujer ni el iando con sospecha; ya sabía él ciertas coquedó abstraído contemplando el monte con muchacho se movían.
sas, ciertos gustos de esta gente tan pegala lengua amarga y el estómago ahilado.
De pronto las gallinas se asustaron en da al animal, tan pegada a la tierra; como los Bueno, comamos, pues.
plan aspavientista de solteronas. El perro terrones y las lombrices; estas gentes que no la mujer y él, cada uno dentro de sí se separó del fogón estirándose con tenían más ánimo que el usufructo elemental recordaban la confusa noche quebra tada, pereza y luego se fué a la puerta meneando de la vida. Familias cuyas mujeres salían los músculos gritones, la dosis exacta de servilmente la cola; alguien venía.
embarazadas cada diez meses y cuyos hijos aquellas mágicas pastillas que sin quitar la La sombra cenicienta entró prime: 0; se perdían entre las fiebres palúdicas y las fiebre exaltaban los deseos, la indolencia de luego entró la voz: gastroenteritis. Se morían y los enterraban quedar uno junto al otro, largo rato, larguísi Oye, vos. Pedro.
en cementerios improvisados, entre tablas mo rato con la conciencia en tensión entre el Al principio no lo conoció y se quedó de pochote y fiestas paisanas delirio, los escalofríos, el sueño y la vigilia.
callado, pero después dijo fingiendo un Ya ves lo que dice el doctor. musitó tanto: la mujer con una voz abollada.
MARIANO FIALLOS. Hola doctor. pase adelante.
El doctor pasó adelante capeándose las caricias del perro. El humo de su cigarriSimbad llo hizo su reconocimiento y las botas claveteadas dejaron huellas en el piso de tieFondo y gracia en los escritos de Que No matar. por guardar esto no comía, por ser Era un recién venido; tenía apenas dos vedo. Cómo mueve a sacar de ellos esta y matar la hambre comer. De mujeres. en cosas meses y según dijo el de la pulpería de la la otra página, son tántas. Espiguemos por que cuestan dinero, ya está dicho. No levantar comarca, venía a practicar aquí para su exa ahora en Los sueños, tomo primero, según falso testimonio.
men de doctorado. Era muy bueno porque la edición de La Lectura. Madrid, 1916. Aqui dijo un verdugo es el negocio, avaaplicaba la terapéutica oficial con dosis de brujerías. Hasta la vez no se había enre(En la Visita de los chistes. Leí con admiriento. Que, si confiesas haberle levantado, te dado con ninguna muchacha.
ración las cinco profecías de Pero Grullo, y escondenas, y si no, delante del juez te le levantarás a ti mismo. Bueno, carajo dijo como regañándole taba meditando en ellas, cuando por detrás me. Por qué tan tarde?
llamaron. Volvime y era un muerto muy lacio Enfadóse el avariento, y dijo. Es que anoche doctorcito me dió la ca y afligido, muy blanco vestido de blanco. Si no he de entrar, no gastemos tiempo.
lentura, Que hasta aquello rehusó de gastar. Con ver, a ver. Duélete de mí, y, si eres buen cristiano, sá: vencióse con su vida y fue llevado adonde meE hizo ese gesto que hacen los médi came de poder de los cuentos de los habladores recía.
cos universitarios aplicando lo que despre y de los ignorantes, que no me dejan descansar, cian, rodeandose del misterio con un rito y méteme donde quisieres.
de brujos, estirando la mano para pulsar, Hincóse de rodillas, y, despedazándose a bo Demos cuenta de este libro que acabamos de entornando los ojos, haciendo que ven el fetadas, lloraba como niño.
recibir: reloj. Ujummm. Ajá. Ajá. Bueno. Quién eres dije. que a tanta desventura Sí. Ajum. Um.
Walt Whitman, constructor para Améestás condenado. Bueno, pero no tenés nada Yo soy dijo un hombre muy viejo, a rica. Por Babette Deutsch. La traducción Si. ya me pasó.
quien levantan mil testimonios achacan mil del inglés muy buena la ha hecho Ro ¿Y qué sentís ahorita?
dolfo Usigli. Es de los preciosos libros de mentiras. Yo soy el otro, y me conocerás, pues Pues, así. como de goma la Editorial Seneca, en México, Var Ujum. Ajá. la Juana. el sabiendo cómo dar razón de sí, dicen: Como dijo no hay cosa que no la diga el otro. luego, en no sovia 35 Incluído está en los de la muchacho?
Colección Arbol. Pues ahí están dijo señalándolos con el Otro. Yo no he dicho nada ni despego la boca.
la cabeza mientras se rascaba por debajo.
En latin me llaman Quidam, y por esos libros Precio del ejempla: en dólares: 80.
del sobaco.
me hallarás abultando renglones y llenando cláu Examinémoslo: En la página nos hallamos Bueno ¿pero no te has tomado la qui sulas. quiero, por amor de Dios, que vayas al con el famoso soneto de Rubén Darío: nina que te dí?
otro mundo y digas cómo has visto al Otro en El Pedro no contestó nada. Bajó un blanco y que no tiene nada escrito y que no dice WALT WHITMAN poco la vista escabullendo la interroga nada ni lo ha de decir ni lo ha dicho, y que desción.
miente desde aquí a cuantos le citan y achacan En su país de hierro vive el gran viejo. ver, dáme el frasquito, quiero ver. lo que no saben, pues soy autor de los idiotas bello como un patriarca, sereno y santo. Si es que.
y el texto de los ignorantes. has de advertir Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo, El visitante escudriño en medio de que en los chismes me llaman Cierta persona; en algo que impera y vence con noble encanto.
aquella semioscuridad.
los enredos, No sé quién; en las cátedras, Cierto. Dónde lo tenés?
autor, y todo lo Soy el desdichado Otro. Haz esto Su alma, del infinito parece espejo, El hombre se fué al lecho y debajo del sácame de tanta desventura miseria, en sus cansados ojos dignos del manto calzón almohadero extrajo el frasco de pasy con arpa labrada de un roble añejo, tillas. El doctor las tomó y contra la luz de En la misina obra, en El sueño de las como un profeta nuevo canta su canto.
la mañana hizo el cálculo en alta voz.
Calaveras. Diez centígramos. veinte. treinta.
Sacerdote que alienta soplo divino, Llegó tras ellos un avariento a la puerta y Al diablo. No has toma do todos los días?
anuncia en el futuro tiempo mejor.
El hombre bajó los los ojos y un poco fue preguntado que quería, diciéndole que los Dice al águila. Vuela. Boga! al marino, confuso balbuceo: Sí, doctor.
preceptos guardaban aquella puerta de quien no los había guardado, y él dijo que en cosas de Bueno. Bueno. vos has tomado no Trabaja! al robusto trabajador más que un poquito; no has tomado la guardar era imposible que hubiese pecado. Leyó ¡Así va ese poeta por el camino cantidad que te dije. Ai se van a joder. el primero: Amar a Dios sobre todas las cosas. con su soberbio rostro de emperador!
La mujer se dió vuelta haciendo crugir el y dijo que él sólo aguardaba a tenerlas todas varamen y se incorporó con sorpresa. Al fro para amar a Dios sobre ellas. No jurar. dijo En la página damos con esta declatarse los párpados salieron a flor de ojos los que, aun jurando falsamente, siempre había sido ración ejemplar, y que la lean con proturbios recuerdos de una noche tumbada de por muy grande interés, y que así no había sido vecho mujeres de nuestra América, tan fiebres y de mosquitos. El hombre la queen vano. Guardar las fiestas. éstas y aún los sin devociones, sustentos y sostenes así: dó viendo con reproche y complicidad. La días de trabajo, guardaba y escondía. Honrar sucia manta se enredaba en las piernas col padre y madre. siempre les quité el sombrero. Pasa a la pág. 269. y a Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica