HitlerNazism

188 REPERTORIO AMERICANO DedamePadua JUMO 리리 COMPRE SUS MUEBLES EN LA Muebleria EL HOGAR, Situada 200 vrs, al Este de la Iglesia del Carmen.
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JUUUUJJJJJJJJJJJJJJJJJJcud Los países democráticos se hallan en una posición espléndida para organizarse para un rápido trabajo de ayuda, tan pronto como se haga la paz. Estoy absolutamente seguro de que semejante tarea la podremos hacer, y de que la haremos bien. Pero, debemos de empezar a vislumbrar un futuro más lejano cimentar nuestros planes sobre algo más que bases temporales. trajes, alimentos y viviendas enseguida que termine la guerra.
Sin embargo, no se han hecho arreglos definitivos entre los Estados Unidos y América Latina, acerca de los problemas de las materias primas en el mundo, de manera que se obtenga una paz justa. Algo se ha iniciado en lo que se refiere a la conferencia internacional del trigo que se celebró el pasado mes de julio, en Washington. No se ha firmado nada todavía pero es evidente que los Estados Unidos, Argentina, Canadá y Australia, así como la Gran Bretaña, están tratando de lo concerniente a la constitución de un Granero Siempre Normal Mundial, con cuotas de exportación y precios estabilizados, de manera que ello facilite la tarea de productores y consumidores.
En algunos aspectos, el problema del algodón es semejante al problema mundial del trigo, pero no se han hecho tantos progresos para ordenar el mercado del algodón, como se han hecho en lo referente al trigo.
Enormes excedentes de algodón y de trigo se hallan almacenados en los países exportadores, esperando ser utilizados así que los países devastados tengan, de nuevo, oportunidad de servirse de ellos. En los Estados Unidos hay almacenada una provisión de algodón suficiente para llenar las necesidades normales de Europa durante un año. En cuanto al trigo, los Estados Unidos tenían el primero de julio un saldo igual a casi el cuádruplo de lo que tenían del 1920 al 1930 y es evidente que el próximo de julio el saldo será alrededor del séptuplo de lo normal en 1920. En el Canadá, la situación es análoga, mientras en la Argentina y Australia se esperan grandes excedentes para un futuro próximo. Cuatro grandes naciones exportadoras del mundo tienen ahora un billón más de bushels de trigo de lo que tenían de 1920 a 1925; aproximadamente el doble del trigo que se giró en el comercio mundial en los años anteriores a la declaración de la guerra. Hay trigo suficiente para alimentar a toda la población de la Europa continental por casi un año, o para cubrir las de mandas de importación del Continente por casi tres años.
Cuando la dominación Nazi termine en los países de ultramar a ella sometidos, la primera y más urgente necesidad será la de proporcionar alimento a la población exhausta y desnutrida. Para tal propósito será enormemente útil la acumulación actual de reservas de trigo y la creciente producción de otros alimentos en que ahora se hallan afanados los agricultores. Lo sensible es que no existe medio práctico para entregar esos alimentos a los pueblos que los necesitan, ahora, sin prestar con eso ayuda a los Nazis y, por lo tanto, retrasar el día de la verdadera liberación de dichos pueblos del yugo Nazi.
Además de alimento, las regiones devastadas tendrán urgente necesidad de otros materiales y equipos para contribuir a su reconstrucción. Casas, fábricas, edificios gubernativos, escuelas, iglesias, caminos, ferrovías, puentes: todo eso ha sido destruído en gran escala. En la tremenda tarea de reconstrucción que habrá de emprenderse, los Estados Unidos y los demás países del Hemisferio Occidental csempenala un papel vital. Mientras Tanto, así la estrategia como la humanidad serán servidas si aprovechamos cada oportunidad para hacer entender a los pueblos de los países ocupados que intentamos estar tras ellos, ayudándolos en sus esfuerzos por recuperarse de nuevo. Eso les dará algo a que agarrarse durante los meses o años de miseria y, a su vez, acelerará el colapso de los Nazis y la emancipación del mundo.
eficazmente a reducir la afluencia de mercancías de un país a otro. Sin una reserva de oro adecuada y sin habilidad para obtener la clase de crédito que pueda ser utilizado para pagar las importaciones, un pais se ve grandemente constreñido en su conducta ante el comercio exterior y, para prevenir la depreciación de la moneda en el mercado exterior y el menoscabo de su crédito, se ve obligado a adoptar una política comercial no liberal y a establecer graves restricciones sobre sus importaciones. Con una reserva de oro mayor, los países serán capaces de seguir, más eficazmente, una política de cambio exterior estable y prácticas comerciales liberales.
Si logramos una paz verdadera, estamos segu.
ros de ver a todo el mundo dentro de pocos años, operando a un nivel mucho más alto de producción que antes, lo cual, desde luego, significa un mayor mercado mundial para las materias primas.
Dada una paz justa y verdadera, este proyecto de aumentar el mercado mundial se realizará con toda certeza, ya que se basa en una creciente industrialización en todas partes. El proceso de industrialización es el medio de alcanzar un nivel de vida más alto. En todas partes hay poblaciones que necesitan aumentar la proporción de gente ocupada en la industria, y reducir el número de gente ocupada en la producción de productos agrícolas. Incluso en los Estados Unidos, existen muchas zonas en donde queremos ver, tan pronto como sea posible, una alza en el grado de industrialización.
Grupos que son ahora solamente en un 40 por ciento industriales, podrían, en el trascurso de los próximos diez años, llegar a ser industrializados en un 50 por ciento. Análogamente, hay muchos pueblos en el sur de Europa, en América Latina y en los países del Pacífico en donde esta clase de cambio sería de enorme valor desde el punto de vista de alzar su nivel de vida. Cada unidad de ganancia en el nivel de vida per capita que un aumento en la industrialización significara en los Estados Unidos, significaría, proporcionalmente, una ganancia mucho mayor en los países donde acaba de iniciarse la industrialización. Uno de los más difíciles problemas que tenemos que afrontar es la neecsidad de ayudar a numerosos países a que evolucionen hacia una creciente industrialización, sin alentarlos a que acudan a altas tarifas para realizar tal fin.
Afortunadamente, en muchos casos, el bajo nivel de industrialización no es un resultado de circunstancias irremediables, sino consecuencia de la escasez de capital y de la ausencia de técnicos apropiados.
Mediante un esfuerzo inteligente, sería posible ayudar a dichos países a conseguir ambos. Semejante aumento en la industrialización asegurará a los países productores de materias primas, que cambiarán su producción actual por oro, un mercado permanente para sus materias primas durante un largo futuro.
Un programa como el aquí esbozado podría realizarse con la colaboración de Inglaterra y Queda ahora en claro que, para cuando termine la guerra, las naciones que no pertenecen al Eje, tendrán una mayor producción de materias primas, mayor producción de productos manufacturados y mayor número de trabajadores especializados que en cualquier época de su historia. Es posible que cerca de la mitad de sus productos vaya a manos de los gobiernos británico y norteamericano hasta que llegue el día en que Hitler sea derrotado. Pero, si estos dos clientes abandonaran súbitamente el mercado, la quiebra sería general. los hombres de negocios lo saben muy bien.
Nosotros, en las democracias, tenemos que empezar por darnos cuenta, en consecuencia, de que si podemos disponer de tremendas sumas de dinero para ganar la guerra, también podemos invertir la suma que sea necesaria para ganar la paz. Si tal necesidad se aceptara hoy, tanto en Inglaterra como aquí, estaríamos ya escribiendo desde ahora una de las más importantes partes de la paz. Ambas naciones podrían ya estar haciendo contratos con los productores de materias primas del mundo para disponer de sus mercancías durante la guer y por varios años después del armisticio, precios razonables, y así evitar la inflación.
Esto reduciría enormemente el costo de ganar la guerra y daría más garantías que cualquier otra acción en el sentido de que no se nos permitirá que los negocios se interrumpan y se arruinen después de que acabe la guerra. No habrá mejor uso para el oro de los Estados Unidos que emplearlo en compras de tal naturaleza.
Muchas de las mercancías compradas de tal manera, para ser entregadas después de la guerra, tendrán que ser vendidas a crédito por Inglaterra para la construcción de las naciones devastadas.
Así como los individuos, en los Estados Unidos y en Inglaterra se ven alentados a refor.
zar su capacidad adquisitiva, a través de bonos de defensa y otros medios, así los países productores de materias primas podrían, mediante un plan análogo, acumular poder adqui.
sitivo en la forma de oro; el oro podría ser usado en lo porvenir para comprar las mercancías terminadas de Europa y América. no sólo el oro que esos países obtendrían, haría posible para ellos comprar mercancías de Europa y América sino que podría ser también usado, en parte, para servir como fortalecimiento de sus monedas, y sistemas bancarios, y haría además posible relajar los absorbedores controles de cambio, las cuotas de importación y los balanceamientos que contribuyen tan Este documento es propiedad de la Biblioteca electrónica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica