REPERTORIO AMERICANO 355 En estos dias de noviembre, el 19, celebra Chile el primer centenario de la fundación de su famosa Universidad mayor. Al Rep. Amer. no se le puede pasar por alto esta fecha gloriosa. La conmemoramos en la forma sencilla que en este número de advierte. ello nos obliga haber hecho nuestros estudios universitarios en el Pedagógico de Santiago, y el querer y honrar a Chile como si fuéramos hijos suyos.
La cultura superior de Chile, en algunos ángulos se ha proyectado a Costa Rica, ha dado aqui sus frutos. la generosidad de Chile, y su progreso, muchos americanos del Sur deben La educación universitario con que sirven y honran a sus patrias. En espíritu, se siente, pues, la presencia de Chile en América. En gran parte es el fruto de su acreditada Universidad.
Pero digamos luego que a este homenaje también nos obliga la simpatia y la gratitud que le tenemos a don Joaquín Larrain, Encargado de Negocios de Chile en Costa Rica, amigo excelente y uno de los protectores del Rep. Amer. Cuántas sugestiones (es su modo de colaborar) le debemos al Sr. LaTrain en estas labores periodísticas, cuánta ayuda nos ha dispensado (las suscripciones que a esta revista ha tomado el Gobierno de Chile, a los cuidados del Sr. Larrain se deben. No sabemos de chileno más preocupado y perseverante en lo de la honra, la gloria y el buen nombre de su Chile amado, que el Sr.
Larrain.
Por lo mismo, nada nos place más en esta ocasión que trascribir (hacerlo público. y suscribir, el testimonio cabal que hace como un año del Sr. Larrain nos dió, en carta privada, la insigne amiga Gabriela Mistral. Como que es de justicia reproducirlo, por venir de quien viene y por tratarse de don Joaquín Larrain. Dice asi: Nuestro Ministro en San José es un hombre bueno por excelencia, y sencillo y noblote: un chileno ciejo metido en cuerpo joven. No es nada común entre los ejemplares diplomáticos ese hombre de arriba y que parece pueblo genuino y dulce.
en este país que lo diga y se le dará un buen destino. Su patria debe ser preferida a todo; y él digno de ocupar un puesto muy importante en ella. Yo conozco la supericridad de este caraqueño contemporáneo mío; fue ini maestro cuando teníamos la misma edad; y yo le amata con respeto. Su esquivez nos ha tenido separados en cierto modo y por lo mismo deseo reconciliarme: es decir ganarlo para Colorabia.
Era tarde ya: pesar de mis esfuerzos, contesta en agosto Fernández Madrid, se nos fue el señor Bello a Chile.
Este fracaso que alejó de nosotros ai eminente civilizador, ha provocado las más simples la.
mentaciones. Por qué Bolívar no lo llamó antes. Pérdida irreparable para Venezuela!
etc. El Libertador no lo llamó antes, sencillamente porque no tenía nada que cirecerle; su propio regreso a la Gran Colombia había sido motivado por una disención escandalosa que amenazó destruirla, y desde entonces cada día aumentaba la instabilidad de la situación. Los pocos espíritus superiores que pensaban en la Patria por encima de intereses y de pasiones personales se hallaban acaparados por un expedienteo de urgencia para detener el derrumbe inminen.
te de la grandiosa creación bolivariana. Hubiera sido una irrisión por parte del Libertador ofrecer a Bello lo que en aquellas condiciones no podía lograr para sí mismo: la atención respetuosa de la nación, una tre.
gua en los rencores de partido; condiciones indispensables para emprender con fruto cualquiera obra de reconstrucción. Si además de esas causas hubo tras de índole personal, ni añaden nada a aquella situación irremediable, ni es posible juzgarlas puesto que apenas pueden suponerse.
Fe, valor, constancia, y el ideal ambicioso y desinteresado. Tales fueron las virtudes que hicieron posible la Emancipación. si insistimos antes en destacar esas mismas caracteristicas en la vida de Bello, no es simplemente por rendirle homenaje. Nos interesa, sobre todo, señalar el sentido que tiene su pensamiento, como el de Sarmiento y el de los otros civilizadores del Continente, dentro del cuadro general de la historia americana: la continuidad ideal y práctica entre la obra de los Libertadores y la de los que dirigieron después la reorganización republicana de estos países. Según Sarmiento y Alberdi, el trabajo de reorganización social y política no podía realizarse sino al amparo del elemento extranjero; según lo dicho por García Calderón, sería sólo factible por medio de la coacción per ma Europa. hecha esa salvedad, muy bien sonal de la cual obtienen estas naciones sus con podría decirse: si la América conociera la trasdiciones primordiales de vida: la estabilidad y cendencia de los trabajos de Bello tan bien como la continuidad.
recuerda las hazañas de Necochea o de Negro La obra de Bello es un mentís para ambas Primero, aquella controversia parecería ridícuia.
afirmaciones: es esencialmente americana, por Porque en realidad tal discusión podría redusu carácter y por sus propósitos; y por otra cirse a esta dudal irritante: si los hechos de gauchos parte, es en Chile, la verdadera obra perduray llaneros no fueron en realidad superioble y de orden: la obra aceptada libremente res al ideal reflexivo de los que prepararon y por la sociedad y que se limita, plena de sen dirigieron la magna empresa y a la capacidad tido político, a sacar a luz y organizar alredede los que la continuaron en el pensamiento y dor de un propósito superior, las posibilidades en la lucha cívica.
latentes en el seno de esa misma sociedad. La genuina continuación de nuestra epopeNi se diga que el ejemplo no puede extenya es la arrebatiña sangrienta hacia la cual nos derse a toda la sociología hispanoamericana, conduio el caudillismo degenerado; o debe conporque Chile disfrutó en aquellos años de una siderarse preferentemente en la historia de América un lazo de filiación entre el pensamiento de situación política excepcional. Ya hemos visto como también en la Argentina la reorganizalos Libertadores y la obra organizadora y culción moral y política de la República fue obra tural de un Sarmiento y de un Bello! He aqui americana, dirigida por los mismos argentinos, los dos conceptos que pueden oponerse en el esy el entusiasmo patriótico con que acometió la tudio de la sociologia hispanoamericana, para nación el trabajo colectivo que le pedían Aljuzgar de sus problemas pasados y presentes.
berdi y Sarmiento fue un glorioso mentis Y, parece mentira, sólo se ha tenido en cuenta pesimismo teórico de éstos.
la interpretación más bochornosa. Nos atreveríamos a decir que ni siquiera se ha enunciado Todavía se discute si la América hispana la otra. Acaso en nuestros propios días no hay estaba madura para la emancipación y si los sociólogos americanos que consideran a gauacontecimientos políticos no se anticiparon en aquella época a la evolución social que debía psicología y símbolos de nuestra historia?
chos y llaneros como representativos de nuestra servirles de base. Recordemos, desde luego, El aporte de Bello al Derecho Civil amerique no es sensato juzgar de la oportunidad del cano, al Derecho Internacional y al propio idiomovimiento emancipador y de su legitimidad ma que nos había dado la Madre Partia, podría según el estado de la cultura popular, que a la ser una respuesta sin réplicas a tantas simplisazón tampoco tenía nada floreciente en la miscidades corruptoras. Si la mayor parte de las naciones americanas puede presentar a un ame ricano como eje moral de su reorganización republicana, la capacidad social de estas naciones queda fuera de duda; cualesquiera que sean los infortunios que sugieran dudas en contrario, por haber retardado esa reorganización en otros países.
La estatua del sabio venezolano al frente de la Universidad de Santiago puede ser el argumento más legítimo de un bien entendido nacionalismo hispanoamericano. Es un simbolo que basta para la consagración y la tutela de la emancipación del Continente.
Beba cervera SELECTA De malta y lúpulo. es. Con ALEJANDRO MANCO CAMPOS EN LIMA, PERU, Santa Catalina 632, consigue Usted la suscrición a este Semanario Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica