IndividualismJoaquín García Monge

Repertorio Americano Tomo XXXIX CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1942 Sábado 19 de Diciembre Año XXIII No. 952 No. 24 25 años de la muerte de Rodo Sarmiento en Costa Rica El duende y el jorobadito Canciones Ocaso del latinismo Soliloquio de las once. Por la lluvia de abril Individualismo vs. masa Para un brindis de Nochebuena Poesía Sumario: José Pereira Rodríguez Simbad José Enrique Rodó Luces de Bengala en Navidad Lilia Ramos Rómulo Tovar Lo que no acepto ni recomiendo es su método Ricardo Jiménez Mercedes Maiti Tempestad en una saliva Alejandro Bermúdez, hijo Salomón de la Selva Buscando tu saliva Antonio Gamero Manuel Crespo Lorenzo Vives Lorenzo Vives Fro. Villalobos Rojas Román Jugo Pequeña oda a tu saliva. Saliva para una tempestad Alberto Ordóñez Argüello Luis Morales INDICE del tomo XXXIX Autores y asuntos 25 años de la muerte de Rodó 15 de Julio de 1871 19 de Mayo de 1917 (De la revista Murdo Uruguayo Montevideo, abril 30 del 42. Envio del autor)
que da Hoy se cumple el vigésimoquinto aniversario de la muerte de nuestro gran Rodó. Había arribado a Palermo, el de abril, procedente del Hotel Santa Lucía de Nápoles, después de ver son sus propias palabras el paisaje de más pura y armoniosa belleza que puedan componer en consorcio la tierra el agua. Apuntaba la primavera en la gracia de las flores y en el dorado color de los crepúsculos. El Maestro se alojó en el Hotel des Palmes y en la habitación 215 ba al jardín de donde en estado casi agónico, en la mañana del 30 de abril, lo llevaron a morir al Hospital San Saverio. Falleció al día siguiente, a la hora 10. Era el 10 de mayo de 1917.
Días antes se había detenido a meditar ante altar de la muerte la tumba de Leopordi acaso porque ya anidaba en él, un desiderio di morir.
Rodó pareció a la buena gente que se le acercó y le prodigo cuidados en aquellos tristes días, un hombre aunque amable, misántropo. Sufría, evidentemente, atroces torturas. La camarera pudo decir, según el veraz testimonio de Julián Nogueira, que el señor Rodó se quejaba de fuertes dolores, retorciéndando gritos. De este modo, el fuerte cantor de la esperanza y del optimismo, murió en impresionante soledad aislamiento, lejos del terruño, bajo el cielo siciliano, en una luminosa mañana azul.
Cuando llegó la noticia telegráfica, mezclada a los informativos de la pasada Gran Guerra, un estupor embargó a las multitudes jóvenes de América.
Trajeron, más tarde, los restos mortales al seno de la Patria. Montevideo vivió horas de emoción inolvidables. Hubo discursos memorables, América lloró la pérdida de su guía ejemplar. Después. otra vez el injusto silencio, aunque por sobre el correr del tiempo y la indiferencia de los hombres, la preclara ensefianza del Maestro continúa su vuelo alciónico.
món profético y se actualiza en este momento tremendo del mundo en que parecen vacilar, como en el verso magnífico, los símbolos ilustres sobre sus pedestales.
No ha transcurrido un año todavía. en setiembre 1941, el Congreso de Estudiantes Universitarios, reunido en Santiago de Chile con asistencia de más de seis mil miembros, acordó dar a Rodó el nombre de Maestro de las juventudes del Continente.
En estos días, allá en la lejana Costa Rica, un preclaro escritor, don Joaquín García Monge, consagra a la memoria de Rodó, el tomo.
XXXIX (1942) de su difundido y prestigioso Repertorio Americano, recordando que, en setiembre de 1907. bajo el ala transparente e irisada de su geniecillo bondadoso y encantador. inició la publicación de Ariel libro mágico. según la expresión de Ramiro de Maeztu, En la Patria todavía está por erigirse, cn Montevideo, el monumento que esculpira Belloni; y aun no han podido publicarse las Obras Completas del Maestro. Entretanto, para honor suyo, la Comisión Municipal de Cultura de Montevideo en ocasión de este vigésimoquinto aniversario, convoca a los escritores nacionales para preparar un Ideario de Rodó, que ha de permitir, en for.
ma breve subtanciosa, ahondar en el pensamiento de quien, vencedor del olvido y de la muerte, sigue siendo el conductor espiritual de la juventud americana.
Lentamente y, a pesar de las diatribas y de las discusiones bizantinas, la enseñanza de Rodó adquiere su exacto perfil y evidencia su de.
recho a perdurar en la sucesión del tiempo, porque a pesar de las pasiones que inspira la incomprensión, Rodó fué el mentor y el guía avizorante desde las más altas atalayas de esta América india. No predicó el odio destructor, ni exaltó las agresividades irreflexivas. Mantuvo, por sobre la mala intención de quienes lo negaron, la sonrisa comprensiva de quien perdona a los que no saben lo que hacen. En un ambiente de agresividad, supo enseñar y practicar la tolerancia respetuosa, sin complicidades. Donde el respeto a dose y eagere José Enrique Rodó una. tenemos los americanos latinos ona berencia de raza, gran tradición étnica que mantener, un vínculo sagrado que nos une a inmortales páginas de la bistoria, confiando a nuestro honor su continuación en lo futuro. sólo la voluntad que realiza el bien es sólido fundamento de gloria: sólo de la inteligencia, y nunca de la fuerza brutal, irradía luz y vida; sólo los hombres que han sido virtud, carácter, inteligencia, merecen el homenaje de los pueblos y el recuerdo de la posteridad. 0No queda séquito, o queda muy limitado, para el espíritu de libertad y selección, que afirma y niega, obra y se abstiene, con racional medida de cada una de sus determinaciones.
Pese a los roedores de su gloria, Rodó vive en el corazón generosa de la juventud. Su docencia magistral adquiere, ahora, perfiles de serPero aún queda para Bolívar lidiar por América, que es más sa patria que Colonibia. Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica