154 REPERTORIO AMERICANO El romance de la hermanita muerta (En el Rep. Amer. No hubo en todas las ciudades, ni en historias ni leyendas, una estampa de inocencia como mi hermanita buena.
La dulzura de su gracia hilo doce primaveras en la rueca de la vida, con hilachitas de seda.
En el campo de sus manos se abrían las azucenas, y en el río de sus ojos se bañaban las estrellas.
Cuando se quedó dormida, dijo el sacerdote poeta que en la nube de sus hombros se escondían alas bellas. bajaron de los barcos los marinos, para verla: estaba dentro la caja como una rosa de cera.
Toda la canción del puerto se enmudeció junto a ella: blancos, negros, amarillos. guardaron la misma pena.
Mi padre estaba sellado en una angustia de piedra: en vano imploré doliosa, para mi herida una venda.
La noche venía entrando con una negrura inmensa, y se troncharon mis sienes sobre el pecho de la abuela. soñé que la miraba tendida sobre la arena, cansada de haber saltado quince veces a la cuerda. viento la cobijaba con una manta de fiesta, ensayando notas vagas en su cabellera suelta. se mecían sus brazos queriendo asir las palmeras, y en el campo de sus manos reventaban azucenas.
Ella estaba engalanada con una alegría nueva: en el río de sus ojos se agrupaban las estrellas.
La llamé para que fuéramos en una lancha de pesca, a robarnos el tesoro de la tarde marinera. la ví venir corriendo como siempre en la vereda, con el delantal cargado de manzanas y de almendras.
La pletórica Aurora con sus ojos de meteoro y sus inflamadas plumas extendidas, salta a espaldas de mi ligero flotante velero cuando trémula la estrella matutina riela.
Como en el pico de un risco en la montaña, que un temblor mece y bambolea, una águila podría bajar y un momento posar a la luz de sus alas doradas. cuando Ocaso exhale desde el fondo de su lecho, sus anhelos de sosiego y de amor, y el vespertino palio carmesí desciende, desde arriba de la inmensidad del cielo, con alas plegadas yo reposo en mi etéreo nido, quieta como paloma empollando.
La esférica virgen de argentado fuego plena, que los mortales llaman Lupa, se desliza luciente sobre mi velludo pavimento por las brisas de medianoche esparcido; y donde quiera el batir de sus invisibles piesque sólo los angeles oyenpodrán romper la débil trama del toldo de mi tienda; detrás de ella las estrellas atisban y fisgan, y yo río al verlas girar y escapar, como enjambre de áureas abejas, al ensanchar la rasgadura de mi techo de aire labrado, hasta que calmos ríos, lagos y males, cual listones de cielo caídos desde arriba sobre mí, cada uno queda solado de Luna y de ellas.
Ciño de ardiente zona el trono del Sol, y la Luna de cinturón de perlas.
Los volcanes quedan opacos y las estrellas vacilan y flotan, cuando el remolino despliega mi bandera.
De un cabo al otro tomando forma de puente, sobre el torrentoso mar, a prueba de rayos solares, cuelgo como un techolas montañas sus columnas son el arco triunfal dentro del cual marcho, con huracán, fuego y nieve, cuando las potencias del aire se encadenan a mi carro, es el arco de millares de colores.
Arriba el ígneo globo sus tenues matices teje, mientras abajo la húmeda tierra riendo va.
Soy hija de la tierra y del agua, y la niña de teta del cielo; paso por entre poros de riberas y océanos; cambio pero no puedo morir.
Porque después de la lluvia sin ninguna mancha queda desnudo el pabellón del cielo, y los vientos y rayos solares con sus convexos fulgores, refuerzan el domo azul de aire; y yo silenciosa río frente a mi propio cenotafio, y fuera de las cavernas de lluvias, como el niño en la matriz, como el fantasma de las tumbas, surjo y me formo otra vez.
Ah cuando el soplo del alba desbarató mi quimera.
Ah cómo me eché de nuevo sobre el pecho de la abuela.
ALICIA PRADO SACASA León de Nicaragua, febrero, 1942.
Poesía inglesa Versión al castellano y envío de Pío BOLAÑOS (En el Rep. Amer. La nube (De Percy Bishe Shelley)
San José de Costa Rica, a diarzo de 1942.
Ante Aram (De Rupert Brooke)
Traigo frescas aguas para las sedientas flores, de los ríos y los mares; brindo leves sombras a las hojas entregadas a sus ensueños de mediodía.
De mis alas se desprende el rocío que despierta cada uno de sus tiernos capullos, al descansar meciéndose en los regazos de su madre, mientras ella danza alrededor del Sol.
Empuño el ramal del azote del granizo, y blanqueo abajo las verdes praderas, y luego otra vez lo disuelvo en lluvias, y río tronando al pasar.
Cierno la nieve bajo las montañas, y sus elevados pinos gimen espantados; y toda la noche mi almohada es blanca, mientras duermo en brazos de la ráfaga.
Sublime en las torres de mi regia morada, relampagueante mi piloto vela.
En honda caverna yace aprisionado el trueno, que convulso forcejea y gruñe.
Por tierras y piélagos con gentil impulso este piloto guiándome va, atraído por el amor del Genio que lo mueve, desde el fondo del purpurino mar.
Sobre arroyuelos y riscos y collados, sobre lagos y planicies, doquiera se encamine sobre montes y corrientes, el Espíritu que ama permanece; en tanto yo calentada al sol en el cielo azul sonrío, mientras va disolviéndose en lluvias.
Arrodillase ante tu urna, adorador ignorado, cantando raros himnos, dolientes letanías, fúnebres endechas, plegarias de aromática mirra. Oh! Diosa, a tu trono de lágrimas y hondos débiles suspiros, fatigados al fin llegan hasta ti los pies errantes, y los vacíos corazones cansados de mundana vanidad.
Qué apacible este intenso silencio para el caminante sordo por el bramido del viento en cielo abierto!
Después del cruel picante beso del agua salobre, dulce es el pálido vino del Leteo entre sus copas!
Hacia ti llego también yo, fatigado, errabundo, a oír de la urna los pavorosos gritos lejanos, y el perverso murmullo de veloz y lóbrego zumbar de horridas alas. Yo el más humilde de tus adoradores, con la débil esperanza de ver las cenagosas tinieblas agitadas; y, desgarrando, forjar entre sus quietos misterios, un rostro de labios de tiernas lilas otoñales, y voz más dulce que lejana queja de violines, o el suave lamento de un ojiazul tañedor de laúd. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica