REPERTORIO AMERICANO Rubén Darío y la cultura de Nicaragua Por EDELBERTO TORRES (Es un recorte. Envío del autor. De Elite. Managua, febrero de 1941. InRubén Dacia Desde que en virtud de las leyes que presiden el curso de la historia, es decir, el curso de la vida de los pueblos, nació Rubén Dario en Nicaragua, de cuyos jugos telúricos se fermó la envoltura biológica en que se manifestó su genio, quedó ella con la gloriosa y grave responsabilidad de depositaria del patrimonio de poesía que legara.
Nicaragua, pues, dió ser al genio, y es relación moral que crearon la geografía y la raza, se traduce hoy en el deber de glorificarlo, probando así que es dignamente la patria de Rubén Darío.
Como Homero para Grecia, como Cervantes para España, como el Dante para Italia y Shakespeare para Inglaterra, Rubén Darío es para América y en particular para Nicaragua, el genio tutelar, el patrono de su cultura.
Cultura es la interpretación de la naturaleza y de la vida y su aplicación en usos, COStumbres y técnicas. esa interpretación se hace con claves diversas: la devoción dia. el amor a la belleza (Grecia. la relación causal de los fenómenos (Europa moderna) para humanizar la existencia con las flores del arte, el perfume de la religión y las creaciones de la ciencia.
Rubén Darío trajo un mensaje de belleza a nuestros pueblos; su poesía es nuestra sagrada escritura, y en ella y con ella debemos edificar nuestra cultura, que como la de Jonia homérica, tendrá la belleza como piedra angular.
Un pueblo de poetas? No, un pueblo en que el buen gusto sea el denominador común de todos; lo que no impedirá, como no lo impidió en los pueblos que tuvieron las rapsodias homéricas por base de su educación, que la industria florezca y el comercio se expanda y las virtudes cívicas sustenten la ley y la libertad.
Pero sea como fuere, la verdad es que con Rubén Darío, Nicaragua entró en la corriente de la cultura universal y que por él puede contestar presente cuando se pasa lista los pueblos que han dado algún aporte a la cultura de la raza.
Rubén Darío orece el doble carácter de los genios innovadores y creadores. Estos aparecen en la raíz de las culturas para presidir su desarrollo; aquéllos, los innovadores, en las crisis, para reavivarlas. Dentro de la evolución de la lengua española, Darío es un genio innovador, pero es un genio creador para la incipiente cultura nuestra. La independencia del pensamiento americano empezó con él, cincuenta años después que con Bolívar se inició la independencia política. Son los dos genios tutelares de América, cuyos manes velarán a la entrada del templo de la futura civilización americana.
Genio creador, máxime para el solar nativo, que no empieza sino ahora, a aprovechar el baño solar de su fecundante poesía. Pero aunque se trate de un genio que en Nicaragua advino como un in promptu de la Naturaleza, alguna solución de continuidad existe entre el y la generación literaria que le precedió inmediatamente y que ya era adulta cuando él elevó sus primeros cantos en el bosque nativo.
Cuando Rubén Darío fué saludado como el poeta niño. las letras tenían en Nicaragua trabajadores concienzudos, aunque en ninguno apuntara el genio. Ricardo Contreras ejercia la docencia humanística, Enrique Guzmán y Mariano Barreto mantenían una estricta Cic tadura gramatical, necesaria entre los follones del idioma; Tomás Ayón y Dolores Gámez, con la vocación de Herodoto, reconstruían el pasado histórico nacional; Pedro Ortiz, Carlos Selva y Anselmo Rivas, elevaban el periodismo a su alto ministerio de director de la opinión pública; Modesto Barrios ponía la nota de la elocuencia, y la poesia lírica tenía en Cesáreo Salinas y Antonino Aragón iniciados puros.
Ya en 1885, año de la muerte de Victor Hugo, el César del romanticismo, Rubén es el primer poeta de Nicaragua; lo testimonia su vasto poema Victor Hugo y la funba, en que se encuentran las primeras audacias metafóricas. Por entonces eran ya nacidos los escritores que habían de recibir la influencia de Derio: Santiago Argüello, de Dios Vanegas, Luis Debayle, Antonio Medrano, Manuel Maldonado, Román y José María Mayorga Rivas y otros.
La primera influencia que ejerce Dario en los muchachos de aquel momento, es de emulación, y puedo asegurar que desde entonces no hay en Nicaragua adolescente dotado de inquietud intelectual que no quiera traducir en versos sus anhelos. Entonces empieza también el crédito de los nicaragüenses como bien amados de las musas, sobre todo de la dulce Euterpe.
La geneación que sigue nace enteramente bajo el signo de Rubén. Azul ha recorrido la América y servido a todas las ansias líricas como copa rebosante de exquisito hidromiel; Prosas Profanas ha sellado el triunfo definitivo del modernismo, de que Darío es el maestro reconocido. Los nuevos poetas oyen sus cantos como signos de iniciación en la nueva estética, y así tocan su lira o flauta o modesto caramillo, cada cual según los dones del deus que le acompaña: Salvador Sacasa, Alberto Ortiz, José Olivares, Luis y Eduardo Avilés Ramírez, Ramón Sáenz Morales, Salomón Ibarra, Lino Argüello (que alguna vez manifesto, no obstante, que no era Darío su guía. Alfonso Cortés, el príncipe de ese grupo, Octavio Rivas Ortiz y Juan Ramón Avilés (el de la prosa poemática, según dijo EI. La breve extensión de este trabajo no permite pormenorizar para señalar el hilo aquí, el matiz allá, el destello en éste, el lampo en aquél, como huellas de las lecturas o intentos de imitación, hechas a pesar de la solemne admonición del maestro haciendo suyas las palabras de Wagner: sobre todo no imitar a nadie y mucho menos a mí.
Mas si es cierto que para escribir como Darío es preciso ser Dario, es inevitable la absorción subconsciente de sus modos de reducir a música verbal la belleza intuída; pero no poseyendo el numen que creó el estupendo dialogo de Los Centauros, nuestros poetas hacían garrulerías, que no lirismo, y extraviados por el afán de imitar, la belleza del paisaje ambiental fué despreciada (excepto en Sáenz Morales) para cantar exotismos ridículos. En este sentido la influencia de Darío bien puede decirse que fué negativa, pero no es culpa suya, pues el cantó al Momotombo, el trópico, la casa solariega, las mujeres de su tierra, la unión centroamericana y gentes y cosas de América. Virtud de su genio fué rebasar los limites del suelo y la historia de América y cantar cosas de Francia como un francés y motivos griegos como lo hubiera hecho un iniciado en Eleusis, y decir de España versos de exultación como no lo hizo nunca un español.
Los poemas y libros que Dario consagró a hombres y mujeres de Nicaragua, es otro elabón que lo vincula a nuestra sangre y espíritu. Son serenatas de los días juveniles, páginas de albums, versos ocasionales dedicatorias de agradecimiento. El poeta tenía un don de gratitud excelso que lo hacía devolver ciento por uno. Los favorecidos por esos líricos homenajes mantienen el culto de la admiración y con legítimo orgullo y noble solicitud conservan los originales.
En las multitudes adolescentes y en las masas populares Rubén actúa como proveedor de goce poético con la Sonatina, Marcha Triunfal, El Negro Ali, La Cabeza del Rawi, Los motivos del Lobo, Caso y algunos poemas más, que gustan por el asunto y sobre todo por la virtud musical.
II Confesemos con pesar que las anteriores afirmaciones no dicen mucho en cuanto a relaciones de Rubén Darío y la cultura de Nicaragua. Esas relaciones hay que crearlas mediante una sistemática y fervorosa politica cultural, que sature el alma nacional de la poesía de Dario. Entonces quedarian echados los cimientos de una cultura propia, cimientos estéticos para una cultura en que la belleza sea la tónica, como en la cultura griega y en el renacimiento italiano, en que la prosperidad material no es una contradicción sino un elemento armónico del cultivo artístico. ante todo llevemos a Dario a la escuela, que sea allí el numen, para que luego sea el dios lar del hogar nicaragüense (después lo será y ojalá pronto, del hogar centroamericano. Que su efigie exorne el aula, la página y la biblioteca, que sus períodos y versos imbuyan de armonía el alma infantil, pues el alma educada al influjo del ritmo es buena. Verdad, divino Platón? Verdad, celeste Sócrates. Llevemos a Rubén a la conciencia popular en ediciones selectas y gratuitas o a precios infimos. Ediciones que recojan lo más comprensible dentro de lo más bello, sobre todo los motivos centroamericanos. Emoción de sor.
presa será para el que cree que Rubén es un poeta sin contactos regionales, encontrar el poema que canta nuestros ideales, nuestras bellezas naturales, nuestras mujeres, y con la fra Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica